Nos encanta el mar

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Rogelio.

Miro a Vicky dormir, se ve tan hermosa, es la primera vez que compartimos la cama de esta forma y me gusta más de lo que creí. Tengo que despertarla, pero no puedo, es tan jodidamente excitante. Me deleito con su forma de respirar, me gusta como de repente balbuce algo que no logro comprender, su cabello rubio le hace cosquillas en la mejilla y lo aparte de un manotazo, eso me hace reír. Esa es justamente la Vicky que conozco, una fierecilla, en la noche me lo demostró, es una mujer sin igual, mirarla de esta forma, me es tan encantador.

Estiro la sabana poco a poco, por la noche, imagine que tendría frio y la tape, pero ahora que el sol ha calentado nuestra habitación, lo único que deseo es ver su cuerpo desnudo una vez más. Estiro un poco más, y ella se mueve pero no se despierta, vuelvo a estirar, pero esta vez más rápido y logro mi objetivo. Tiro la sabana a un lado. Me quedo boca abierta, estoy hambriento de ella una vez más. No puedo creer como es que este tan excitado si ella está dormida, pero así es. Tengo un deseo salvaje que no puedo controlar y la deseo, pero este mismo deseo, me da temor, no quiero hacer sufrir a Vicky por nada del mundo, no puedo ser con ella como fui con otras mujeres, no quiero que ella vea lo peor de mí. Silencio esos pensamientos, así que me levanto de la cama y hago lo que deseo hacerle, porque este día me pertenece, toda ella, la quiero para mí de un modo muy salvaje, pero no me importa, deseo escucharla gemir, saborearla, hasta que me canse, si es que eso es posible.

Antes de que Vicky pueda presentir algo, la estiro de las piernas y las abro, me sumerjo entre ellas y saboreo lo que ayer por la noche poseí. Ella grita y se aferra a las sabanas, apenas está abriendo los ojos, pero logro mi objetivo, cuando muerdo su clítoris. Gime y grita mi nombre con una dulzura que me hace trabajar con más rapidez. Lambo, uso mi dedos si son necesarios, no la suelto, aunque ella ruega, sus caderas se mueven para darme más entrada, no está discutiendo conmigo, esta tan deseosa como yo. Entonces, toma mi mano y la aprieta con fuerza, la miro a los ojos, veo como su boca está abierta y sigue gimiendo, hasta que llega al orgasmo, no la suelto, beso una última vez su delicada parte que me tiene vuelto loco. Me subo encima de ella, la beso, al principio me rechaza, pero pronto se rinde a mi beso.

-Buenos días.- le digo al oído.

- Eres un maldito- me hace reír y para callar mi risa, me muerde el pecho.

- Espero que no estés cansada.

- Esperaba que lo estuvieras tu.- muerdo su oreja y ella sonríe. Es tan bellísima, tanto que no puedo creer que sea real.

- Abre las piernas- susurro y ella levanta una ceja.

- ¿Qué no te cansas?- le doy un beso a su nariz.

- Dios, no.- muerde mi mentón y le doy un beso tierno en los labios. Abre las piernas lentamente, hasta que me deja entrar. Me hundo en ella, la sensación me desconcierta por un momento, es demasiado, todo lo que siento es demasiado. Cierro los ojos, necesito aguantar, aunque ya estoy a punto de llegar, pero necesito sentirla más. Me muevo más lento, aunque eso nos mata a los dos, Vicky se queja, pero la callo, besándola una y otra vez. Hasta que por fin, me muevo con rapidez, ella parece querer huir de mis brazos, de lo intenso que es todo, la sujeto, sigo mi camino, arrastrándonos a los dos al abismo, y me dejo caer a su lado, intentando recuperar la respiración.

-Tiene un diez, Señor Rogelio.- me rio, y la abrazo fuertemente, porque sé que tenemos muchas cosas que hacer y realmente no quiero salir de la habitación.

Invite a Vicky a salir a caminar un rato por la playa, aún tenemos tiempo, antes de que comience la locura de la exposición de Amber, ella parece un poco nerviosa, esta es su noche, nuestra noche.

Quédate Conmigo #4. Dame una oportunidad. (Completa) Wattys 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora