Capítulo 35

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A los pocos días me encontré demasiado sensible por todas las cosas que sucedieron en casa, con mis amigos y la escuela y dijiste que querías verme, pero como en el pasado siempre que te decía que estaba sensible te valió, creí que no te importaría.

Por lo que al día siguiente tu mensaje de ¿Estás en casa? lo creí una broma de mal gusto.

Pero en cuanto llego el mensaje de "Estoy abajo" me asomé a la ventana y estabas caminando hacia mi edificio, con un chaleco café, unos jeans negros, tenis blancos y tus lentes puestos

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Pero en cuanto llego el mensaje de "Estoy abajo" me asomé a la ventana y estabas caminando hacia mi edificio, con un chaleco café, unos jeans negros, tenis blancos y tus lentes puestos. Me despegué de la ventana con una interrogante en el rostro, por lo que me volví a asomar para verte recargarte en el bocho rojo que esta casi bajo mi ventana. 

Aún confundida por eso, agarré mi suéter, mis llaves y dinero y bajé contigo, me abrazaste e involuntariamente cerré los ojos... había deseado tantas veces un abrazo más... 

Caminamos hacia la tienda, platicando un poco sobre tus materias, sobre el porque ahora usabas lentes y que tan pesadas estaban tus materias ahora, y me explicabas al respecto mientras yo comía una paleta de hielo evitando hablar a toda costa, disfrutando el momento, aunque muy dentro supiera que seguramente era una visita rápida. 

Y así llegamos al final del estacionamiento, te recargaste en un auto y yo solo te miraba de frente, agachando la mirada a veces. Y entonces preguntaste que como seguía, por lo que de pronto comenzamos a platicar por partes mi situación, debatiendo cada tema paso a paso, y de pronto los papeles habían cambiado, nos sentamos en la banqueta y me comenzaste a platicar todo acerca de tu novia, de lo que había hecho contigo, de como te habías sentido con ella, de que te sentías traicionado, incluso lloraste conmigo, lo que me hizo sentir un poco mal, puesto que realmente no tenía ni idea de que te hubieras quedado ahí por capricho más que por amor, y realmente no sentía que fuera un karma justo hasta que nombraste la infidelidad de su parte y volviste a mencionarme que sabías que era por todo el daño que me habías causado

- ¿Enserio te lastimé tanto? - me preguntaste 

- Si, pero eso ya quedó en el pasado - contesté, fijando mi mirada en la noche 

- Enserio, perdóname - me dijiste, y te levantaste y volviste a recargarte en el auto

- Enserio ya te dije que te perdono - te repetí quedándome sentada mirando hacia tu dirección 

- Es que no entiendo, te hice daño, ¿Porqué me hablas? ¿Cómo es que puedes mirarme? ¿Porqué nunca me dijiste oye, chinga tu madre? 

- Porque tú no me hiciste nada - dije.- Tú decidiste lo que creíste mejor para tu felicidad, y yo asumí que me querías y por eso lo sufrí, yo decidí sufrirlo y eso fue lo que me llevo a mi casi autodestrucción. 

Recuerdos de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora