Quédate Conmigo #4. Dame una oportunidad. (Completa) Wattys 2020

Qué pasa con ellos?

Vicky

El sábado por la noche, tuve una llamada extraña. Estoy acostada en mi cama, comiendo. ¿Por qué siempre estoy comiendo?, resulta extraño como es que sigo teniendo el cuerpo de una modelo, cuando ya no me la paso en dietas, eso tenía que terminar, sería la modelo de Amber, no podía verme sin la figura que todos amaban. El lunes volvería a salir a correr.

Regresando a la llamada, me llamo Cristina, dijo algo de que quería hablar conmigo y me invito a comer el domingo. No entendía que quería, tal vez solo quería ver algo del maquillaje o vestuario que llevaría puesto el gran día de la presentación.

Cuando llegue a un restaurante de carnes, no era el mejor lugar para seguir una dieta. Entre un poco extrañada por todo, hasta pensé que tal vez no fue Cristina la que me hablo, tal vez fue un secuestrador, no podía ser eso. Aun así miraba a todos lados, pensando que alguien me seguía, no me sentía segura, saliendo sola. Odiaba tanto a mi hermana, por acostumbrarme a no estar sola y contarme historias de mujeres secuestradas.

Por fin vi a Cristina y me dije que estaba paranoica, debía controlarme, o no duraría mucho en el País.

-Hola, Cristina.- ella me saludo y me dio una pequeña sonrisa. Sí que sabía cómo dar confianza.

- Hola, Vicky, siéntate.

Tome asiento y nos quedamos calladas. Ella me miraba, yo la miraba. Parecíamos dos enemigas, midiéndose, esperando encontrar el error en la otra, saber si es de confianza y sobre todo, si pasa la prueba de "me caí bien", si no es así, no podremos ser amigas. Cristina, es realmente, linda. Toda su belleza se esconde en su cabello, en su silueta, ella podría ser una modelo. Ahora solo vestía con sencillez, pero yo la había visto en trajes y vestido, y vaya que esta mujer podía tener al hombre que quisiera a sus pies. Pero había algo más, algo por lo que los hombres se morían por ella, y era esa encantadora forma de ser, siempre que te miraba lo hacía con una sonrisa, mostraba preocupación por sus amigos y controlaba la situación.

-¿Para qué me llamaste?- tenía que terminar con nuestro silencio, parpadea y sonríe, como si hubiera terminado su análisis en mí.

- Eres nueva en el País, quería que supieras que no estás sola, podría mostrarte el lugar.- eso me sorprendió, realmente no esperaba que me ofreciera su amistad.

- Gracias.- toma un trago de su copa.

- No esperaba verte ayer con Rogelio. Ni siquiera sabía que te había dado el empleo.- asentí.

- Fue repentino.

- Entiendo. Mira, Vicky, solo quiero ayudarte, que te acomodes en la ciudad, si necesitas algo, puedes pedírmelo. Se lo difícil que puede ser, estar aquí.- baje la mirada, seguía sin entender porque su preocupación, algo pasaba aquí.

- No es la primera vez que estoy aquí. Cuando era niña viví en México, mis hermanos y yo, somos de aquí. Conozco muchos lugares, así que no tiene de que preocuparse.- levanto una ceja y sonrió.

- Creo, que te estas sintiendo intimidada por mi.- volvimos a cruzar miradas.

- Claro que no, es algo extraño para mí que me haya llamado para invitarme a comer y ofrecerme su ayuda. – suspiro.

- Si, lo se.- por fin escuchaba algo honesto. En ese instante llego un plato lleno de carne, me fue imposible no pasar mi lengua por mis labios. Cristina sonrió.- este lugar, solía ser el restaurante favorito de Rogelio- parpadee.- Era nuestro lugar favorito, cuando él y yo salíamos- casi me caigo de la silla, respire hondo y cerré la boca, cuando vi como ella parecía un poco apenada por mencionarlo.