10

59 3 0
                                    

Día de la graduación.

Ese momento que todo estudiante de ultimo año espera, para finalmente decirle adiós al colegio. Esa etapa llena de vivencias y malos tragos, pero sobre todo amistades y buenos recuerdos.

Normalmente se imagina que sería un día especial, un día que no se olvida.

En mi caso fue diferente.

Fue un día como cualquier otro, y lo único especial que tuvo fue haberlo compartido con mis padres y mis mejores amigas.

Se preguntarán ¿Y el resto de tus compañeros de clase?

Pues, no eramos muy unidos que se diga. Nuestro salón estaba dividido en prácticamente 5 o 6 grupos. Y no todos se llevaban bien.

No hicimos fiesta, como de costumbre después de una graduación.

Esa misma tarde me reuní con mis amigas e hicimos lo que siempre hacemos cuando nos reunimos: charlar, escuchar música, hablar del futuro y, por supuesto, prometernos nunca olvidarnos de la otra a pesar de la distancia y decisiones que tomemos más adelante.

Uno de los temas de conversación era que nosotras simplemente no podíamos creer que ya nos habíamos graduado. Nos parecía algo irreal.

Pero algún día tenía que pasar ¿no?

Pensamientos de una adolescente introvertida. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora