-Que haces hay arriba?- Solté examinando los objetos que seguí sin reconocer.
-Y tú qué haces abajo?- Su pequeña cabellera, ahora, marrón oscuro se asomó por la hamaca
- Sube ya, antes de que apague la luz y de nuevo no sepas ni donde estas- Termino de decirlo y una escalera cayó súbitamente en una pared, me dirigí hacia ella y subí rápido, y cuando subí, el paraíso aéreo se desato.
Mesas, hamacas como sillas, estantes, hasta un ropero de ropa con una madera en frente, se hallaban colgados por gruesos hilos negros que aguantarían años, pero que estaban decorados con telas de colores; Kala estaba del otro lado, mirándome con cara cansada.
-Salta a la sogas y balancéate pasando de una en una hasta llegar al tablón, desde allí es caminando- Se refregó los ojos, pero yo seguía admirando todo, decorado con esmero, todo perfectamente en equilibrio a diez metros del suelo.- Ya!- Su grito me despertó y me concentre.
Había sogas con un nudo al final por todos lados, ingeniosas y cómodas para desplazarse por aquel paraíso flotante, me concentre en la primera, tome envión y salte, me balancee, y salte a la siguiente, seguí haciendo lo mismo, sorprendiéndome con lo cómodo que era hacerlo y con la rapidez que avanzabas metros, una sonrisa divertida no tardó en aparecer en mi cara, sin sacarla de las sogas, hasta que en vez de caer en un nudo, caí en un gran tablón, que colgaba en la mitad de la habitación, tuve que moverme algunos pasos para atrás por el envión, hasta que choque contra un pequeño cuerpo que caminaba torpe.
-Eh!- Chillo Kala al pisarle el pie y chocar mi espalda contra su nuca- Mira por donde saltas, hay personas tratando de pasar.
-Perdón- Espete, ella vestía una remera extremadamente grande que le llagaba a las rodillas y le hacía unas mangas que ahora le decían ''murciélago'', tenía un bordado en forma de telaraña.
-Está bien- Se acomodó el pelo que estaba graciosamente, una parte todo revuelto, y la otra mas peinada.
- Quieres agua?- Me miro, tenía unas ojeras terribles, y le costó mandar una sonrisa.
-Seguro- Sonreí, y llevo la vista a otra tabla que estaba colgada a una altura de mesada
- Tienes agua aquí arriba?- Mire la tabla que tenía todo como una cocina, ella abría un tubo que venia del techo, y agua salía de ella
- Asombroso-Vacile.
-Seguro...- Miro el vaso con la mitad de agua
- Al demonio la finalidad de agua a la noche, pues la noche…-Tiro el agua por atrás de la madera, cayendo al piso, y se agacho para tomar algo de otro estante que estaba más abajo, creando una clase de alacena, saco una botella de vodka, la admiro.
- Esta hecha para tomar- La abrió y sirvió 2 vasos, bastante grandes para ser Vodka.
-Tienes edad para esto jovencita?- La mire sarcástico mientras agarraba el vaso.
-Ya tengo 16- Dijo antes de tomar un asombrosamente grande trago de bebida, mientras yo casi escupo lo mío, al escuchar la frase.
-16?- Exclame sobresaltado limpiándome el poco líquido que derrame en mi cara
-Tienes tan solo 16?- La mire buscando mi respuesta, ella dejo el vaso, ya vacío, en la mesa con fuerza, parece que la enfurecí.
-Si- Me miro con la poca fuerza en los ojos que le quedaba- Soy la Seeker más temida del Occidente, mate a media Dinastía Rockfrel, tengo la mente más obstinada y fuerte que se ha visto en 5000 años, y sí, tengo 16!- Levanto los brazos y las cejas, como diciendo <Trágate eso>.
-Bueno- Levante las palmas- Solo decía- Su mirada pareció volver a ser normal y se sirvió otro vaso de vodka, yo estire la mano para pararla, pero la retire al instante.
-Lo siento-Dijimos a coro mientras ambos mirábamos a la mesada, como avergonzados.
-No debí haber reaccionado así, no sabías- Replico.
-No debí haber preguntado- Dije casi arriba de ella.
Sonreímos casi riéndonos, nos miramos de una manera un poco nueva para mí: con cariño.
-Media dinastía?-Bromee. Los Rockfrel eran una dinastía conocida, y sabía que la mitad estaba en ''Una situación difícil'', en otras palabras, muertos.
-Me debían una jugada de póker- Espeto en tono gracioso.
Reí un poco. Ambos estábamos mirando los vasos vacíos, sin ganas de llenarlos.
-En donde quieres dormir?-Pregunto mientras caminaba hacia la hamaca donde antes dormía, media unos dos metros, y estaba recubierta de mantas, esa noche hacía frío, y allí, a metros de la tierra caliente, helaba, pero ella se arreglaba con su remera y por lo que vi, un pantalón corto.
Mire alrededor, no veía ninguna hamaca o cosa para dormir más, solo hamacas más pequeñas para sillas. Luego mire a la suya, en donde ella salió y empezaba a estirar las sabanas, echas un bollo, por el movimiento. Kala lo advirtió.
-No- La mire- No conmigo, sino en algunas de estas- Tiro de una soga que estaba cerca de su cama, y tres hamacas más salieron de los espacios vacíos alrededor de la suya, de una compuerta de madera, situada del techo, y estaban sostenidas de sogas más gruesas que las demás cosas.
-Esa- Señale y me encamine hacia la hamaca que estaba más cerca de ella.
-Está bien- Estiro la mano y saco de sus sabanas dos, una gruesa y otra no tan grande, y las coloco pulcramente arriba de mi hamaca, dejando un agujero para que me metiera.
-Gracias- Dije mientras ella hacia un agujero más grande para que entre.
-Hay agua en la cocina y si tiras de esa soga se prende la luz, tira dos veces y se apaga- Miraba a las cosas que indicaba, como repasando que si están ahí, luego se inclinó por arriba de mis piernas para apagar la luz, tiro una vez y rápidamente, por segunda, la luz se apaga, dejándonos a ciegas.
Siento un peso sobre mis piernas y me apoyo con poca gana sobre mi codo, miro tratando de acostumbrar la vista a la oscuridad.
Pero un montón de pelo agitándose y rodando se acercaba a mí, y termino enfrentada a mí, con la frente casi apoyada en la mía, respirábamos el mismo aire, era ella, que por lo visto se había enredado en la hamaca.
-Ups!, perdón...Mi pie, la hamaca- Vi por primera vez a Kala sonrojarse, con un tono rojo en los cachetes, se movía para sacar el pie de los hilos que colgaban de la hamaca, por un momento desee que los hilos enredados en su pie se rompieran, haciéndola volver hacia mí, luego me apoye en ambos codos e incorpore un poco, y al verla de nuevo, lo desee con más fuerza, ella se dejó de mover y miro despacio hacia abajo, en dirección a su pie. El sonido de las sogas rompiéndose se sintió en el presente silencio.
-Demonios, no debí haber comido tantos pastelitos- Refunfuño ella, moviéndose con la menor velocidad posible.
En ese momento se sintió el ruido de la soga terminando de romperse, ella se agarró de mi hombro con firmeza para no caer, ya que el tablón estaba a un metro de su cuerpo, no llegaba a pisar.
Me decidí que esos eran mis diez segundos de valentía, porque una vez escuche a mi abuelo decir, que en la vida, a veces solo hacen falta diez segundos de valentía para lograr lo que deseas, y mis segundos llegaron.
Tome a Kala por la cadera, ella me miro un poco sorprendida, creo que lo hice con más rudeza que nunca, y rápidamente y sin ni siquiera pensar la atraje hacia mí, sin soltar ni un segundo su cadera, puse mi mente en blanco y decidí que la vida decidiría que pasaría, cerré los ojos y me resigne al destino.