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Llegamos a casa y como de costumbre mi mamá no se encuentra. Está trabajando, debe llegar como a las 11pm, por ahí.
Almorzamos y Beat decide quedarse conmigo toda la tarde, dice que quiere cuidarme. No sé qué haría sin ella, es tan cariñosa y linda conmigo.
Después del almuerzo empezamos a ver “Tres Metros Sobre el Cielo” en mi cuarto, echadas en mi cama. Es una película hermosa y nuestra favorita. A mitad de película me quedo dormida.
*-No pasará nada, te lo aseguro.-me dice Kayden, besándome el cuello. Le empujo e intento en vano alejarme de él.
-¡BASTA! No me toques, no quiero hacer esto contigo. No quiero embarazarme de ti. Kayden, para.-pero él no se detiene.
Me coge con una mano ambas muñecas y me las coloca encima de mi cabeza, y con la otra me coge la cara y empieza a besarme, NO QUIERO QUE ME BESES, muevo la cabeza de lado a lado…
-No, no, no…*
-Shai, Shai, vamos Shai,-alguien me sacude del hombro- despierta, solo es una pesadilla, solo es una pesadilla.-logro abrir los ojos y me encuentro a Beat con cara de asustada.- ¿Qué te pasó?
-No debí de haberlo hecho. No debí de haber tenido sexo con él. Hice mal y ahora estoy pagando las consecuencias.
-Vamos Shai, ya es muy tarde para lamentarte, y habla más bajo que tu mamá ya llegó.
-¿Hace cuánto más o menos?
-No sé, ¿5 minutos? Cariño, ya me voy.-me da un beso en la mejilla- Cuídate, ¿sí?-posa su palma en mi mejilla- Descansa bastante. Verdad, tienes que contarle a tu mamá. Te aseguro que ella te entenderá.
-Sí, sé que se lo tengo que decir. Pero todo esto se me hace tan difícil,-suelto un sollozo- no es fácil. Me vienen mareos, vómitos y todo lo que es comestible me da asco.
-Todo pasará, verás. Es solo por un tiempo. Ahora si me voy. Adiós, cariño.
-Adiós, Beat.
Apaga la luz principal de mi dormitorio y enciende la lámpara de mi velador. Sale del dormitorio, dejando la puerta cerrada. Me recuesto en la cama, apoyando mi cabeza en la almohada y me tapo con el cubrecama. Unas lágrimas empiezan a caer de mis ojos. Se lo tengo que decir, quiero decírselo peor no sé cómo. Me da miedo, simplemente me da miedo decírselo. No sé cómo se lo tomará. Pero me falta poco para averiguarlo.
Al rato entra mi mamá por la puerta.
-¿Shai, estas dormida?
-Aún no, mamá.-intento hablar lo más normal que puedo, para que no note que he estado llorando.
-¿Hija, tienes hambre?
-No, ya comí hace un rato, antes de que llegaras.
-Okay hija, hasta mañana.-se me acercó y me deposito un suave beso en la frente.
-Ma’…
-Dime.
-Nada, solo quería decirte que te quiero.-me esforcé bastante por hacer algo parecido a una sonrisa.
-Yo también, mi niña…