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Otro día de escuela.

Y como siempre, estoy sola.

Estaba sentada en las gradas de aquel campo, ya sea de fútbol, béisbol, o cualquier otro deporte, pues todos los de pelota se practican aquí.

Habíamos terminado de hacer deporte y nos dieron un tiempo libre antes de regresar al aula de clases, y como no tenía con quien pasarlo, simplemente me alejaba de todos.

Como había dicho, estaba sentada en las gradas al lado de los bolsos de mis compañeros de clases.

De pronto, ellas dos vienen de camino hacia donde estoy. Me pongo nerviosa y agacho la mirada. Cuando escucho:

— ¿Por qué eres tan mente de pollo? - Pregunta con sorna la mejor amiga de mi prima. Para muchos ese insignificante y patético insulto, si es que se le pueda llamar así, es muy estúpido. Pero para mi, fue algo que me dejo marcada.

Yo no respondí. Las observé, intercambiando mi mirada de una a la otra.

— ¡Sí! ¿Por qué lo eres? - Le siguió el juego mi prima.

— No lo sé.- Mi voz había salido en un susurro mientras que agachaba la cabeza.

Ellas tomaron sus bolsos y se fueron.

Y ese, era mi día a día.

Pensamientos de una adolescente introvertida. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora