Porque eres mía. | Taylor Caniff. |

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— Nena, bebé, cariño, amor— Taylor susurra a mi oído, haciéndome despertar. Me giro hacia mi chico y sonrió al verlo a mi lado, con una de sus sonrisas malditamente encantadoras.
— Hey bebé. — saludó cuando me miró reír. Besó mis labios cortamente y luego se separó aún sonriendo. — ¿Cómo está mi ardiente novia? — una de sus manos comenzó a acariciar mi brazo, con delicadeza y suavidad.

— Muy bien ahora que despierto al lado de mi ardiente novio — respondí con certeza, mientras que me removía entre las sábanas, acercandome a él, un poco. El ríe y vuelve a besarme, esta vez con lentitud y necesidad.

Después de separarse de mí, me quedé completamente babeada, y él al parecer lo notó, porque seguía sonriendo como idiota. Ese tipo de besos siempre lograban distraerme, eran tan deliciosos que en realidad no alcanzaba a procesar el momento en que se separaba de mí.

— Malditos besos, Caniff. — me quejé relamiendo mis labios, mientras que él sonreía orgulloso. — Malditos deseos de más. — volví a quejarme mientras él ésta vez reía ante mí actitud. — Malditas caricias tuyas, joder — me senté en la cama cruzada de brazos. — Maldito seas el día en que te volviste una droga de la nunca tengo suficiente — suspiré, quitando algunos mechones de cabello que se encontraban en mi rostro, más como un estorbo que como algo bonito, a decir verdad. — Me encantas, maldición — Mordí mi labio inferior mirándolo. Hablaba en serio, pero al parecer lo único que causé en él fue diversión, ya que me miraba con una inmensa sonrisa en su rostro.

— ¿Te encanto? — me atrajo hasta él, haciéndome sentar sobre su regazo.

Yo asenti, aún mordiendo mí labio inferior. — Sí joder — hice una pausa mirándolo. — Me encantas — le robé un beso y luego recuperé mi postura nuevamente. Sus manos recorrieron toda mi cintura, en un vaivén, aprovechando también para jugar con el elástico del short que traía puesto, mientras que solo sonreía.

— Tu también me encantas — susurró mientras que sus manos, se abrían paso por el interior de mi blusa transparentosa. — ¿Sí? — pregunté mientras que mis manos se posicionaban en su pecho. Él asintió mientras que seguía con sus caricias guiadas por sus manos. — ¿Qué tanto, Caniff? — me incline para besar su mandíbula y luego su cuello. Lo sentí estremecerse bajo de mí.

— Demasiado. —murmuró mientras que ahora sus manos se posicionaban en la parte inferior de mis senos, sin hacer nada, solo se encontraban en ellos. Estaba retandome, me incitaba.

Sonreí para mis adentros y luego paré de besar su cuello, recuperando mí posición sobre él. — Tanto que daría todo por hacer que todo el mundo supiera que tú eres mía. Única y exclusivamente mía. — ahora él se reincorpora y se sienta, conmigo aún en sus piernas. — De echo, creo que si tú me dejaras, se cumpliría mí cometido — él sonríe y besa partes de mi cuello, con delicadeza. — Porque eres mía — mordió levemente mi cuello y yo pasé mis brazos por detrás de su cuello, inclinando mi cabeza hacia atrás.

Todo era así siempre.

Mí vida era una constante y maldita, pero encantadora burbuja sexual que tanto Taylor como yo, construimos cada que vez que uno de los dos desea al otro. Perfecto.

— Porque lo hace más divertido y excitante saber que cuando llego a casa, podré hacerte mía. Porque me estarás esperando a mí, solo a mí. Y porque yo soy el único que te conoce completa, entera, todos tus lunares y pecas, en sus lugares exactos. Porque saco tus lados más cursis, amorosos, cariñosos y de niña. Y porque también puedo sacar tu peor lado, tus pecados, porque aunque suene muy fuera de todo principio, y/o escrúpulo, sé como hacerte tocar el cielo, porque sé como hacer para arder en fuego, juntos. Y porque sé que todo eso lo obtengo yo y más nadie — sonrió. 

— Porque te pertenezco — fui yo la que habló ésta vez, mientras miraba como el chico lindo y amoroso que podría ser, se había tornado en uno más provocador, otro con deseos de mí.

Él sonrió y así como me sentó sobre él, terminó cargándome. — Ahora que ya sabes porqué me encantas — hizo una pausa para luego palmear mi trasero. — Tienes que resolver un gran problema que tu misma me has causado, cielo —besó mis labios y yo asenti mordiendo mi labio con "inocencia", sabiendo exactamente a que se refería. Tomandome con cautela, se aproximó hasta el cuarto de baño y al ya estar adentro, nos encerró.

Alguien tendría en definitiva una muy buena mañana.

↔ ↔ ↔

Comenzó a hacer calor aqui adentro😏😌🔥.

Disfruten linduras💥

— Con amor, Rosie✨.

[O.S corregido].

One Shoots ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora