CAPÍTULO XIV

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Quiebre total

La mañana era fría, ni el aire acondicionado podía remediar la temperatura del departamento. El joven Nikiforov aún dormía en su tibia cama llena de enormes cobijas muy abrigadoras.

De igual manera Viktor Nikiforov dormía plácidamente en la cama de su habitación... donde debería estar de igual manera su esposo, pero no se encontraba ahí. Yūri no había consiliando el sueño por lo ocurrido la noche anterior, se encontraba sereno viendo a la nada, inerte en su propio mundo... aún así, con una mano acariciaba el pelaje de Makkachin. Por acción propia tomo su celular e intentó llamar a aquel número que sabía no contestaría...

- ¡Hola, soy Phichit!... En estos momentos no puedo atenderte, lo siento... pero puedes dejar un mensaje después del tono y cuando pueda te atenderé con mucho gusto...

- Phichit... – comenzó a hablar con lentitud – t-tenías toda la razón. Viktor no es una buena persona, ni siquiera estoy seguro que sea un ser humano... – fue inevitable que comenzara a llorar, su alma era agobiada por una gran tristeza – Viktor fue capaz de violarme, me golpeo y yo luche... juro que lo hice... a-aún así, no pude evitar lo que me hizo... –

- *PIIIIIIIIT* – el sonido de la contestadora llena sonó. Yūri lloraba incontrolable, el dolor de haber sido penetrado con fuerza aún se sentía en su parte baja. Al ir al baño notó un sangrado en su parte trasera, de igual manera reviso la herida del puño de Viktor en su rostro. Tendría que usar maquillaje hasta que bajará la hinchazón.

La parte dolorosa de lo ocurrido; en si no era el sufrir físico, si no el hecho de soportar el teatro de la familia feliz aún sabiendo que tipo de bestia tenía al lado... y todo por Iván. Aunque una idea descabellada invadió la cabeza de Yūri, pensando detenidamente los pros y los contras de aquella idea absurda... tal vez tenía una posibilidad de ser feliz, tal vez podía serlo si se iba, llevándose a Iván.

- No... es estúpido – reflexiono nuevamente sacandose esa torería de la mente. Preparaba el desayuno que esa mañana alimentaria a su familia.

- Buenos días, mami – Iván radiaba alegría. Había terminado cansado del día anterior, tanto que lamentablemente no escucho la discusión ni las acciones de sus progenitores.

- Hola, mi amor – Yūri no pudo contenerse, abrazo a su hijo de manera amorosa. Protegería a su pequeño de cualquier cosa, el no debía enterarse de lo sucedido hace unas horas – te prepare unos ricos huevos revueltos con tocino y jamón – susurro al oído del infante.

- Mi pancita ya tiene ganas de saborear tu comida, mami – el pequeño Iván no se contuvo en darle besos a Yūri. Ambos se sentaron en la mesa uno frente al otro, compartiendo un desayuno encantador – la comida de mamá siempre es deliciosa, nunca me cansare de comerla –

- Algún día tendrás que crecer y yo no estaré ahí para cocinar, por ello tendrás que aprender o conseguir un doncel te haga de comer –

- NO... nunca me iré de tu lado, jamás me casare para no irme de casa y vivir por siempre juntó a ti – el pequeño Iván se escucho tan seguro, lo único que Yūri podía hacer era sonreír y no contradecir a su pequeño.

- Lo que tu digas, amor – pero en realidad Yūri deseo con todas sus fuerzas, que Iván creciera y él mismo se fuera de esa casa... así Viktor acabaría con ese matrimonio.

Porque Yūri era un cobarde, que a pesar de vivir en agonía usaba de pretexto a su pequeño... aunque este sufriera sin darse cuenta. Condenando a Iván a darse cuenta de la verdad en un futuro... si eso ocurría, ¿con quién se iría Iván?

Nunca lo había pensado tan seriamente. Si el niño se daba cuenta de la situación, si llegaba a separase de Viktor... ¿Iván se iría con él?

- Yūri, tengo hambre – tan inmerso en sus pensamientos y preocupaciones, jamás notó la presencia de Viktor en la mesa. El ruso desperto y sin mucho esfuerzo saludo a su esposo, ignorado en su totalidad sólo se sentó al lado de su hijo – deseo también un café muy cargado –

Metamorfosis (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora