Las mejores historias se escriben en la piel, es cierto, por eso cuando las recuerdas te tiembla el alma, o al menos a mí me pasa así.
Todas las historias nacen de algo y está nace de recuerdos; he omitido detalles a cerca de nosotros porque es imp...
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Recuerdo los primeros días..
Aquellos días en los que te veía sentado en tu mesa, poniendo atención a la clase, cruzando miradas de tanto en tanto, en los que te buscaba por tu nombre en la plataforma de la escuela cuando ni siquiera te conocía, tratando de averiguar quien eras, tratando de averiguar porque diablos quería conocerte y porque me entusiasmaba con la idea de mirar tus ojos cada que iba a clase.
Si, aun recuerdo esos primeros días, pero también recuerdo el último..
Aquel en el que frente a mi disfrutaba tu compañía, sentados en el suelo, compartiendo un abrazo, un momento en el que decidí guardar en mi memoria y en mi corazón a fuego su imagen, sin saber que no volvería a verlo.. no a él, no a la persona que amaba..
Y durante esos momentos a su lado, me embriague con solo verlo, guardando en mi memoria su rostro, su risa, sus ojos café delirantes, su sonrisa de lado, su nombre..
Él era alto, pero no demasiado, era la altura perfecta, lo suficientemente cerca del cielo y lo suficientemente cerca de mí..
Él era el tipo de persona que hace que tu corazón de un vuelco, que tu piel se ericé y tu cerebro deje de funcionar correctamente, de esas que quedan tatuadas en el alma hasta el fin de tus días...
