CAPÍTULO IX

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Hermosa Ilusión

- Mami, ya me voy – el pequeño Iván se despidió de su madre, dándole un beso en la mejilla y una adorable sonrisa mañanera.

- Adiós, que te vaya bien – Yūri regreso el pequeño beso sobre la frente del niño. Después de varias semanas de descanso era tiempo de que Iván volviera a sus prácticas... y Yūri estaba contento, porque su hijo se encontraba entusiasmado de volver al hielo, pero solo había un inconveniente.

- Regresare en unos veinte minutos – Viktor aun no regresaba, no por completo. Había pedido un permiso hasta que Yūri estuviera más sano... y eso desde aquel día en que Viktor corto toda comunicación con Yuri Plisetsky.

Desde aquel día en que Viktor regreso en la madrugada varias cosas habían cambiado entre ellos y más en la actitud de Nikiforov hacia su familia. Es como si la poca razón de Viktor hubieran vuelto, aquella la cual quería llevar una vida lo menos escandalosa y perjudicial... pero, ¿acaso estaba bien aceptar de nuevo aquello?

Durante años Yūri vivió en carne propia la indiferencia de Viktor, las palabras de este diciéndole que no valía nada... y despreciándolo, por el simple hecho de unirse en matrimonio cuando ninguno de los dos lo había deseado, por lo menos Viktor no. El perdonar es algo bueno, pero si en este caso la persona que pide tu perdón no lo merece, ¿se lo darías y comenzarían de nuevo?... Yūri estaba confundido. Siempre había deseado atención de su marido, y ahora que la tenía no le agradaba... se sentía diferente a lo que pensó.

- Llegue – la puerta se abrió y la presencia de Viktor saco a Yūri de sus pensamientos.

- Me alegra – dijo entre sonrisa falsa, Viktor rápidamente lo noto... pero no le presto interés. Tan solo se recostó sobre el sillón, con dolor de cabeza por el fuerte tráfico de la ciudad su única acción fue poner su brazo sobre sus ojos para evitar que la luz le diera una jaqueca – ¿quieres una pastilla para el dolor? –

- Por favor – Yūri no lo pensó dos veces, dejo de recoger las cosas en el comedor y se dirigió hacia su habitación. Ruidos de cosas moviéndose y algo cayendo llamo la atención de Viktor, estaba a punto de pararse cuando vio salir a su esposo del cuarto, sonriendo.

- Tenía guardado unas pastillas que me dieron en una ida medica hace unos meses, pero no recordaba en donde había dejado mi botiquín – su cabeza estaba cubierta de polvo, al parecer cajas cayeron en su cabeza... y eran las del armario – aun no caducan y dice que son buenas previniendo las migrañas –

- Pensé que a los japoneses no les gustaba auto medicarse... y que hasta en una simple gripe iban al doctor – dijo Viktor serio.

- Bueno, vivir en país diferente durante cinco años hace que cambies la perspectiva de muchas cosas; además, recuerda que no podía salir sin permiso tuyo... eso aplica en los días que yo me enferme o Iván – la expresión de Viktor se volvió más seria – no te estoy reclamando nada, tan solo... creo que debo agradecerte un poco mi cambio –

- Me disculpo por eso – Viktor no estaba dispuesto a pelear o molestarse por un comentario que, si era verdad después de todo. Tan solo se tragó sus palabras – pero ahora seré un padre más atento con Iván. Y creo, que un marido también – finalizo.

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Las siguientes horas Yūri y Viktor limpiaron el departamento, comenzando con la sala y finalmente acabando con la habitación de ambos. Era un poco más complicado limpiar aquí, había muchos recuerdos de los campeonatos pasados de Viktor. Cajas y cajas de fotografías, que retomaban de la infancia de Viktor hasta su adultez.

Metamorfosis (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora