Hice girar mi espada para impresionarla, ella sonrío y levanto una ceja, en forma de <de verdad, ¿Vas a alardear?>; luego de eso llego el choque de espadas, por parte de que casi me arranca una oreja con el filo, justo antes de que la frene, arrastro su espada por la mía, sacando chispas del rose entre ambas, sus movimientos eran muy fluidos, demasiado; pero, era mi turno, gire alrededor de ella y al mismo tiempo, agite la espada a la altura de su cadera, pero ella lo esquivo con un rápido movimiento, quedando con una pierna en cuclillas y una estirada, se estabilizo con las manos, sentí que el techo se movía hacia adelante, pero no, era que me había caído por que ella me pego con la pierna estirada en los pies. Clave la espada al piso, me estabilice, la mire, estaba parada en frente mío, con la espada en la mano, firme como nunca, su respiración se había acelerado, me miro a los ojos y luego al piso, donde vi un pedazo de mechón negro; le había cortado un poco de pelo al bajar súbitamente al piso . Una sonrisa se me escapo, no era tan invencible como creía.
-Acuérdate que es solo un juego, Tigre- me dijo con un tono acusador.
Trate de actuar, pero ella rápidamente puso su espada en mi mentón como al principio, y pateo la mía, la cual había quedado clavada en la pared de enfrente por la fuerza de la patada, levante los brazos, ella avanzo, llevándome con ella hacia la pared.
-Mira tigre, vos y yo no somos tan diferentes, por eso no te mato, solo que tú lo reprimes, yo lo dejo salir-Dijo ya con un tono más serio.
-No tengo la más pálida idea de que hablas-
-Si la tienes, no lo reprimas - Apretó más su espada y la puso de costado, me examino completamente, sentía su respiración, estaba tan cerca que no sé cómo no chocamos cabeza al momento en que la bajo un poco- ¿Donde esta?- soltó un poco la espada y empezó a rozar todo mi pecho-¿DONDE ESTA?¿DONDE LA TIENES?- me agarro de la camisa y me tiro para adelante- Tiene que estar por aquí- Rasguño mi camisa y me inspecciono la espalda.
-¿Pero que demon…?- Su dedo en mi boca callo mis palabras.
-Aquí esta...-Su mano rozo la parte izquierda de mi espalda, un medio pie antes de mi pantalón, empezó a recitar un extraña palabra, repetidamente, mire por arriba de mi hombro, ella tenía los ojos en blanco, su mano me empezó a quemar la espalda, trate de girarme pero una fuerza de voluntad me paro, mis pies no respondían, mis manos se paralizaron, o único que respondía eran mis ojos. Su mano se alejó lentamente de mi piel, pero también la unía con mi espalda una extraña luz roja, mi mente se nublo, mis ojos se segaron, mi mente se despertó.
Abrí mis ojos y estaba en una habitación oscura, una cinta me cubría los ojos, trate de moverme, pero no podía controlarme; un movimiento se sintió por detrás de mi cabeza, un nudo se desataba, el pelo me tiraba, ¿Desde cuándo tenía el pelo tan largo?, la cinta se me quito de los ojos, vi a un hombre, robusto, con un chaleco y capucha, estaba de espaldas a mí, se veía un arco equipado para atacar, se dio media vuelta, era rubio, tenía unos ojos negros como el carbón, sonrío con suavidad al verme. Mis manos se desataron, salte para atrás, con una agilidad que no tenía, no podía controlarme, saque una daga de mi pantalón y se la clave en la garganta al tipo que me soltó, me lleve las manos a la cara, me tape los ojos, no tenía poder sobre el cuerpo que estaba que seguramente no era el mío, si era yo, había perdido unos cuantos kilos, tenía pelo hasta un poco más de la cadera. Corrí un poco los dedos, contemple el cuerpo degollado del hombre, era morocho, con ojos verdes como las hojas de un árbol, mire al techo y grite desgarradoramente, un dolor se sintió en mi pecho, sentí una lágrima caer por mi cara, me la quite pero al ver mi mano era roja, era sangre, mis manos se contractura ron, mi espalda se curvo hasta el punto en que mi cabeza recayó sobre el pecho del hombre. Rápidamente, recupere el aliento y mire hacia el arquero, estaba sentado en la silla que yo estaba atado, sonreía pacíficamente, me miraba con esos ojos amenazadores, me pare y le grite.
