La carta

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Vicky.

-Tranquila- dice Cristina, no entiendo porque lo dice, yo me siento de lo mejor, tomando otra copa de vino.

- Lo estoy.

- Estas temblando, cariño- dice Teresa, ella está mirando mi mano, me doy cuenta que mi mano apenas se controla mientras sostiene la copa de vino. Respiro hondo, estoy tan furiosa.

-Lo odio tanto, no puedo creer ha venido a buscarme, es un imbécil, no debió, le dije que si me corría era para siempre.

- Vicky, entiendo cómo te sientes, pero...- todas nos callamos, cuando escuchamos que tocan a la puerta.

- ¡¿Quién es?!- grita Jane.

- ¡Rigo!- camino hacia la puerta, abro y me encuentro con otro Lara, estoy tan cansada de ellos, estoy por correrlo, cuando veo lo que tiene en la mano.

- ¿Es la carta?- asiente, respiro hondo.

- No la leas.- miro hacia el departamento de Ashley, Rogelio esta la puerta, mirándonos.- Por favor.- sus ojos están rojos, se ve muy cansado, pero sobre todo asustado. Le arrebato la carta Rigo antes de que puedo entender lo que su hermano está pidiendo.

- Gracias, ya te puedes ir- estoy por cerrar la puerta, cuando Rogelio se interpone en mi camino.

- Déjame estar contigo mientras la lees- lo miro a los ojos, noto la preocupación.

- Lo que menos quiero es tenerte junto a mí- cierra los ojos, como si lo hubiera golpeado.

- Vicky, por favor, solo no la leas sola- abre los ojos pero no me mira a mí, sino a su madre. Doy media vuelta y cierro la puerta con mi trasero.

- Vicky... - Teresa se interpone en mi camino, pero la ignoro, me dirijo a mi habitación, en donde me encierro.

Repiso hondo, mis manos siguen temblando, tengo que hacerlo, sé que llego el momento de saber porque lo hizo, porque es tan doloroso para Rogelio y porque soy mencionada en esa carta suicida.

Lo que voy a decir no justifica lo que voy hacer, pero no encuentro otra salida.

Desde hace años, me he dado cuenta que soy diferente, que tengo gustos para nada aceptados en la sociedad, que mi familia no me comprende y que todo por lo que he pasado, siempre se repetirá.

Puedo empezar diciendo que me enamoré siendo un niño y fue de una niña, una bellísima niña rubia con ojos azules, que ella era mi todo, que simplemente mi mundo amanecía cuando ella estaba presente. Pero un día se fue, llevándose consigo todas mis esperanzas. Marbella, una pequeña criatura a la cual me fue imposible decirle que no a nada. Creo, que el día que se derrumbó mi vida, empezó cuando mi padre casi la golpea, ese día que su padre me vio como si hubiera sido el responsable, y lo fui, porque no la protegí, entonces ella se fue, sin saber que se llevaba una parte de mi alma, que cuando ella se fue, mi vida perdió el rumbo.

Por miedo a mas golpizas de mi padre, me fui de casa, y ese fue otro error, cuando mi padre se enteró que comenzaba a sentir una extraña fijación por los hombres, el no puedo aguantarlo, no podía soportar que yo fuera gay. Mis hermanos, nunca pudieron entenderlo, pero al menos me dejaron seguir viéndolos, al igual que mi madre.

Mi madre, esa mujer que dijo dar su vida por mí, termino siendo la que me corrió de la casa, al menos cinco veces después de enterarse que estaba saliendo con un hombre. Ella que solía decirme que siempre tendría su apoyo, un día, simplemente me negó como su hijo. Mi padre y ella parecían tener una tregua cuando se trataba de mí, ellos podían hablan mal enfrente de mí y esperaban que yo cambiara.

Supongo que lo peor fue cuando busque su apoyo, en el momento que él me dejo, ese hombre por el cual pelee por años para estar con él, simplemente un día me dejo, se cansó de mí. No pienso mencionar su nombre, porque no lo querría, no lo diré porque prometí no hacerlo y pienso cumplir esa promesa aunque sea por respetar lo que tuvimos.

Hoy me doy cuenta que no soy necesario para nadie, que nadie me extrañara. Mi familia acaba de darme la espalda, el único que no hizo nada ha sido Rogelio, pero solo es porque no está en casa, se la pasa trabajando, pero él es el único que parece vivir, siempre tan ajeno de su familia, sin saber lo que ocurre justo en sus narices.

Supongo que el haber dicho lo que haría no sirvió de mucho, Rigo pensó que solo era un juego otra de mis dramatizaciones, mi madre me dijo que solo necesitaba calmarme, me dijo lo mucho que me quiere, pero el final, fue lo que me hizo darme cuenta que nada había cambiado, ya que al final, su consejo fue que buscara una chica. Y volvemos a lo mismo, a que no soy aceptado por ellos, a que ya no me queda más, todo lo que un día quise, ya no está y lo que queda, ni siquiera es capaz de comprenderme y quererme tal como soy.

Todos me han dado la espalda, nadie sabe decirme que hacer. No son motivos para un suicidio, pero al menos por ahora ya se siente como si no viviera, morir no haría la diferencia.

No pido una disculpa, ni siquiera busco su perdón, menos sus lágrimas. Solo quiero que sepan que los quise y que fueron lo más maravilloso que me paso en la vida. Solo hubiera deseado ser lo que ustedes esperaban de mí. Atte: Rodrigo Lara.

Estoy bañada en lágrimas, no puedo ni siquiera respirar, releo la carta una y otra vez.

-Idiota, estúpido... que idiota fuiste- llore y sentía un dolor interminable.- ¿Cómo pudiste? Esto no justifica nada- dejo caer la carta, me recuesto en mi cama y lloro por él, como debí de llorar el día de su funeral, ese día en el que no estuve, porque me fui, porque deje de ser parte de su vida. Por mi culpa perdió el rumbo, no estuve, al igual que su familia no estuvo para él.

-¿Vicky, estas bien?- escucho que Rogelio está tocando la puerta de mi habitación, pero ni siquiera quiero hablar con él, no puedo.- ¡Vicky! ¡Abre, por favor!- me niego a verlo, no puedo ver a ningún Lara. - ¡Abre la puerta o la tiraré!

- ¡Lárgate! ¡No quiero verte!- grito con la poca voz que tengo.

- ¡No pases por esto sola! ¡Déjame entrar, por favor!- suspiro con frustración, me limpio las lágrimas, me levanto de un salto y sin pensarlo camino hacia a la puerta, le abro y lo miro a los ojos, el parece más asustado que yo. Se queda sin palabras, solo me mira, da un paso hacia a mí, con la intención de consolarme, me he de ver muy mal para ver en su mirada remordimiento.

-Llévate la carta y déjame en paz, no quiero saber nada de la familia Lara. Lo que hizo estuvo mal, lo que hicieron ustedes también lo estuvo, no estuvieron para él, lo juzgaron, en vez de amarlo, lo dejaron a un lado. Yo también hice eso...- siento resbalar mis lágrimas, Rogelio camina hacia a mí y antes de que pueda evitarlo, me abraza.

- Tú no le hiciste nada, eras una niña, no podías elegir quedarte.- intento soltarme, pero no me deja y termino aceptando el consuelo de sus brazos.

- Por mi perdió el rumbo, de eso me culpa, por mi perdió el camino, si yo hubiera estado aquí...- ni siquiera puedo terminar de hablar, es claro que no puedo con ello.

- Tranquila, todo está bien, ya paso- mi cuerpo se siente muy pesado, así que lo empujo.

- Solo vete, Lara, por favor, solo llévate esa carta y déjame a solas.- asiente, se da por vencido, toma la carta, pero antes de salir me mira.

- Si necesitas algo, estaré en el departamento de Ashley, no pienso irme, no pienso dejarte, ya cometí ese error, no lo repetiré, cuando estés lista, búscame, estaré aquí a lado, esperándote.- miro el suelo porque no puedo mirarlo a los ojos, parece herido y no es justo, la que debería de estar herida soy yo.

- Ríndete.- susurro inconscientemente.

- No te lo haré tan fácil.- dice antes de irse. Cierro la puerta y regreso a mi cama, en donde me quedo a pensar en todo lo que leí, intentando sacarlo de mi cabeza y pensar que no fue mi culpa y que Teresa tampoco es responsable, así como ninguno de mis chicos Lara, pero él los culpo, él nos hizo responsables, solo por eso, tenía que sentirme mal, tenía que arruinar todo el proceso que había hecho con la familia, yo era tan culpable como ellos. 

Quédate Conmigo #4. Dame una oportunidad. (Completa) Wattys 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora