Capítulo 2

6K 88 2
                                    

A mi parecer la reunión se estaba alargando bastante, ya era casi la hora de comer, cada vez tenía más hambre y prestaba menos atención. Me pillaron en algún pensamiento lejano cuando alguien dijo que la reunión se había acabado, nos despedimos entre nosotros y salí de allí.

A los pocos pasos, me volví a encontrar con Nagore, iba con Lidia, colaboradora de Sálvame, y algún que otro rostro reconocido de producción. Se iban a comer, estaban hablando de ir a un restaurante cercano, donde solemos ir bastante algún día de trabajo, una de las de producción nos dijo a mí y a unos cuantos más que estaban conmigo saliendo de la reunión que fuéramos con ellos. Algunos de nosotros cedimos, así que nos juntamos un grupito de aproximadamente diez personas para ir hacia allí.

Una vez en el restaurante, y nos acomodamos, nos trajeron la carta, siempre pedía lo mismo, así que ahorré ese tiempo de ojearla, para visualizar lo que iban a pedir los otros. Nagore estaba en frente de mí, por lo que me fijé en que platos estaba mirando. Lidia que estaba a su lado se dio cuenta de eso y me preguntó si ya había decidido:

Sandra: Sí, siempre que vengo aquí pido el mismo plato. El número 7.

Nagore: Pues mira, estaba mirando justo ese, creo que yo pediré lo mismo.

Esperando a que viniera el camarero, Lidia nos estaba contando algo sobre un libro que estaba leyendo, como apasionada de la lectura, me interesaba lo que decía y siempre que podía daba mi opinión sobre algo. Nagore también parecía atenta, pero no decía nada. De vez en cuando, notaba que miraba y sonreía por alguna cosa que decía, así que supongo que ella también estaba a gusto.

Pedimos nuestros platos, y seguimos hablando a lo largo de la comida. En un momento de silencio, Nagore intervino:

Nagore: ¿Has llegado muy tarde a la reunión o no te han dejado entrar?

Sandra: Por suerte, no he sido la única en llegar tarde, pero me he sentido fatal, no me gusta nada la impuntualidad.

Lidia: ¿Has llegado tarde a una reunión? - Dijo sorprendida debido a la gran profesionalidad de la chica

Sandra: Unos 12 minutos tarde, tampoco ha sido mucho.

Nagore: No si la culpa ha sido mía, la he entretenido demasiado. Antes pensaba que te habías enfadado y todo por la manera en la que te has despedido de Emma y de mi.

Sandra: ¿Yo?, no, para nada. Es verdad que cuando me pongo nerviosa por algo importante, a veces suelo ser un poco borde, pero ni me había percatado de ello. Siento mucho si me he despedido mal eh, en serio, no me he dado ni cuenta.

Nagore: Que va que va, no hay nada que perdonar. No te lo tomes a mal, pero -sonrió un poco antes de seguir hablando-, siempre había pensado que eras una chica muy seria y algo seca con la gente, pero últimamente veo que eres muy simpática cuando hablas con confianza con la gente.

Noté que me miró con una sonrisa esperando mi respuesta.

Sandra: No entiendo porqué todo el mundo me dice eso -dijo soltando una risita-, pero supongo que es verdad que hasta que no cojo confianza no me abro más.

Lidia se había ido totalmente de la conversación, estaba hablando con otras dos mujeres, así que nos quedamos hablando Nagore y yo sin que nadie prestara atención a lo que decíamos.

Nagore: Pues me gusta mucho más esta Sandra simpática

Sandra: Bueno, tú también parece que a veces tengas mal carácter por la forma satírica e irónica de contestar en los realities en los que colaboras, en cambio, con tu gente eres muy cariñosa, ¿no?

Nagore: Bueno, si, tienes razón -contestó un poco vergonzosa-. La gente que no aparentamos lo que somos sorprendemos mucho más.

Sandra: Sabes de qué me he dado cuenta?

Nagore alzó la mirada de su plato para prestar más atención a lo que tenía que decir.

Sandra: Creo que todas las veces que has venido de colaboradora de hable con ellas hemos tenido siempre la misma opinión en los mini debates.

Nagore: Si, es verdad yo también me he dado cuenta

Sandra: Mira que me cuesta encontrar a gente que piense igual que yo, y mucho menos en tantos temas y tan variados.

Seguíamos hablando y, no nos dimos mi cuenta, al menos yo, que nos habíamos terminado hasta el postre. Estaba muy a gusto y quería seguir hablando con ella, pero en ese momento no se me ocurría ninguna excusa para hacerlo.





Quiéreme, así de bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora