Ilumina cada célula de mi cuerpo,
pero deja sombra en la necesitada oscuridad.
Gira sobre su propio eje de caprichos.
Y si despierta con la tierra, abriga.
Y si lo despiertas, te quema.
Puede dar calor radiante a mi piel
y a la vez teñirla de café.
Y aunque esté a punto de una gigante de energía,
me desabriga hasta el alma, en una noche fría.
Dese el crepúsculo al amanecer.
Desde el bien y el mal.
Desde la ilusión a la despedida.
Así es, mi sol bipolar.