Perdón. | Hayes Grier. |

5.1K 202 13
                                    

— ¡Es un idiota! — Le di un portazo a la puerta de mí habitación, al entrar.

— Keylani, tienes que calmarte. — Mi mejor amiga, Isabella; habló después de entrar detrás de mi, a mí habitación.

— ¡¿Cómo quieres que me calme, joder?! — Volví a gritar mientras me quitaba las zapatillas que traía puestas. — ¡No puedo, Bella, no puedo! Lo siento pero no. — terminé de sacarme las zapatillas y salí de mí habitación, escaleras abajo.

Necesitaba un vaso de agua fría y una aspirina, ahora.

— ¡Pues calmandote! — Ésta vez, Bella había sido la del grito; me había seguido escaleras abajo.

— No puedo, ya dije que no. — Hablé antes de ingerir la aspirina y tomarme por completo el vaso de agua. — Joder, ¡Es Cameron! — Respiré pesadamente y en ese entonces, volvió a mí, el porqué me había enojado con Hayes, nuevamente.

— ¿Cómo se atreve a pensar que me acostaría con Cameron, Isabella? — Pregunté aún incrédula. Se había excedido del límite. Creí que casi dos años de relación definiría nuestro nivel de confianza.

Pero me equivoqué.

— No lo sé Key. — Soltó un suspiro de frustración a la vez que estruja sus ojos. — Ustedes. Esto. Todo esto. Siempre es lo mismo. Ya cansa, joder, cansa. — Revolvió con exageración su cabello negro y se cruzó de brazos, suspirando nuevamente.

Estaba preparada para hablar, pero el ruido de la puerta de la entrada principal azotándose y unas llaves sacudiéndose, me interrumpieron.

— Es Hayes. — Murmuró Isabella, mientras suspiraba pesadamente.

— Ya lo sé. — Contesté tratando de restarle importancia. Me importaba más un cero a la izquierda, que la presencia de Hayes aqui. Estaba cabreada, demasiado.

¿Cómo se atrevía a decirme que me había acostado con Cameron?

Me estaba tratando de fácil, ¿o qué?

Sus pisadas se fueron pronunciando cada vez más y más, hasta que lo vi asomarse por la entrada de la sala, de estar. Alzó una ceja y se acomodó antes de bajar el pequeño escalón que daba con la estancia.

— ¿Interrumpo algo? — Preguntó y con rapidez me adelanté a responder.

— Sí. — Contesté mirando un punto fijo en la pared.

— No. — Negó Isabella mientras se levantaba del sofá y arreglaba su chaqueta.

¿Qué cree que está haciendo?

— Bella, ¿Qué crees que haces? — Pregunté mirándola fijamente, sin emitir sonido alguno.

— Necesitas hablar con él. — Respondió ella muy calmada. — Anda no eches por la borda dos años de relación, por esta estupidez, Keylani. — Susurró por lo bajo y sonrió de lado.

— ¿Estás loca o qué? No pienso hablar con Hayes ahor... — Hice silencio cuando Hayes aclaró su garganta.

— Sí sabes que sigo aqui, ¿No? — Preguntó frunciendo el ceño mientras alternaba miradas conmigo y con Isabella que ya caminaba para salir.

— Los dejo.— Murmuró tomando el resto de sus cosas. — Adiós Key, adiós idiota. — Le dio un codazo leve a Hayes y desapareció sin dejar rastro.

Rodé los ojos. Seguía molesta, indignada. ¿Cómo diablos hablar con él si lo único de lo que tengo ganas es de golpearlo una y otra y otra y otra vez, por estar insinuando cosas donde no las hay, diganme, porque no sé. Cómo?

One Shoots ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora