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[28 de mayo de 2015]

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La seguí por la casa impresionada con lo orgullosa que estaba siendo.

—¡No piensas con claridad, Phoebe! Esa beca es una gran oportunidad como para botarla a la basura —se dio media vuelta con una mirada afilada.

—Cumplir mi sueño junto a ti es mucho más importante que una beca en Londres, ¿por qué no lo entiendes —bufé.

—Esa universidad es una de las mejores en enfermería, ¿sabes cuántos hospitales te querrían solo por haber estudiado allí? No puedes malgastar tu vida por mí.

—¡Mi vida eres tú, Deli! —suspiré— Está demasiado lejos, no puedo solo dejarte, no soy la clase de persona que se va a otro continente sin tener nada familiar que le acompañe. Yo me apego, ¿sí? Me gustaría ser como tú pero no lo soy.

—Phoebe, a veces hay que tomar riesgos, lo sabes —me acerqué a ella y junté nuestras manos—. Te llamaré todos los días, si es necesario a cada hora, pero por favor, no malgastes tu vida por mí—le di una pequeña sonrisa—. Necesito que vayas.

—¿Estarás bien aquí sin mí? 

—Mira, apenas pueda aplicaré para la Universidad y te veré el año siguiente, lo prometo. Solo será un año separadas.

—Supongo que podría funcionar.

La abracé, supe que la había convencido.

Después de aquella pelea que ya llevaba tres días, decidimos ponernos a jugar Monopoly hasta que ya era muy tarde y debió irse a casa.

Antes de hacerlo tomó una fotografía tirada por el escritorio.

—Me gusta esta foto, ¿fue cuando nos escapamos el instituto por primera vez? —asentí— Deberíamos enmarcarla —tomó un lápiz y escribió detrás de la foto con su desastrosa caligrafía.

Sé que mientras yo esté en Inglaterra tú estarás aquí por mí, aunque sea a la distancia. Te esperaré allí cada día, me harás un montón de falta. Te amo, perra, no pude pedir una mejor compañera para mi vida ♡.

—Pheebs...

—Algo deberás tener de mí mientras no esté —besó mi mejilla y se acomodó el bolso en su hombro—. Debo irme o mamá me matará.

—Toma un taxi —rodó los ojos.

—Vives en un jodido barrio de lujo, no pasará nada, además no hay taxis a esta hora. Te llamaré apenas llegue.

No muy convencida la acompañé hasta la puerta y la vi salir hasta que su figura se perdió en la oscuridad unos metros más lejos.

Regresé a mi cuarto y me recosté en la cama a esperar su llamada. Vivía a quince minutos a pie así que no debía de esperar mucho.

Para las 23:47 el teléfono aún no sonaba, a las 00:04 ya creí que se quedó sin batería y a las 00:32 asumí que se le había olvidado llamar, como siempre. Phoebe era bastante irresponsable con ello.

A la mañana siguiente me desperté de golpe cuando escuché mi puerta ser tocada repetidamente. Mamá entró sin permiso. 

—Delía... —la miré con el ceño fruncido— Phoebe fue asaltada anoche.

Di un salto de la cama preocupada.

—¡Dios mío, ¿se encuentra bien?! —negó levemente y se arrodilló frente a mí juntando nuestras manos.

—Te diré la verdad, ¿sí?  

—Mamá, me estás asustando.

—Phoebe fue encontrada hace unas horas a las afueras de su vecindario, estaba desangrada, sin ropa y con severas lesiones internas —la miré boquiabierta.

—¿Y no la llevaron al hospital? ¿Cómo está?

—Murió antes de que la encontraran, Lía... lo siento tanto.

Empezó a llorar. Intentó mantenerse fuerte para mí pero sabía que le dolía casi tanto como a mí. Mi mente pensaba en todo y en nada a la vez, indiferente a las lágrimas que resbalaban por mis mejillas y al cálido abrazo que mamá me estaba dando. 

—Supongo que ya no discutiremos porque se irá a Inglaterra —bromeé y fingí una risa—. Sí, definitivamente no irá —volví a reír, pero esta vez rompí en llanto. 

[presente]

Di un salto de la cama despertando, estaba llorando, temblando y con el cuerpo sudado. Había recordado esa pesadilla que lamentablemente era un recuerdo.

Lo bueno de esos sueños era que podía verla, ya no era una foto de alguien que existió y ya no. Era ella, moviéndose, sonriendo, muriéndose de risa con mis bromas malas. 

Me dijo que me esperaría allí cada día y ahora era yo la que la esperaba a ella aquí. A que regresara a casa conmigo, a que volviéramos a estar las dos juntas, como siempre. 

Y era increíblemente injusto. 

De un momento a otro, Phoebe Langston no era más que una lápida en el cementerio que se perderá en el olvido.

someone to you; luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora