María caminaba emocionada hacia la sala de entrenamientos. Volvería a estar a solas con Bruno. Tendría la ocasión de conocerlo mejor y, quizás, romper esa barrera que pocas veces bajaba él.
Entró sin fijarse en nada, solo quería verlo ya. De pronto chocó con alguien.
Nate se giró bruscamente, ¿qué hacía la anormalidad ahí? Y sobre todo, ¿cómo podía ser tan torpe? Ella lo repasó con la mirada varias veces. No era Bruno. ¿Se había equivocado de sala? O peor aún, ¿Bruno no habría podido asistir y lo había mandado a él? No, no y no... Nathaniel no podía ser quien la ayudase. Ese chico no tenía paciencia con ella...
Se giró aterrada en busca de Bruno y entonces vio como él entraba a la sala junto a Nicole. Segundos después se incorporó Claudia.
María los miró a todos. No podía escapar, ¿le iban a hacer alguna especie de novatada?
—¿Y esta qué hace aquí? —preguntó seco Nate.
Esas palabras aliviaron a María. Al parecer él estaba tan confuso como ella. Todos miraban atentamente a Bruno. ¿Para qué les habría convocado?
—Os he reunido porque sois las únicas personas en las que puedo confiar.
El corazón de María comenzó a palpitar más rápido de lo que lo había hecho en toda su vida. ¡Confiaba en ella! ¡La había puesto al mismo nivel que a su grupito!
—Bueno, y tú eres nueva y tampoco conoces a nadie. Además eres muy torpe como para ser la traidora.
Eso había dolido. Un momento, ¿la traidora?
—¿De qué hablas? —preguntó Nicole.
Todos lo observaban sin entender nada.
—Tenemos infiltrados entre nuestras filas. No sé si son alumnos o profesores, pero hay que tener cuidado.
Nate se abrió paso hacia su amigo.
—Bruno, ¿qué estás diciendo? —preguntó serio.
—Los repudiados son mucho más numerosos de lo que imaginábamos y están derrotando a los Domadores. Ellos sospechan que desde el Morsteen alguien les está enviando información.
Todos se quedaron en silencio. La situación era grave. María miró hacia los lados, no quería interrumpir, pero ella no tenía ni idea de lo que estaban hablando y mucho menos de por qué ella estaba allí.
—Emm... Bueno, ¿qué son los repudiados?
Nate suspiró y negó con la cabeza. Esa chica era exasperante, había que explicarle todo.
—Son antiguos Domadores que utilizaron a sus criaturas en su propio beneficio. Se volvieron codiciosos y el consejo del Morsteen rompió la conexión con sus criaturas —le explicó Nicole.
—¿Cómo se rompe la conexión?
—Se mata a la criatura —respondió seco Nate—. Así que, ¿cómo un grupo de exDomadores sin criaturas está venciendo a nuestra élite?
—Algunos lograron escapar sin que se les rompiese la conexión. Además personas de otros grupos se están uniendo.
Nicole, Nate y Claudia empezaron a cuchichear entre ellos. María seguía mirando de un sitio a otro, ¿por qué la había llamado también a ella? ¿Qué pintaba ella en todo eso?
—Chicos, no tenemos tiempo. ¡Hay que hacer algo!
Todos se giraron hacia Bruno.
—¿Y ella por qué está aquí?
El tono de Claudia por primera vez no era burlón, era curioso.
—Por dos cuestiones. Uno, es nueva y demasiado desastre como para ser una infiltrada; dos, es una Ignis.
Todos abrieron los ojos sorprendidos excepto María que estaba ofendida por lo primero y no entendía que significaba lo segundo. ¿Sería algún tipo de insulto nuevo como el de anormalidad? Estaba algo cansada ya de eso.
Nate la miró fijamente. Esa niña no podía ser una Ignis... Tenía que comprobarlo. Alzó su mano derecha y le lanzó una bola de fuego. María abrió la boca aterrorizada, ¿se había vuelto loco?
—¡Nate! —gritó Bruno, quien ya no tenía tiempo para reaccionar.
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Domadores | #1 | (En Amazon)
FantasyDesde tiempos inmemoriales, todos los chicos de entre 7 y 18 años con habilidades especiales son llamados a asistir al internado Morsteen, una institución seria y privilegiada que los forma según sus poderes para que sirvan al régimen el día de maña...