someone to you; luke hemmings

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l u k e

Entre mi ansiedad social y la vergüenza que normalmente venía con mi personalidad, intentaba ocultarme de los ojos de las personas del club escondiéndome contra la pared de nuestro booth. 

Por más que intentara concentrarme en la conversación que mantenían los chicos, esa chica sentada en la barra no dejaba de llamar mi atención.

—Lo digo en serio hermano —oí a Calum decir—, puedes chupar tu propio pene. 

 —Estás idiota si crees que te voy a creer, ¡es físicamente imposible! —respondió Ash irritado— No puedo creer que estemos debatiendo esto.

Fruncí el ceño sin saber si valía la pena unirme al tema o si prefería hacerme el idiota. Decidí quedarme en silencio, no quería algún otro trauma metido en mi cabeza por culpa de Calum y sus ideas.

Miré en dirección a la chica. Tenía el cabello rubio y corto, tan perfectamente liso que parecía una cascada caer por su espalda descubierta. Traía puesto un vestido de terciopelo morado que se moldeaba con facilidad a sus curvas y unos tacones negros altos con pequeñas lentejuelas. 

No lograba verle muy bien el rostro desde donde estaba, pero podía notar que mantenía una ceja alzada y una expresión altiva hacia el resto de las personas en el bar.

Eso fácilmente me haría perder el interés, pero era guapa y yo no creía en las primeras impresiones.

Quería acercarme, incluso di unos pasos hacia ella cuando regresé del baño, pero mi timidez me impidió hablarle. Durante las dos horas que llevaba aquí, seis chicos se le habían acercado, todos yéndose rechazados. Nada en mí mismo me hacía pensar que yo tendría otro destino. 

—Tío, pareces un puto secuestrador mirándola desde las sombras —dijo Mike burlándose de mí—. Joder tío, eres Luke Hemmings y estás bueno, solo tienes que acercarte a ella e invitarle un trago.

—No pensé que se notara tanto.

—Y yo pensé que te habías visto el documental de Ted Bundy y estabas intentando imitarle.

Negué con la cabeza mientras los chicos reían. Ashton me dio una palmada en la espalda en señal de apoyo y Cal prácticamente tiró de mí hasta sacarme del booth.

No me gustaba usar mi fama para atraer chicas, pero Mike tenía razón, solo debía de acercarme e invitarle un trago, ¿no? Sonaba sencillo.

Caminé hacia ella y tomé asiento en el taburete libre que estaba al lado de ella. Nervioso, tomé una bocanada de aire. Sentí su mirada en mí, pero no dijo nada, se limitó a beber de su copa. Mi cabeza no paraba de repetirme que debía romper el silencio de alguna manera, pero no sabía con cuál.

—¿Sabes cuál es el colmo de un jardinero? —pregunté esperando hacerla reír, pero su expresión altanera se mantuvo— Que su novia se llame Rosa y lo deje plantado —solté una carcajada creyendo que ella estaba riendo conmigo, pero no.

—Dios, este bar sí que es malo —dijo y dejó un billete en la barra para después levantarse e irse.

Estaba boquiabierto. Me esperaba ser rechazado, incluso unos insultos, no creí que un chiste fuera capaz de provocar que una chica se vaya de un club. 

—Vaya, nunca vi una humillación así en mi vida —una voz femenina se oyó cerca mío— ¿Tu papá te enseñó que la mejor forma de coquetear era contando un chiste? Porque si es así, me imagino que está soltero. 

Miré hacia la chica, tenía una sonrisa burlesca y se veía entre divertida y confundida. Me pareció un poco antipática siendo sincero, pero como mencioné antes, no solía quedarme con la primera impresión.