Tú eres mi principal importancia. | Ethan Dolan. |

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— ¡Rapunzel, deja caer tu cabello!

El grito con aquella voz familiar proviene del jardín de mi casa. Me levanto con pereza mientras que soltaba algunas ligeras risas, se trataba de Ethan, mi novio. Siempre que decidía subir a mi habitación, por vías realmente extrañas, solía gritar lo mismo. Sus frases siempre terminaban sonando muy tiernas. Cuando estaba conmigo, se volvía un niño pequeño; cariñoso, adorable y en algunos casos, irritante.

Cuando ya me encuentro tocando el suelo de madera que cubre todo mi balcón, sonrío y me recargo sobre la baranda del mismo. Lo miro con diversión y este parece que volverá a gritar. De inmediato llevo mi índice a mis labios y murmuro un leve shhh.

— Mi mamá está dormida y claramente tú no deseas despertarla.

Susurré con diversión mientras negaba un par de veces. El castaño río por lo bajo y entonces comenzó a trepar el pequeño árbol que había mi jardín y que finalizaba al inicio del balcón de mi habitación.

Me mantuve mirándolo hasta que ejecutó el último paso para llegar a mi balcón con facilidad y después sonreí cuando lo tuve frente a mí. Estaba muy loco.

— ¿Vienes a secuestrarme? — cuestioné con diversión al mismo momento en que él me envolvía por completo con sus enormes y cálidos brazos.

Una ligera risita sale de sus labios y entonces niega un par de veces. — Te extrañe — respondió besando mi mejilla.

Entramos a mi habitación, entrelazados de la mano y después yo río por lo bajo. — Ethan, me viste hace cuatro horas.

Lo miro hacer un puchero algo adorable. — Cuatro horas son como una eternidad para mí, quería ver a mi dulce novia.

El castaño se dirige a mi cama y seguidamente, se sienta sobre ella. Recorre con su vista toda la habitación y después, con una sonrisa extiende su mano hasta mí. Yo la tomo y me acerco hasta él, sentándome, sobre su regazo, quedando frente a él.

— Eres un exagerado, ¿lo sabías? — cuestiono mientras rodaba mis ojos con entretenimiento. Mi chico me roba un beso y después niega. — No lo soy. — responde frunciendo el ceño y arrugando su nariz ligeramente.

Sus manos comienzan a subir y a bajar por mis brazos, tornando ese gesto en suaves caricias. Me sonríe y entonces suspira largamente antes de hablar. — Hoy hay una fiesta en casa de Sammy, bebé.

Negué antes de que siquiera formulara dicha pregunta. — No amor, hoy no — murmuré con lentitud y me bajé de su regazo, tomando posición ahora a su lado, sobre la cama. Él se quejó cuando abandoné sus piernas.

— Vamos preciosa, quiero ir contigo. — me abrazó por la cintura y besó mi cuello. — ¿Por favor? — cuestionó, dejando un beso en la comisura de mis labios.

— Ethan, suena increíble. Sabes que si quisiera, fuera contigo. Pero hoy no es el caso, tengo mucho por estudiar aún, amor — respondí mientras acariciaba su mejilla con ternura. Besé sus labios una vez más y me levanté en dirección al escritorio que poseía mi habitación.

Sobre este, habían un par de libros sobre la anatomía y fisiología humana, junto a algunos apuntes que yo había escrito en hojas blancas. Cursaba Medicina General, y estaba justamente finalizando el primer semestre. Claramente, se aproximaba el examen final y de este dependía mi calificación, junto a mi pase a los siguientes seis meses.

— Se trata de tu examen final, ¿no es así? — inquirió llegando a mi lado. Yo asenti y entonces lo miré revisar los libros que estaban sobre el escritorio, junto a algunos cuadernos y apuntes en pequeñas notas, que estaban marcadas con resaltadores.

— Sí amor. Es muy importante para mí. — respondí y me acerqué para depositar un beso en su hombro, mi chico sonrió y se giró, colocándose frente a mi.

Ethan tomó mí rostro entre sus manos y me besó con lentitud. Se separó de mi entonces suspiró. — Si es importante para ti, lo es para mí. No tienes porqué disculparte, te entiendo muy bien. — susurró cerca de mis labios, mientras sonreía.

eres mi principal importancia. Nadie más, solo tú.

»He aqui una de las razones más importantes del porqué lo amo.

— ¿Te sientes cómodo quedándote aqui? Es decir, ¿sin asistir a la fiesta? — lo cuestioné mientras lo miraba a los ojos. — Si quieres ir, ve. No tengo problema con eso, cariño — negué, sonriendole con calidez.

Él se apresuró en negar. — No amor. — habló con cierto tono de niño pequeño. — Yo quería ir con mi novia. Pero, aún así, estaré bien, no te preocupes. — repitió aún con aquel tono. Quería pellizcar sus mejillas.

Reí cortamente ante la actitud de mi novio y entonces me dispuse a hablar. — Querías ir conmigo. Eso significa, que sí quieres asistir a la fiesta — asiento mientras que lo miraba. — Tu novia no puede hoy, porque tiene que estudiar. — hago una pausa, pero de inmediato continúo. — Propongo entonces, que tú vayas. Sé que quieres ir, no voy a servir como una atadura.

— Eres más terca que una mula, mujer. — niega con rapidez. Yo río ante su comentario, me toma por ambos brazos y luego me lleva hasta la cama. Primero se sienta él sobre la misma y después yo sobre su regazo. Acomode ambas piernas a cada lado y coloqué mis manos en su cuello.

— Yo quiero ir con mi novia. Y si mi novia no va, yo tampoco voy. Simple. — añade, mientras sonreía. — Así qué no me insista en que vaya, señorita. — toca la punta de mi nariz con su dedo índice. — Además, después de todo, no estará tan buena que digamos. — se encoje de hombros y luego me besa repentinamente.

Nos separamos el uno del otro y luego yo acaricio su mejilla levemente. — ¿Por qué eres tan perfecto? — pregunté y noté un leve destello en los ojos de mi chico.

— Yo no soy perfecto. Tú si lo eres. — susurra y entrelaza mi mano con la suya. — Más que perfecta, diría yo. — sonríe ampliamente.

— ¿Qué hice para merecerte? Soy tan afortunada al tenerte, Ethan. — murmuré cortamente y después besé la punta de su nariz.

El negó y yo asenti. — Aquí el afortunado soy yo. De tenerte a ti, de tener esto. Esto que tenemos. Todo es perfecto si mi babygirl está conmigo. Absolutamente todo lo es. — sonrió cálidamente y me apegó más a él.

— Te amo tanto. Nunca te atrevas a dejarme, ¿me escuchaste bien? Nunca. — negué repetidas veces, él me imitó y después de besar mi frente, se separó para añadir unas palabras más en nuestra conversación.

— Eso nunca, amor. — finalizó la oración con una palabra en español y yo sonreí. No solo porque su pronunciación merecía veinte puntos de diez, si no también porque lo amaba, y mucho.

Él tenía razón, todo era perfecto si estábamos juntos.

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Hola hermosas, les dejo este bello shoot para que lo disfruten💕

Espero tengan un excelente día, tarde y/o noche😋

— Con Amor, Rosie✨.

[O.S corregido].

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