María estaba entusiasmada a pesar del susto inicial. Esa criatura era fascinante. Esa forma de deslizarse, de volar, de alimentarse... ¡Nunca había visto nada igual! ¿Cuántas más existirían de esa especie?, ¿cuántos tipos de especies de criaturas de ese estilo habría? Sin duda, necesitaba saber más y más. Esa iba a ser su asignatura preferida.
—Muy bien, por hoy ya ha sido suficiente. Como es el primer día podéis hacer el trabajo en parejas.
En menos de dos segundos toda la clase ya estaba organizada, excepto María, quien, de nuevo, volvía a estar en el medio, pero claro ¿quién querría juntarse con alguien cuyos conocimientos sobre estas criaturas eran cero?
El profesor la miró negando con la cabeza, esa chica le estaba comenzando a causar dolores de cabeza. Soportarla todo el año no iba a ser un trabajo sencillo.
—Otra vez tú... Bueno, ponte con Bruno y Nathaniel.
María miró al profesor con una mezcla de ilusión por compartir tiempo con Bruno, y terror por estar junto a Nathaniel.
—Genial, nos toca la anormalidad —dijo Nate sin tratar de disimilar su disgusto—. Solo espero que no nos retrases —le advirtió.
La cara de Claudia estaba completamente iluminada. Conocía a su hermano a la perfección y sabía que no iba a tener la suficiente paciencia para ser amable con la anormalidad. Eso iba a ser realmente divertido, una pena perdérselo.
Nate, Bruno y María caminaron hasta las salas de estudio. Cada una estaba contaba con unas paredes blancas completamente insonorizadas que, además, impedían que desde el exterior se viese nada. María miró la sala detenidamente, ¡cómo les gustaba el minimalismo en ese lugar! Tan solo una mesa y tres sillas. Se quedo un segundo en silencio, ¡qué coincidencia que hubiese tres!
El único elemento que llamaba la atención en el lugar era un enorme cuadro con la cara de la directora. Mirases desde donde mirases parecía que sus ojos te estaban siguiendo. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la chica. ¿Por qué tenían ese tipo de cosas?, ¿era para crear un ambiente espeluznante?
Decidió que lo mejor era ponerse de espaldas al cuadro, pero entonces se percató de algo. Al igual que el profesor Quemada, la directora tenía un tatuaje de un animal en el cuello. Esta vez se trataba de un dragón.
—¿Te sientas de una vez? No tenemos todo el día —exclamó Nathaniel.
—Nate —le recriminó Bruno sin excesivas ganas.
—Sí, perdón. Estaba mirando el tatuaje. ¿Es alguna moda de aquí? El profesor también tenía uno —respondió María.
Nate rodó los ojos, eso ya era demasiado. Esa chica no sabía absolutamente nada de nada. ¿Es que no lo habían explicado nada en su casa? Hacer el trabajo con ella iba a ser un completo martirio.
—No estamos aquí para resolver tus dudas niña. Vamos a empezar de una vez —dijo cortante el chico de ojos verdes.
Bruno lo miró pidiéndole paciencia, pero sabía que ese no era un don del que Nate pudiese alardear.
—No son tatuajes, son conexiones —explicó el joven tratando de mediar entre los dos.
—¿Conexiones? —insistió María sin comprender a qué se refería.
Nate no aguantó más. Se levantó de la sala y se fue. No tenía tiempo como para perderlo en eso. Prefería hacer el trabajo por su cuenta o juntarse con las chicas. Si Bruno había decidido "ser amable" era cosa suya, pero él no iba a estar ni un segundo más allí. ¡Que perdida de tiempo tan absurda!
—Vaya, yo... no quería molestarle —se disculpó María.
—No te preocupes, Nate es así. No tiene mucha paciencia con las personas —dijo encogiéndose de hombros.
María aprovechó que al chico se le veía "amable" en ese momento y prosiguió con su tema.
—¿Me puedes explicar lo de las conexiones y el tatuaje?
Bruno arqueó una ceja. No solía ayudar así porque sí a la gente, pero había algo en ella que le removía por dentro.
—En tu último curso haces una prueba que consiste en escoger un animal de tu elemento, o en el caso de los Domadores del elemento que queramos. Una vez escogido no hay marcha atrás. Te encierran junto a él y debes lograr conectar con él —hizo una pausa—. Es una forma de someter a la criatura, pero no de una manera violenta. No sé explicarlo bien, una vez logres la conexión siempre estaréis unidos. Si estás en peligro él lo sabrá y vendrá en tu ayuda.
La boca de María se abrió tanto que casi hasta le dolía.
—Ya te lo explicarán con más detalle —dijo mientras sacaba papel y bolígrafo para empezar el ensayo.
—¡Es impresionante! ¿Tú ya sabes que criatura escogerás?, ¿será un dragón? —preguntó entusiasmada.
El joven se volvió hacia ella serio.
—Los dragones son las criaturas más peligrosas que existen. Es casi imposible conectar con ellos, es prácticamente un suicidio. Hace años que nadie los escoge.
La respuesta la decepcionó, aunque no se rindió y prosiguió con sus preguntas.
—Y ¿qué pasa si no logras la conexión?, ¿no te gradúas?
Bruno la miró incrédulo. Estaba claro que la pobre chica no tenía ni idea del tema. ¿De verdad que sus padres no la habían preparado antes de entrar al internado? Eso no tenía ningún sentido. La chica ya iba en desventaja con el resto como para encima mandarla ahí sin saber nada...
—Si no lo logras mueres. Y ahora vamos a empezar con el ensayo —sentenció el chico algo cortante.
Tenía cosas que hacer, y no quería pegarse toda la tarde explicándole cómo funcionaba esto. Esa no era tarea suya.
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Domadores | #1 | (En Amazon)
FantasyDesde tiempos inmemoriales, todos los chicos de entre 7 y 18 años con habilidades especiales son llamados a asistir al internado Morsteen, una institución seria y privilegiada que los forma según sus poderes para que sirvan al régimen el día de maña...