Pensamiento 10

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Rabia, estoy más que enojada, también me siento frustrada.

No se por qué todavía me sorprendo, ya he pasado más de una vez por esta situación.

Deslizo las fotos, observando detenidamente cada una de ellas.

En la primera sale ella sola, al pasar a la segunda foto se encuentra ella con una chica que reconozco muy bien, y cabe destacar que ni sabía que ya se encontraba aquí en la ciudad. En la tercera foto sale ella abrazando a otra chica, pero tengo que detenerme, porque es la que más me sorprende y simplemente no me lo hubiese esperado de ella.

Aguanto las lágrimas, soy tan débil. Respiro profundo, cierro los ojos en un intento fallido de tranquilizarme.

Sigo deslizando las fotos, solo queda una. Sale ella sonriendo junto a una pequeña torta, en donde el pie de la foto dice "Este cumpleaños no termina" seguido de emojis de fiesta.

Ya es suficiente. Bloqueo el celular y lo dejó de lado.

Se preguntarán ¿Quiénes son ellas? ¿Por qué les das tanta importancia?

Pues, respondiendo a ello, son mis amigas, tal vez mejores amigas, ya que así las considero.

Una de ellas es la más cercana a mí, y con la que he estado hablando estos días, diciéndole que estoy sin hacer nada, que quiero verla porque la extraño y que ha pasado al rededor de un mes que no la veo porque estamos en vacaciones.

No me extrañaría que se reunieran mis otras dos amigas, porque ellas son muy unidas y siempre están juntas ¿Pero de ella? No me lo esperaba, para nada.

Ellas saben que no puedo salir de noche, mis padres son estrictos, pero nada hubiese pasado si me hubiera avisado que se iban a reunir.

¿Y si tal vez si podía ir?

Porque últimamente he estado hablando con mi hermana, y las posibilidades de poder salir han aumentado, ya que vivimos las dos solas en un apartamento, y mis padres a 700 kilómetros de distancia en nuestro pueblo natal.

Me lastima que no me avise, me hace sentir una profunda decepción hacia su persona y mis expectativas sobre nuestra amistad han disminuido.

Un mensaje. Sólo quería eso.

¿Por qué no pudo hacerlo?

¿Era mucho pedir?

Pero de repente pienso ¿Y si no querían que estuviera ahí con ellas?

¡Maldita sea! ¡Se supone que somos un grupo de amigas!

¿Debería reclamarle? Mi hermana me dice que sí.

Mi cerebro dice que si.

Pero mis dedos, los responsables de escribir las palabras, se niegan a escribirle algo.

¿Acaso tengo que quedarme con los brazos cruzados una vez más?

No lo sé.

Pensamientos de una adolescente introvertida. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora