CAPÍTULO VI

1.3K 164 35
                                    

Autodestrucción

- Buenos días, Viktor – Yūri saludaba a Viktor como cada mañana, durante las últimas dos semanas. Un desayuno delicioso lo recibía, una de las mejores vistas que podía tener era a Iván sonriendo cálidamente... primero a Yūri y luego a él.

- Preparaste carne, arroz y algo de huevo revuelto con salchichas... muy japonés en mi opinión – Viktor tomaba la silla, al sentarse acaricio la cabeza de Iván, quien estaba sentado justo al lado – ¿también vas a darme palillos? –

- Pensé que sería bueno variar las comidas – contesto Yūri sin perder su sonrisa – hoy deseo que Iván coma algo de mi país, esta bien que vivamos en Rusia... pero que yo sepa son el primer país en amar la comida japonesa. Creí eso también cuando fuiste a Japón – río al recordar aquellos lejanos, pero hermosos recuerdos – no dejabas de comer Katsudon –

- Carne de cerdo... era muy deliciosa su sabor, y su preparación era única – dijo Viktor – tu madre sabía lo que hacia, aún lo hace – el momento se tornó incómodo, Yūri no contesto y volvió a la cocina. En cambio Iván notó el cambio de sus padres, pero decidió no preguntar.

- ¿Algún día iremos a Japón para visitar a los abuelos? – mala pregunta, Yūri no tenía el valor de contestarla... pero Viktor era diferente.

- Tienes cinco años, muy pronto seis... eres pequeño y ni siquiera estas asistiendo a la primaria, aún – con dos dedos Viktor golpeó la frente de Iván, haciendo que este se sobara la parte afectada – crece más, termina la primaria y tal vez ahorraremos para ir con tus abuelos –

- OHHH, ¿en serio? – Iván estaba emocionado. Japón se le hacia un lugar bello en las fotografías que buscaba en internet, televisión, documentales y libros. El país del sol naciente, el país donde su madre nació y creció.

- Si, demuéstrame que tienes la inteligencia y capacidad de un Nikiforov – a Viktor le daba igual volver y ver a sus suegros de nuevo, al final... por culpa de ellos término casado con el Katsuki menor. Aún no los perdonaba por aquello.

- Lo haré, te lo juro – Iván término con lo que quedaba de arroz, bebió su vaso de rica leche y corrió hacia la cocina – mami... ya verás que iremos con mis abuelitos para que seas feliz – pobre e inocente criatura. Totalmente ajeno a los acontecimientos pasados de sus progenitores.

- No te presiones a ti mismo, amor – dijo Yūri – no necesitas demostrar lo mejor tan sólo por eso. Tu eres un niño sano y muy hermoso, demuéstrame que eres el mejor... pero si así tu lo deseas –

- Claro – Iván aún no comprendía los ánimos que Yūri le daba. Para el ser el mejor era ser como Viktor, llegar hasta el último aliento de sus pulmones para ser alguien reconocido y amado para su nación.

- La sangre Nikiforov es fuerte, los deseos también lo serán – Viktor no media sus palabras para lástimas a Yūri, esa imagen desolada y temerosa... como la amaba – tiene que esforzarse para llegar a ser el mejor... tu más que nadie lo sabe, Yūri –

- Si – recordaba las veces en que cayo en las presentaciones, en los esfuerzos dados desde muy joven para demostrar que como doncel podía dejar un lugar en el hielo... enorgullecer a Japón. Pero quedo como un patinador más en la historia, sin destacar más de lo necesario, dejando el patinaje para ser padre de familia y atender a su marido e hijo. Si, ese era ahora Yūri... un desastre – ¿quieres más de esta comida para llevar? –

Metamorfosis (FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora