No hago nada, me quedo paralizada. No sé lo que ya es real y lo que es una pesadilla. El horrible hedor impregna la habitación, mientras que la sangre empieza a subir por la tina.
Salgo a toda velocidad. No pienso, no pregunto; solo corro. A medio salir me resbalo con la sangre y caigo boca arriba. El golpe me deja sin aire en los pulmones, pero consigo levantarme y huir del baño.
Cruzo la puerta y llego a la habitación del espejo. Sin embargo, me encuentro con lo más perturbador que he visto hasta ahora.
Notas. Pegadas por todos lados, con su inconfundible ortografía en cursiva y su papel color marfil. Todas unidas entre sí, sin dejar ni un solo espacio en la habitación. Hay manchas de sangre en ellas; como si alguien arrojara por todos lados sangre con la mano.
De hecho, hacen juego con mi cuerpo, manchado y asqueado.
Todas, absolutamente todas dicen una sola palabra.
Preciosa.
Quiero despertar de esta pesadilla. Esta persona me ha encerrado por días, me ha hecho pasar hambre, sed, desesperación y perturbación.
De seguro me ha dejado más traumas psicológicos de los que puedo contar con los dedos de mis manos, me ha hecho desconfiar hasta de mi misma.
Ni siquiera sé quién demonios soy.
Ni siquiera sé si tengo una familia de la cual deben de estar preocupados.
Quiero escapar de esta locura.
Entonces, se me ocurre la idea más brillante que he tenido desde que desperté.
Tomo el cajón de madera al lado de mi cama, y lo muevo hasta el centro del cuarto. Me subo al viejo mueble, y como puedo llego hasta la rejilla. La logro abrir.
Mis brazos hacen un exceso de fuerza al intentar subirme hasta el ducto del techo, pero de alguna forma lo logro.
No sé qué dirección tomar, y tampoco tengo el tiempo de decidir ya que él no debe de tardar mucho en saber que estoy aquí.
Gateo a toda velocidad, sin ningún rumbo.
El aire aquí es más caliente y pesado, con lo cual me hace sudar. Además, con la sangre encima es peor.
Llego al final del camino, me encuentro con la pared final del ducto, en donde hay una nota.
¿Enserio? Me has decepcionado.
Prepárate para lo peor, preciosa.Mis músculos se tensan, y miro hacia atrás para volver por donde vine, pero antes de avanzar un centímetro más, escucho un sonido.
Un sonido que se dirige hacia mí.
Chillidos, muy agudos. Probablemente son muchos. Creo que es de algún animal.
No tardan mucho en aparecer, rodean todo el espacio posible, unos encima de otros, desesperados y hambrientos.
Ratas. Y son muchas.
Están a pocos metros de mí, y lo único que puedo hacer es..., nada.
Veo cómo se acercan lentamente. Aquí voy a sufrir de una muerte lenta y dolorosa, siendo la comida principal de los cientos de roedores que vienen a por mí.
No sé qué hacer. Mi cerebro no reacciona, mi cuerpo tampoco. Todo está perdido. Por alguna razón, recuerdo aquella voz angelical que cantaba en mis sueños, aquellos ojos cafés intensos, y, también, un susurro.
—Débil.
« ¿Débil? » —pienso. Y sé la respuesta a eso.
Tomo todo el aire que puedo, levanto mis puños y los impacto con toda la fuerza del mundo hacia la parte inferior del conducto, haciendo temblar toda la superficie. Lo vuelvo a hacer una y otra vez hasta que el conducto se rompe y las ratas están sobre mí.
Caigo al suelo desde una altura bastante peligrosa, llevándome conmigo a algunas ratas hambrientas.
Me levanto lo más rápido que puedo, desesperada para salir de aquí.
Y ahí lo veo; mi oportunidad de escapar.
Una pequeña ventana que da hacia el exterior. Con una pequeña visión de un cielo gris, césped verde oscuro y...
Y pies caminando a su lado.
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Obsesión Anónima ©
Misterio / SuspensoAbby despierta desorientada y confundida en un lugar completamente desconocido. Presionada por su vida, tendrá que descubrir quién es ella, por qué está ahí y sobrevivir ante los desafíos mortales preparados por su observador anónimo.