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l u k e

Pasé con fuerza las palmas de mis manos por mi rostro. Estaba frustrado y no podía esconderlo.

Tras meses distanciados, por fin tendría a Lía frente a mí. Se suponía que el avión había aterrizado hace una hora, pero ella seguía sin aparecer. Mi paciencia se estaba agotando con cada minuto que pasaba.

—Debería ir a preguntar en Informaciones —dije.

—Relájate un poco —respondió con calma Ash—, seguro está buscando su maleta.

—Al menos no está tan insoportable como en el hotel —oí a Mike susurrarle a Cal.

No era mi culpa pensar que el avión se caería y con él, mi novia. Solo quería que todo saliera bien y mi mente no dejaba de hacerme creer que no sería así. Entré en pánico y Cal tuvo que tacklearme. 

—Hey, creo que es ella —Mike apuntó hacia la salida de una puerta.

Una figura bajita, muy delgada, de cabello negro y preciosísima miraba a su alrededor buscando algo, o mejor dicho, a mí.

Fui hasta ella y sin poder aguantarme la abracé. 

¿Mi scusi? —preguntó, se dio media vuelta con el ceño fruncido.

Abrí los ojos como platos, era una mujer de cuarenta años totalmente distinta a mi Lía. Me separé de golpe intentando disculparme, se veía un poco enfadada.

De pronto una familiar risa femenina se oyó detrás de mí.

—No sé si es buena idea ser novios cuando ni siquiera puedes reconocer mi espalda. 

Mis ojos no dejaban de mirarla fijamente. Estaba tan bonita con su cabello negro lacio, su sonrisa un poco torcida y sus cejas elevadas por la burla. Casi al instante, su cuerpo pequeño, suave y ligero se abalanzó sobre mí llenando mi rostro de pequeños besos. 

Solté una carcajada abrazándola más fuerte.

—¿Vas a besarme en la boca o qué? —pregunté riendo.

No se demoró mucho en juntar nuestros labios de manera ansiosa y tierna. No la había tocado en dos meses y solo quería que sintiera cuánto la necesité.

—Te extrañé tanto, mi amor —musitó con ternura, enarqué la ceja. 

—Repite eso.

—¿Qué cosa?

—Eso que dijiste.

—¿Mi amor? —asentí con una sonrisa— ¡Mi amor, mi amor, mi amor! —gritó provocando que algunas personas nos miraran extrañados.

Era la primera vez que me llamaba así y ahora sabía que tenía una nueva debilidad; oírla haciéndolo. 

No sé por qué en algún punto pensé que podríamos no tener la misma química que hace dos meses, que ya no nos entenderíamos. Ahora que la tenía en frente sabía muy bien que era una estupidez, ella estaba hecha para mí.

—Par de románticos ansiosos —se burló Cal envolviendo a Lía en su pecho, los otros chicos se unieron al abrazo.

Lía se había ganado su confianza rápido, casi tan rápido como se había ganado mi corazón.

Estaba loco por ella.


—¡Ya vamos! —le tiré del pie que sobresalía de entre las frazadas.

—¡Suéltame, rubio! —gritó escondiéndose bajo las sábanas— Déjame dormir. 

—No.

—Sí, fue un vuelo de muchas horas, tengo el derecho de quedarme en cama por tres días si me da la gana. 

someone to you; luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora