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Me levanté a las 3am, con ¿qué?, ¿angustia? Ya no podía más con esto, no podía guardarle más tiempo este secreto a mi mamá. Se lo tengo que contar, pero aún es muy temprano.

Cerré mis ojos de nuevo intentando retomar el sueño pero nada. Daba vueltas y vueltas y no podía conseguir pegar el ojo. Así estuve durante una hora más o menos. Hasta que a las 4 salí de la cama a buscar algo para tomar, moría de sed.

Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, me serví un poco de agua fría en un vaso. Caminé hasta la mesa de desayuno y tomé asiento, con mis rodillas pegadas a mi pecho. Todo estaba oscuro, no había prendido ninguna luz. Durante todo el rato me puse a pensar el por qué no le hice caso a Beat ese día de la fiesta. Si le hubiera creído, no estaría en esta situación. Fue la cosa más estúpida que hice. De aquí no tomaré alcohol y tampoco tendré sexo hasta que cumpla los 21, y eso.

Me duele mi cabeza y tengo muchas nauseas, todo esto es una mierda. De repente empiezo a llorar, lloro silenciosamente, tratando de hacer el menor ruido posible. Quiero tener a este niño.-coloco mi mano sobre mi vientre- Me gustaría que sea niña. No la quiero abortar. NO, no lo haré. Si la llego a tener tal vez podría darla en adopción, si es que sé que no podré criar lo. MIERDA-sigo llorando- todo esto es tan difícil.

De pronto aparece mi mamá en la cocina y tampoco enciende el interruptor. Se prepara una taza de café, intenta encontrar el azúcar pero no logra localizarlo. Se acerca al interruptor y enciende la luz.

-¡MIERDA! Shai… me pegaste un susto, ¿por qué no estas dur…-me mira y se me acerca rápidamente- mi amor, ¿por qué lloras?, ¿qué ha pasado?-me pregunta apoyando su palma en mi mejilla.

-Mamá,-sollozo- tengo que contarte algo pero, por favor, por favor, prométeme que no te enojarás.-le digo, derramando lágrima tras lágrima de mis ojos.

-Dime Shai de una vez que es lo que te ocurre.-me coge de ambos hombros.

Se lo tengo que decir, ahora o nunca.

-Mamá… estoy… estoy embarazada.-le digo entre sollozos y con un hilo de voz.

-¿¡Qué!?

-Que estoy embarazada mamá.-y rompo en llanto.

-Pero…-se le caen lágrimas de los ojos- ¿cómo?

-¿Sexo? Es la única forma mamá.

-Pero si tú aun eres una niña, eres mi dulce Shai. ¿Por qué? ¿Por qué no pensaste antes de hacer eso?-llora y se sienta en la silla a mi lado, apoyando su cabeza en el codo.

-Lo siento mamá,-me atoro con mis lágrimas- estaba ebria, no tenía noción de lo que estaba haciendo. Usamos protección, pero no sé qué paso.

-¿Por qué, dime? ¿A caso en el colegio no te han hablado sobre los peligros de tener sexo? ¿No te dijeron que podías quedar embarazada?

-Si mamá, pero yo… Yo lo amaba, e hice mal, lo sé.

-¿Quién es?-le miro confundida.

-Quién es, ¿quién?-le pregunto, secando me las lágrimas con el dorso de mi mano.

-¿Quién es el padre del niño?

-No,-muevo la cabeza de lado a lado, negando- no te lo diré.

-Shai, no hagas esto más difícil. ¡Dime de quién es!

-E…-trago saliva- Es de Kayden.-le observo mientras pronuncio el nombre y veo como ella cierra los ojos y frunce los labios.

-¿Él ya lo sabe?

-No, y no sé cómo decirle. Se me hace tan difícil. Mamá, él no es un buen chico, Beat me advirtió, pero le hice caso omiso, y mira como terminé. Embarazada de un chico de 17 años, que hasta ahorita no tiene futuro y lo único que hace es follarse a las chicas. Nunca cambiará,-las lágrimas vuelven a aparecer- y yo no quiero ese ejemplo de padre para mi hijo o hija.

Mi mamá me mira y se acerca lentamente hacia mí. Me abraza y yo dejo que todas las lágrimas caigan.-Mi niña, yo sé que esto es muy difícil para ti, pero tendrás que salir adelante. Te ayudaré, te apoyaré en lo que pueda.

-Necesitaba tanto escuchar eso de ti, tenía miedo mamá. Miedo de que me juzgaras, de que me dijeras que no me ibas a ayudar, miedo de que la única solución sea abortarlo…

-No, no, no,-me interrumpe mi mamá- no pienses en eso. No lo abortarás.

Nos quedamos así, abrazadas por un buen rato. Me sentía bien entre sus brazos, esto es lo que necesitaba, el apoyo de mi mamá.

-¿Cuánto tiempo tienes?-me dice con una voz dulce y colocando tras mi oreja un mechón de cabello.

-Cuatro semanas, más o menos.

-¿Puedo?-pregunta, poniendo su mano flotando sobre mi vientre.

-Ajam.-asiento con la cabeza y me muerdo el labio inferior.

Una vida complicadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora