CAPÍTULO VIII

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Agonía en el cielo, felicidad en el infierno

El sol brillaba intensamente bajo el cielo nublado de la ciudad de San Petersburgo, el viento soplaba igual de frío que todos los días. Pero esa mañana Yuri Plisetsky la sentía diferente.

Sus bellos ojos verdosos se abrieron al sentir el viento tocando su rostro, había dormido con la ventana abierta... y el frío rápidamente pasó por los poros de la piel.

- Maldito frío – se quejaba Yuri. Estiro sus brazos y llenó sus pulmones con el frío aire, peino con suavidad su cabello rubio... mientras admiraba su rostro cansado, había dormido muy tarde y su cuerpo lo resentía.

Abrió la puerta de su armario, cambiando su sexy Baby Doll blanco por una chamarra gris y un pantalón azul. Hato su cabello en una coleta y salió de su habitación hacia la sala principal de aquella casa.

En el día el lugar estaba cerrada al exterior, nada más los clientes que quedaban dormidos al tener una noche de pasión con los chicos y chicas salían de ahí a muy tempranas horas. El desayuno ya estaba servido y sus compañeros esperándolo en el comedor.

- Vaya, vaya... el hada rusa se dignó en despertar – se burlaba Mila mientras masticaba un pedazo de pan recién horneado.

- Sera mejor que cierres la boca, sucia bruja de mierda – justo después del insulto una mano golpeo fuertemente la cabeza del rubio, era Lilia.

- Modera tu lengua, jovencito – dijo la mujer indicándole el asiento para que pudiera comer – esas palabras no deberían ir en el vocabulario de un doncel – dijo firme la mujer.

- En caso de que el doncel contara con familia de alcurnia, pero yo soy un prostituto –

- Sin importar su situación, un doncel es un doncel... recuerda eso, Yuratchka – con un bufido Yuri se sentó, odiaba con todo su ser discutir sobre eso con Lilia.

- Como diga – soportando las risas de Mila y los regaños constantes de Lilia, esa era la vida en los días de Yuri. Después se dedicaba a practicar su baile, aquel con el cual cautivaría a los varones más pervertidos y desagradables de todo San Petersburgo.

- Necesitas estirar mover más tu cuerpo, no solo bailar – aquella voz, era más molesta que la de Mila... o Lilia – vamos Yurio, solo imagina que estas en un espectáculo de ballet –

- No compares una bella danza de ballet con unos sucios pasos de pole dance, Chris – aquel rubio doncel de descendencia suiza era Christophe Giacometti, un trabajador más de Lilia y uno de los donceles más viejos en el Zamok Ice.

- Lo siento, ¿lastime tu orgullo o tus sentimientos? – sarcástico y cruel, su arma letal era la lujuria con la cual engatusaba a sus clientes para hacer que estos lo trataran como a un príncipe – tendremos que llamar al guapo Vitya para que te de tus besitos –

- Te lo advierto, Chris – Yuri bajo del tuvo, de manera amenazante se acercaba a Chris – si una palabra más sale de tus sucios labios... hare que Lilia te de una incapacidad, ya que tus clientes no querrán acercarse a un doncel con el rostro partido a la mitad –

- Tus amenazas no son más que puro resentimiento, gatito bonito –

- Como si me importara, zorra de cuarta –

- HEY, cálmense o tendré que llamar a Lilia – Mila se interpuso entre los dos donceles – Chris, deja de molestar a Yuri... ese es mi trabajo –

- En tus sueños, bruja –

- Y Yuri... debes aprender a lidiar con las personas, que Chris sea un idiota que no piensa más que en penes y sexo no quiere decir que no tenga sentimientos –

Metamorfosis (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora