Quiero que vuelva. | Aaron Carpenter. |

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— Hey boo, ¿lista para pasar un día con tu mejor amiga?

La voz de Mags, mi mejor amiga, hace eco en la habitación. Ella me mira y frunce el ceño.

— Hola Mags — respondo mientras como un poco de palomitas y me fijo más en la película que tenía puesta en la televisión.

— ¿Terminaste con Carpenter? Porque el rostro de enferma que tienes, no es normal. — Maggie, se sienta a mi lado y toma una puñado de palomitas, para luego comenzar a comerlas.

— No, no es eso — tomo el control de la televisión y bajo el volumen, para así poder hablar con ella tranquilamente.

— ¿Qué es entonces? — pregunta sacando sus zapatos y subiéndose completamente al colchón de mi cama.

Suspiró cortamente antes de comenzar a hablar;

— Aaron está de viaje. Por asuntos familiares — comienzo a contarle la historia mientras que jugaba con el bol de palomitas, que ya amenazaba con acabarse.

— Ese no es el motivo de tu tristeza, falta una gran parte en tu historia — murmura ella mientras alzaba una de sus cejas. Me conocía muy bien.

—Déjame adivinar, ¿han discutido? — cuestiona y yo asiento con cansancio. — Y claramente se ha ido sin hablarte.

Rodé los ojos. Odiaba que me conociera. — Pues, sí algo así. — acomodo mi cabello hacia un lado. — Pero no tiene importancia. Ya nos arreglaremos, supongo.

Murmuro encogiendome de hombros. La verdad es que muy en el fondo sabía que no sería así. Nos habíamos tratado muy feo. Pero, para aislar esa situación, decidí bajar por más palomitas.

— Buscarse más palomitas, puedes cambiar la película si lo prefieres. Ahora vuelvo.

Pero entonces, el agarre firme de Maggie, me detiene. La miro y esta niega.


— Tú quieres hablar de esto, Dianna — hace que me siente sobre la cama nuevamente y yo solo me limito a hacerlo.  — Las palomitas pueden esperar, yo no. — ríe cortamente.

— Discutimos muy feo, ya a esta altura no recuerdo porqué. Pero, todo llevó a la conclusión de que no deseaba verme en el aeropuerto. Ni siquiera durmió en nuestra casa la noche antes de su viaje.

Explica mientras me dejaba caer ligeramente sobre uno de las almohadas. Suspiré y negué. — Se portó como todo un idiota — comenté rodando los ojos. Aún me molestaba el hecho de que se haya portado así conmigo.

— Y el orgullo pudo más que ambos — añadió la pelirroja mientras que rodaba los ojos. — Es que son tan estúpidos, uhg.


— Ya lo comienzo a extrañar. Quiero que vuelva, Maggie — revelo repentinamente. Creo que no entendía mis constantes cambios de humor, y la comprendía a la perfección.

—Y tú en exceso, una bipolar — añade una vez más mientras se reía de mí. — Pero en fin, ya tengo la solución para ti — murmuró con exceso de confianza.

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