Bitácora no-espacial (francés y otros círculos viciosos)
El sábado empecé un nuevo nivel de francés, debo decir y que estas clases son lo mejor de la semana, por muy pocas cosas sería capaz de cambiarlas. Al salir, mi papá fue a buscarme y de alguna manera, terminamos en El Hatillo -obviamente fue gracias a mi papá y a su carro, lo que no sé es como decidimos ir para allá-.
Tenía bastante tiempo sin visitar esa zona, me trajo muy buenos recuerdos. El centro comercial está afectado como todos, las tiendas cerradas o sin inventario, algunas escaleras mecánicas paradas y cosas así, pero pude notar que, a pesar de todo, no han salido tan perjudicados. También fui al cine y vi, al fin, Papita, Maní, Tostón y opino que, a pesar de ser la trama tan cliché la película es divertida y muy local, quizás un español la vea y le parezca aburrida porque no va a entender muchos chistes de la película.
No podría decidir cual fue mi parte favorita, pero me gustó mucho la última parte -la boda-, cuando Emilio Lovera hace de perrero, cuando el protagonista llama a su hermano para decirle que "el arrugadito no se para" y él responde que el abuelo está bien, cuando el protagonista consigue trabajo en una línea caliente para gays y luego en un restaurante de sushi con la chica el mesonero reconoce su voz, cuando lo meten preso y la clase de cómo ser Magallanero.
Debo felicitar a mi papá, porque por primera vez no se duerme en el cine, esta es una fecha memorable, mi papá pagó para ver la película y de verdad la vio. Merece un premio, y ese premio soy yo, no hay nada mejor que mi presencia. Otra película que quiero ver es Noé, no sé si ya he comentado que Emma Watson es uno de mis amores platónicos, pero si no lo sabían pues ya lo saben, por ella es que quiero ver esa película. También vi en el cine los cortos de una película francesa llamada El Amor Dura Dos Meses y me entraron muchas ganas de verla.
Por último, quiero comentar que una de las cosas que más disfruto, por muy aburrido que parezca, es ir de copiloto en el carro, con el aire al máximo y escuchando música. Para mi es muy relajante y ameno, lo disfruto mucho.
Hoy, el colegio estuvo igual que siempre; llegué, fuimos a educación física y no hicimos nada, vimos una película, recreo, examen de historia, notas de castellano, actividades en artística, almuerzo (no comí porque estaba inapetente y me sentía muy mal) y por último clase aburrida en la que nos preguntaron cosas sobre el sistema electoral (educación familiar), luego nos dejaron libres. Pero hoy hubo dos cosas que lo hicieron un poco más divertido, lo primero es que en artística me puse a ver un video de Avril Lavigne (el de Hello Kitty) y me di cuenta de lo sexy que es ella, está casi en sus treinta y sigue siendo tan juvenil y buceable...
Lo otro que pasó fue que vimos una película en vez de ver clases de religión y que no hicimos nada en educación física ni castellano, ni siquiera parecía lunes hasta que llegó la clase de familiar y nos dio una cachetada kamikaze que nos hizo reaccionar.
¡DESPIERTEN PERRAS, ES LUNES!
¡Zas!
¡NO SE DUERMAN QUE A PENAS EMPEZAMOS!
¡Zas, zas!
Y nosotras, todavía con caras de personajes de The Walking Dead y no, no me refiero a la gente que mata a los zombies -perdón si dije una burrada pero es que yo no veo esa serie-, nos vamos a dormir.
Acabo de escribir una incoherencia pero como me da fastidio editar se va a quedar así, porque ese es realmente mi estado natural; embobada con el gafo subido y diciendo tonterías sin sentido. No crean que yo soy así de analítica y coherente siempre, lo que pasa es que cuando escribo me enserio -casi siempre lo hago- y digo cosas propias de una persona con dos dedos de frente, pero normalmente hago cosas imbéciles. Una vez una amiga estaba contando un chiste que iba más o menos así:
-Estoy leyendo la Biblia.
-¿Si? Al final Jesús muere.
-¡No puede ser! No vale, te odio, ¿por qué me lo dijiste? Ahora no tiene sentido leerlo. Que ladilla eres vale.
A lo que yo respondí:
-¿Jesús no se moría al final del Antiguo Testamento?
Lo sé, soy muy caída de la de la mata. Una vez salí del colegio con mi mejor amiga y en el metro para irnos a mi casa, ella me dejó comprando los tickets, entonces después de hacer la cola por varios minutos llegué a la caseta y le di el dinero a la que atendía, ella se quedó callada y me di cuenta de que no le dije que tipo de ticket quería, entonces me puse a mirar hacia el cartel de arriba, donde aparecen el tipo y los precios. Parecía una tonta mirando hacia arriba sin saber qué decir mientras la muchacha esperaba fastidiada a que le dijera algo y la gente de la cola seguro estaba harta, pero yo no recordaba como se llamaba el tipo que quería comprar y no le quería decir cualquier cosa.
En eso llegó mi mejor amiga a salvarme, me quitó los billetes de las manos -pensé que se los había dado a la chica pero no era así- y le dijo a la muchacha:
-Dos simples por favor.
En eso salí de mi trance y la mujer nos entregó los tickets. En mi defensa debo decir que yo casi nunca uso el transporte público, pero fue muy extraño porque yo sabía lo que iba a decir pero al momento de pedirlos me quedé como en shock y me dio mucha pena, porque además soy muy tímida, pero es como un tipo raro de pena porque al llegar a un lugar donde no conozco a nadie generalmente estoy absorta y metida en mi mundo hasta que alguien me habla, ahí agarro confianza y soy una persona muy sociable y sale a relucir mi verdadero yo, pero me cuesta empezar una conversación. Eso me recuerda a una anécdota (parezco abuela) que contaré a continuación.
El primer nivel de mi curso de francés lo hacía todos los días en la mañana, en vacaciones. El primer día no hablé con nadie, absolutamente nadie y los días siguientes, les dirigía la palabra pero decía muy poco. El segundo nivel lo empecé varios meses después con un grupo totalmente diferente, pero me encontré el primer día con una compañera del nivel anterior. Ese día, salimos juntas al receso, compramos la comida juntas pero mientras comíamos se hizo muy incómodo porque ninguna de las dos dijo nada y lo peor es que el resto del grupo a parecían conocerse casi todos.
Después de comer sin cruzar palabras, ella regresó al salón y yo me quedé dando vueltas, fui al baño, vi tiendas -la academia está dentro de un centro comercial- y volví al lugar donde estábamos comiendo. La chica que yo conocía anteriormente estaba con el resto del grupo y al verme sola se compadecieron y me invitaron a sentarme con ellas, a partir de ahí nos tratamos y eso.
En el tercer nivel volví a cambiar de grupo y creo que en este me costó menos adaptarme porque había otras tres personas conocidas y porque la profesora hizo una dinámica y perdí un poco la pena gracias a eso. Este grupo es el mejor de los que he tenido y me gustaría quedarme con ellos hasta graduarme, a penas llegué me hicieron sentir bien, fueron agradables y son muy unidos y graciosos. Mis grupos anteriores no eran malos pero sentía que no encajaba muy bien, en el primero porque no tenía nadie que de verdad me cayera bien y en el segundo porque la mayoría eran chicas mayores que me hacían sentir un poco intimidada -excepto una que tiene un año más que yo y es muy chévere pero ya no es mi compañera- y siempre era como incómodo porque sus conversaciones eran bastante superficiales y banales.
Me acabo de percatar de lo largo que ha sido este apartado y de lo mucho que me he ido por las ramas, por eso dale a la estrellita para saber que mis imbecilidades las lee alguien, comenta algo pa ve ke lo ke y si no tienes este aborto de libro en tu biblioteca deberías añadirlo, así te ríes de mis mentepolladas y si lo haces con otra persona, pues es mucho mejor.
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Mi mente, mi desorden
RandomReflexiones, cuentos cortos, intentos de poesía, anécdotas y cosas que se me van ocurriendo. Un adefesio de una persona con un humor muy imbécil. Si abres este libro encontrarás a un político que no es corrupto, la inteligencia de Maduro, el himen d...