¡¿Pero qué demonios?!

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Estaba caminando con ___ por los pasillos vacíos de la escuela. Ambos estábamos sin uniforme. Íbamos hablando tranquilos cuando en un momento nos detenemos y seguimos conversando, esta vez ella parada en su casillero y yo al lado de ella. Ella me miraba a los ojos al hablar. En un momento -no supe si por impulso o cómo mierda- tomé su rostro con ambas manos y pegué mis labios a los de ella. Ella puso sus manos en mis hombros y luego puse las mías en su cintura mientras profundizaba el beso y lo iba tornando más apasionado. La pegué más a mi cuerpo mientras continuaba besándola. No lo hacía para nada mal. Suavemente nos separamos y nos miramos a los ojos con una sonrisa. Hasta que luego todo se desvaneció para sentir el horrible sonido de la alarma que indicaba la hora de levantarse. En vez de la escuela estaba en mi cama, en mi casa; y ovbiamente ___ no estaba conmigo. Fue un sueño, sólo un sueño, pero raro... muy raro. 

Aún estaba algo desorientado cuando me senté en mi cama. Comencé a reproducir el sueño en mi memoria. Qué raro. Sí, me caía bien ___. También me parecía una linda chica... pero tampoco... ¡No me gusta ____, para nada! ¿O sí? ¡Claro que no! Mi mente era algo que iba a mil por hora. Además si me gustase ella ¿Qué pensarían mis amigos?

Vaya que estás loco.

Tienes que tener estómago, eh.

¿Acaso te drogas?

Debes ser un rarito igual que ella.

No podía dejar de imaginarme sólo comentarios negativos de parte de mis amigos. Sé que ninguno de ellos me apoyaría... pero ¿Por qué estoy pensando tanto que pensarían si me gustara ___ cuando claramente NO ME GUSTA?

Me puse mi uniforme del colegio y bajé a desayunar rápido unos cereales con café con leche, pero no podía pasar el desayuno. Sentía como un nudo en el estómago, y miré mi tazón de cereales y mi café con repulsión.

-¿Te pasa algo hermanito? -Dijo mi hermano pequeño, Alex.

-No, sólo que no tengo hambre. -Le dije. 

-Pero si tú siempre comes como un monstruo.

-Hoy no tengo hambre.

-No puedes ir a la escuela sin desayunar. -Dijo mamá.

Fastidiado, tomé como pude un poco de café con leche y unos cereales antes de dirigirme hacia la escuela. Como quedaba cerca iba caminando. 

Algo había en mi mente que me descolocaba por completo, que me distorsionaba todo... más que algo, alguien; pero alguien que no quería reconocer: ___. NO, definitivamente no me gusta para nada... pero aún así, por alguna razón no puedo dejar de pensar en ella. Y cuando desperté de ese sueño -que se sintió tan real- tenía ganas de besarla en la vida real. ¡Demonios! No puede ser, no puede gustarme ___. 

Cuando llegué a la escuela, les conté a mis amigos el "sacrificio" que debía hacer al sentarme al lado de ___ en cada clase. Pero la verdad es que no la pasaba para nada mal... he logrado hacerla hablar bajito en clases. No estaba nada mal.  

-¿Pero saben una cosa? No es tan malo pasar tiempo con ella como pensaba. -Dije. Todos pusieron sus ojos como platos al escucharme.

-Espera un momento... No te estará gustando ____ ¿No? -Preguntó Harry.

-¡Pero no! ¿¡Cómo crees!? ¡No la tocaría ni con un palo!

-¿Y por qué hablas bien de ella?

-¡No hablo bien! ¡Ni siquiera he dicho que era bonita o algo así!

-¿Y lo dirías?

-¡Claro que no!

-No mientas, Li, veo como miras a esa chica rara. -Dijo Zayn.

-¡No le digan así!

-¿Ves? La está defendiendo. -Dijo Niall.

-¡BASTA! ¡NO ES CIERTO! ¡Y TODO ESTO ES TU CULPA, LOUIS! -Grité exasperado.

-No es mi culpa que te haya tocado tí. -Dijo Louis.

-Oigan, ya, no se enojen... -Dijo Niall. 

Las clases las he pasado -como últimamente- sentado junto a ___. Pero esta vez me sentía nervioso a su lado, con una extraña sensación en el estómago. Ella, cada vez que pasaba el tiempo, estaba más relajada. Ya no se la notaba extremadamente tensa. Como siempre, a pesar del calor, tenía el sweater del uniforme puesto. 

Me sentía confundido. Lo único que pensaba era en ella, y lo peor de todo era que a pesar de que el uniforme le quedara mal... empezaba a verla más linda. Empezaba a notar más sus ojos. Ya no la veía como la había visto antes. 

-¿Te pasa algo? -Preguntó ella.

-No... no ¿Por qué? -Le dije. No me había dado cuenta de que la estuve mirando fijamente.

-No lo sé... estás como... raro. 

-Estoy bien, en serio.

-Liam, yo siempre digo que estoy bien cuando en realidad estoy destrozada, así que a mí no me van a mentir con eso.

-¡Estoy bien! Anoche he dormido mal, eso es todo. 

-¿Seguro? -Asentí con la cabeza.

La apuesta (Liam y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora