Al menos tengo amigos

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Vicky.

-Es un imbécil- dice Rigo, se sienta a mi lado y me abraza con fuerza.

- En este momento, no quiero estar cerca de ningún Lara.- Rigo me ignora y me sigue abrazando.

- ¿Realmente lo quieres?

- Le fui tomando cariño al muy cretino, siempre he querido a los chicos Lara.- Rigo se ríe.

- A mí nunca me has visto como a Rogelio, ni siquiera a Rodrigo- pongo los ojos en blanco.- Está bien, me callo, solo... creo que estar encerrada en tu departamento no te hará ningún bien, tienes que ir a trabajar.- resople.

- Rogelio me despidió.

- Pero, no es el único trabajo que tienes, eres modelo y aun puedes trabajar con Alejandro.

- Si, ya me llamo, me dijo que fuera cuando me sintiera bien.- mire mi sillón, parecía ser más interesante que mi vida, no sabía en lo que estaba pensando, en realidad no pensaba en nada, no tenía ganas de nada.

- ¿Por qué no has ido? Lo de Rogelio ya pasó, fue ayer, desde entonces no le abres la puerta a nadie, casi tire esa puerta para ver si aún vives.- asiento. Rigo me acerca una taza de té de limón, me la preparo para que me sintiera mejor.- A mi esposa le gustaba este té, decía que le hacía bien cuando yo la hacía enojar, estaba esperando el momento indicado para decirte, pero no es este.- lo miro a los ojos.

- ¿Qué ocurre?- sonríe.

- Mi ex esposa y yo hablamos y pensamos darnos otra oportunidad, iremos a paso lento.- le sonrío y le doy un fuerte abrazo.

- Me alegra tanto, siempre hablas de ella y a Jeremy le va a encantar la idea.

- Lamento lo que hizo Jeremy, ya hable con el...

- Estaba asustado, pensó que Rogelio te haría daño, hizo lo correcto si no lo hubiera hecho, ustedes dos hubieran terminado en el hospital.- miro de nuevo el sillón.

- Me encantaría mandarlo al hospital en este momento. ¿Segura que estarás bien?- asiento.

- Si, al parecer hoy en la noche va a llegar Ashley la líder de la manada, todos estarán aquí en un rato, piensan limpiar su departamento y llenarlo de globos para cuando ella llegue, así que no te preocupes, andaré entre ellos.- Rigo me da un beso en la frente.

- Te llamaré, mi madre vendrá a verte más tarde, puede que venga con ella, no pensamos dejarte, eres parte de nuestra familia, igual a Rogelio, pero el muy idiota no contesta el teléfono.- tomo la mano de Rigo y lo miro a los ojos.

- Quiero leer esa carta- lo digo antes de perder la valentía.- Quiero saber lo que escribió de mi.- me suelta.

- No deberías...- resople.

- Solo, tráemela.- asiente y me deja a solas.

Aun no podía reconocer el sentimiento que me invadía. La forma en la que me vio Rogelio, como todo su desprecio estaba dirigido hacia a mí, me culpo de todo y en parte era cierto, yo había mentido en varias ocasiones, nunca le dije porque Angus me había mandado realmente, pero Angus no conocía mis planes, él no sabía que yo tenía un porcentaje de la empresa, no conocía mis ganas de querer ser parte de la empresa con otro puesto, solo le dije que sí, porque me estaba poniendo muchas trabas para irme y no quería discutir con él, pero en cuento llegue a México, le dije que no trabajaría de esa forma, que no sería la chismosa y muchos menos la responsable de un despido, odiaba despedir a gente. Pero Rogelio no me creía y me culpaba de todo y cada uno de mis errores.

Pero lo que también me tenía destrozada era el haberme enterado de que Rodrigo había escrito una carta antes de suicidarse y en ella me mencionaba, no lo había pensando y eso era tonto, porque siempre hay una carta o un motivo, y yo solo creí lo que me dijeron. No dejaba de pensar lo que podía decir esa carta. Rogelio tenia tanto coraje contra su familia y esa carta era el motivo, solo podría comprenderlo cuando la leyera.

Me quede dormida un rato en mi sillón, me sentía muy extraña, débil, con un sentimiento de culpa y de dolor que parecía traspasarme, y no entendía porque, no podía quererlo tanto, era muy poco tiempo para que yo me sintiera de esa manera hacia Rogelio, lo quiero, es decir, lo quería, demasiado, siempre lo quise, era un Lara, hermano de Rodrigo y Rigo, hijo de Teresa, ex novio de mi hermana, el niño tranquilo y serio, que siempre reía. Luego, conocí a otro Rogelio, al adulto y simplemente, no comprendía como es que son la misma persona.

Me di un baño, me puse mi pans rosa y mi blusa blanca con un estampado del gato Félix. Salí de mi departamento para ir al departamento de enfrente, donde de seguro ya habían comenzado con los preparativos para la pequeña fiesta que tendrían en la noche. Vi la puerta abierta y entre sin pensarlo, me detuve cuando escuche voces.

-Estoy feliz, no me malinterpretes- dice Jane.- Cristina será una linda madre- su voz es apenas reconocible.

- Jane, te estas lastimando- la voz de Aarón era baja y preocupada.- escúchame, vamos a estar bien, si lo que quieres es adoptar, lo haremos- trague saliva.

- No es lo mismo, pero es una opción, estoy de acuerdo, pero siempre he deseado sentir las pataditas.

- Tranquila, Rojita, pronto veremos todo eso, pero tendremos un bebe, te lo prometo.- camino hacia ellos.

- ¡Vicky!- grita Jane, intenta ocultar que estaba llorando. Me da un fuerte abrazo, sé que mientras me abraza, se está limpiando las lágrimas de las mejillas.- Por fin saliste de tu departamento.

- Vine a ayudarles a limpiar.- miro a Aarón, quien también baja la mirada, no puedo con situaciones tristes, necesito un poco de alegría en mi vida.- Nunca te lo había dicho, pero cuando conocí a Aarón, pensé que era gay.- Aarón deja caer el plato que sostenía y Jane y yo, rompimos en risas.

- ¿Cómo puedes decir eso?- dice Aarón acercándose a mí.

- No es raro, ya me lo han dicho antes- dice Jane, siguiéndome el juego.

- Basta, ustedes dos, eso es imposible, solo están mintiendo.

- Claro que no, es lo que pensé, tu cabello, tu rostro y tu comportamiento me hacían creer eso, si no fuera porque te casaste con ella, aun lo seguiría pensando.- Jane no para de reír.

- ¡Retráctate, Vicky!- me niego. Aarón toma la botella de jabón líquido y me apunta con el- retráctate ahora- me niego y el aprieta la botella, tirándome jabón en mi playera de gato.

- ¿Cómo pudiste?- tomo una botella de jabón para ropa y lo embarro con ella.

En menos de un minuto, los tres estamos embarrados de jabón y corriendo de un lado hacia el otro, estaba tan cansando de estar triste y pensativa, esa no era yo. 

Quédate Conmigo #4. Dame una oportunidad. (Completa) Wattys 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora