— ¡¿Es muy difícil entenderlo?! — lo oigo gritar con desesperación.
Y sí, si era muy difícil entenderlo.
Lágrimas saladas, brotaban de mis ojos, una tras otra. Mi corazón estaba roto.
No intento responder a su cuestionamiento terriblemente lleno de desesperación, ya que si lo hacía, las posibilidades de que mi voz se quebrara eran altas. Y, lo menos que deseaba en este preciso momento era verme más débil frente a él.
No quería darle ese gusto. No quería que se percatara de lo mucho que me estaba afectando esto. Dolía como no tenía idea, pero no más, él no iba a salir de aqui con el sentimiento de haberme roto completamente.
— ¡No sabes cuanto te odio, Gilinsky! — exclamo con amargura brotando en cada una de las palabras que salían de mi boca.
Su expresión es seria. Ahora mismo el Jack del que me había enamorado se había ido. No lo reconocía. Se había convertido en lo que realmente era. Y eso abría en mí un hoyo de decepción.
— ¿Qué está pasando? — Hayes entra en la recamara. Me busca con la mirada y, por supuesto, me halla arrinconada en una de las esquinas de las cuatro paredes de la habitación que compartíamos.
De inmediato vuelve su mirada hacia el moreno y frunce el ceño. — ¿Qué les has hecho, Jack? — cuestiona Hayes, dirigiéndose a él.
El moreno exhala con pesadez. — Nada. Solo le he dicho lo que supone que ya sabría. La verdad — se encoje de hombros, sintiéndose ajeno a toda la situación.
— Ya no la amo. De hecho, nunca la amé como dije.
Las palabras que salen de su boca me hacen querer vomitar. Desgraciado hipócrita, siempre me miró como su juguete de fin de semana.
Hayes lo mira horrorizado, claramente tampoco reconocía quién le hablaba. Pero estaba bien, eso solo significaba que por fin la serpiente estaba mostrando su verdadera piel. El de tez clara y ojos bonitos me mira y yo niego; esta era mi pelea y no podía permitir que Hayes la terminara por mí.
— Necesito que te larges de aqui. — Me levanto amenazante hacia donde Jack se encontraba de pié. El dolor que sentía momentos atrás ahora se había convertido en odio, puro y venenoso. Lo detestaba.
— No te quiero ver más en mi vida — vuelvo a hablar esta vez muy cerca de él. — Vete con tu nuevo juguete, imbécil.
Escupo aquellas palabras frías y tajantes, ya no había espacio para marchar atrás. Él me mira de pies a cabeza y luego bufa.
— Como la princesita lo desee — responde con arrogancia y después abandona la habitación.
Miles de sentimientos se cruzan conmigo ahora mismo. Miles de recuerdos, miles de cosas. Quería llorar, gritar, de todo. Estaba en un vaivén de emociones que destrozaban de poquito a poquito mi corazón.
Yo lo amé, como a nadie. Traté de comprenderlo. Lo necesitaba, pero él mismo se encargó de transformar ese amor en odio, uno tóxico. Definitivamente lo odiaba.
Me dejé caer sobre el suelo, dejando que las lágrimas salieran en silencio por mi rostro. Yo ya no era su felicidad, de hecho, nunca lo fui. Y allí, vuelta mierda, lo desteste aún más.
Siento los brazos de Hayes rodearme, para así fundirnos en un abrazo, uno cálido, uno que intentaba transmitirme paz. Tomo la parte baja de su camisameta en un puño y me aferro a él con todas las fuerzas del mundo.
— Me usó y cuando obtuvo lo que quiso y se cansó, me destruyó.
Murmuré mientras secaba las lágrimas que caían por mi rostro. Todo estaba claro para mí. Desde un principio dudé de él, pero después se convirtió en mi pequeña felicidad andante.
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One Shoots ©.
FanfictionColección De One Shoots©. ↪ Brinda alegría a una persona a través de solo una pantalla, xox. ↩ Créditos de ésta maravillosa portada a la bellísima; @twfashe. Corran a seguirla, creanme que si necesitan una portada, ella les brindará portadas de otro...