Capítulo 25

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Todo comenzó con un beso lento 

Tus manos recorrieron mi cuerpo lentamente, cariñosamente.. 

- ¿Puedo quitarte el vestido? - me preguntaste con una mirada traviesa en tu rostro. 

- Tanto que me costo ponérmelo, para que me lo quites - me quejé, pero tu sonrisa me hizo sonreír y accedí a tu petición. 

Comenzaste a besarme de nuevo y fuiste bajaste tus manos hacia mis piernas y conforme ibas subiendo tus caricias, tomaste el vestido entre tus manos y comenzaste a subirlo también. 

- Levanta los brazos - me dijiste en el momento en el que separaste tus labios de los míos, tenías una mirada profunda y con un significado desconocido para mi.

Obedecí y me deje llevar levantando los brazos de forma instintiva, mientras pasabas el vestido por mi cabeza para después colocarlo sobre la cama a un lado. Me miraste y volviste a besarme, intentando quitarme la ropa interior también, pero te detuve. 

- No - murmure contra tu boca 

- ¿Porqué? - me besaste otra vez manteniendo tus manos en mi cadera impidiendo que hablara y procediendo con tus acciones. 

- No estas en las mismas condiciones - te mire y sonreí, por lo que detuviste tus movimientos y sonreíste con una mirada traviesa. 

- Ayúdame - me soltaste apareciendo de nuevo aquella mirada misteriosa y embriagante, pero ahora tus dedos comenzaron a desabotonar tu camisa. Levanté las manos para ayudarte, acariciando el borde de tu camisa, pero los nervios me traicionaron y comencé a temblar impidiéndome desabotonarte. 

- Estas nerviosa, peque - me miraste sonriendo travieso y continuaste desabotonando tu camisa. 

- Si - confesé mirando hacia el ultimo botón que acababa de ceder bajo tus dedos. 

- ¿Por qué? - me preguntaste mientras yo continuaba sentada mirando tu torso 

- Porque te quiero - dije y acaricié tu barbilla, bajando mis manos por tu cuello, tu pecho apenas saliente de entre las solapas de tu camisa y tu abdomen, haciendo que inspiraras fuertemente. 

Tomaste mi rostro con tus manos y comenzaste a besarme con ternura, con cariño.  Es un tipo de beso del que no puedo hablar en voz alta, un beso que al imaginarlo se te pone la piel chinita y saca una sonrisa involuntaria, durante el cual te quitaste la camisa y tu siguiente movimiento fue intentar quitar mi ropa interior, pero yo aun no estaba lista para ceder y me incorporé separando mis labios de los tuyos. 

- Aún no- refute sonriendo 

Pero no me dejaste y me quitaste el brasier colocándolo encima del vestido; yo aún no me hacía a la idea de que estaba quedando totalmente expuesta a ti y durante ese momento de vacilación, terminaste quitándome las bragas ya sin ninguna objeción mía. Sin embargo eso no impidió que tomara el vestido y tapara mi cuerpo como un gesto instintivo a la inseguridad de que vieras mi cuerpo totalmente desnudo por primera vez. 

Me recosté mientras miraba como te terminabas de desvestir enfrente de mi; y mirarte desnudo no se me hizo extraño, incluyendo el hecho de que nunca apartaste la mirada de mi. 

En cuanto estuviste totalmente desnudo, subiste a la cama y me aprisionaste entre tu cuerpo y las cobijas, besándome de nueva cuenta de una forma totalmente cariñosa y haciendo que nuestra temperatura fuera subiendo de nivel. 

- ¿Y si cumplimos nuestra fantasía? - me preguntaste besando mi barbilla, mi esternón y mi cuello. 

- ¿Cuál de todas? - sonreí acariciando tu espalda sintiendo como se contraían tus músculos ante tus movimientos y mi contacto. 

Recuerdos de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora