Solo necesito una nota más
y seré invisible en medio de la gente.
En medio de mis plegarias,
nadie podrá oír mis susurros.
Nadie podrá sentir el calor de mi magia,
ni ver las cartas del destino,
que juegan a favor del azar.
Una guitarra más.
Permaneceré junto al público,
saltando al ritmo de la música.
Lanzándome hacia la nada,
seré recogida por la libertad,
devuelta al origen
donde el caos descansa.