Capítulo trece

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Después de tanto batallar, Effie Abernathy Everdeen se había salido con la suya. Había convencido a su esposo de darle la mejor fiesta de aniversario que se le ocurriese y ahora que podían darse ciertos gustos decidió festejar por lo alto. Su madre tenía buen gusto y eso se veía a la legua. Por el favor de los dioses, había conseguido el salón del último piso del Ritz Carlton y estaba encantada. Desde allí se tenía una vista privilegiada de la ciudad, al igual que desde el despacho de Peeta. Peeta, ese nombre que ocupaba su pensamiento durante todo el día; ese hombre que la miraba atento como si estuviese estudiándola con una sonrisa de medio lado que lo hacía irresistible. El ambiente no la ayudaba. Su madre había encargado que decorasen el lugar en tonos beige, nude, blanco y dorado. Las luces bajas de los candeleros le daban ese toque romántico y sofisticado; pero las rosas blancas que parecían aterciopeladas endulzaban el ambiente con su perfume. Katniss se había soltado del agarre de Peeta, y se había quedado parada en la entrada del salón mirando todo con los ojos bien abiertos y una sonrisa en la cara. Estaba absorta en sus pensamientos oyendo la suave música que tocaba la banda, cuando Peeta le susurró al oído.

-Tierra llamando a Katniss, tierra llamando a Katniss ¿Estás ahí?

-¡Oh! Discúlpeme señor Mellark, pero es que me he perdido en lo bello del lugar. –Dijo volteándose para quedar sin quererlo a un centímetro de su boca.

-Peeta, Katniss... Llamame Peeta. –Le dijo mirándola fijamente a los ojos y acercándola más a su cuerpo.- Recuerda nuestro pacto.

-Peeta... -Dijo ella mordiéndose el labio. Sentía unas ganas locas de besarlo ahí mismo pero sabía que era un error inmenso.- Peeta, mejor entremos y vayamos a ver a mis padres. Deben estar inquietos esperándonos. –Sabía que debía moverse pero sus ojos azules la habían hipnotizado, la respiración del rubio marcaba el ritmo de la suya. Se hallaban peligrosamente cerca.

-¡Ahí estás cariño! –Desde lejos, la voz de Effie la sacó del trance.- Y Ud. debe ser el señor Mellark ¿Verdad? –Preguntó su madre cuando hubo estado más cerca.

-Buenas noches Sra. Abernathy Everdeen... -Dijo Peeta mientras volvía a soltar a Katniss.- Es un placer conocerla. –Besó la mano de Effie mientras esbozaba una de esas sonrisas radiantes que tenía en su repertorio.- Pero por favor llámeme Peeta, señor Mellark le decían a mi padre y a mi aún me queda grande el título.

Katniss miraba la escena que se desarrollaba ante sus narices y no podía creerlo. Con solo presentarse ya tenía a su madre en el bolsillo. Sus amigas estaban del lado de él, su padre suponía que también y ahora Effie, solo le quedaba Gale para llenar el cartón completo y bingo; pero confiaba en que su celoso hermano la protegería de sus impulsivas emociones.

-Peeta, buenas noches y bienvenido. –Dijo Haymitch acercándose sonriente.

-Haymitch, buenas noches. Gracias por la invitación. Esta noche aparenta prometedora. –Dijo volteándose para mirar a Katniss quien no podía emitir palabra alguna.

-Katniss, cariño... -La llamó su madre.- Ve a ver a tu hermano que estaba algo preocupado por ti. –Decía mientras la empujaba a los brazos de su padre.- Y tú ven Peeta, que si Gale te ve cerca de Katniss ni bien llegue, le agarrará un infarto. ¡Es que es muy celoso de su hermana ese hijo mío! –Sentenciaba mientras Haymitch se reía y la castaña palidecía.

Effie se encargó de presentarle a toda la familia y los amigos. No le dio al rubio ni un minuto para estar con su castaña. Desplegaba sus dotes de orador y desparramaba sonrisas arrolladoras por doquier. Estaba acostumbrado a las reuniones sociales y a lo que ellas significaban, pero en cuanto podía buscaba a Katniss con la mirada vigilándola desde lejos. A la hora de la comida se sentaron separados pero se lanzaban miradas que bien podrían haber incendiado el lugar. Effie había preparado la mesa principal para los cuatro, pero en la segunda mesa más importante se había asegurado de sentar a los Undersee junto a Madge, a Johanna y a Peeta, que se reían complicemente. Gale, se acercó a su hermana en el momento del baile y sacándola a bailar, le habló al oído.

Amar después de amar (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora