Tabaco que la sangre va secando.
Una piel que envuelve nicotina.
El humo que por y sin ti respira.
Ansias que se desquitan con el cuerpo;
para poder seguir matando el resto,
quemando el aire que se asfixia lento.
Bota las cenizas de lo llorado,
prende el boleto directo al entierro
y prende otro a la salud de tu cuerpo.