Capítulo 24

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- - - - - Narra Nagore - - - - -

Estaba muy bien. Bien en general. Feliz. Y ella también parecía estarlo. Pero la tenía demasiado lejos, las indirectas subían cada vez más de tono, y yo me moría de ganas de besarla. Pero sabía que habría tiempo para eso. Le había pedido a Javi que cuando trajera el postre nos pusiera música de ambiente para después, pero no sabía si se acordaría. Al poco rato nos trajo el postre, pero no puso música, por lo que no sabía si esperar a que volviera otra vez al llevarse los platos o "ir al baño" y recordárselo. Por el momento decidí esperar, si eso, ya tendría tiempo después para ir a buscarlo.

Nagore: Que lástima que tengamos el mismo postre, me hubiera gustado probar del tuyo...

Sandra cogió un pedazo de coulant con el tenedor y me lo acercó a la boca.

Sandra: Pruébalo

Me acerqué un poco más y me lo puse todo en la boca para evitar que cayera nada encima de la mesa. Eso sí, arrastrando mis labios del tenedor lentamente para crear un poco más de tensión. Vi que Sandra se mordió el labio cuando me acabé de apartar y volverme a apoyar en el respaldo de la silla. Repetí la misma acción que ella y también cogí un pedacito de mi postre.

Nagore: Quieres?

Se acercó ella también y mientras se acercaba le alejaba un poco la cuchara hacía mí para tenerla más cerca. Me miró de manera desafiante y paré el movimiento. Ella también cogió el pedazo de golpe y parecía que me iba a imitar al separarse del tenedor, incluso lo hizo más lentamente que yo. Sandra siempre conseguía intimidarme cuando ella quería, y me volvieron a entrar esos nervios que si no controlaba, iban a dirigirse a colorear mis mejillas otra vez.

Acabamos de comer el postre en silencio, mirándonos entre bocado y bocado, pero no era para nada incómodo, más bien todo lo contrario. Nos encantaba seguirnos el juego de las miradas, y esperar a ver quién se rendía antes, lo mejor era que nunca cedía la misma y la mayoría de veces aguantábamos más bien poco, pero supongo que esa vez la distancia ayudó a que la tensión quedara en empate hasta que volvió a aparecer Javi. Las dos miramos rapidamente hacia él para intentar disimular la tensión del ambiente.

Javier: Que tal chicas?

Nagore: Muy bien

Sandra: Genial -dijo mirándome de reojo-

Javier: Os voy a poner un poco de música de ambiente para que os relajéis. Yo me llevo los platos y ya no os molesto más. Cerramos a la una, así que aún tenéis bastante tiempo.

Javi se dirigió hacia un pequeño armario que había en la sala, lo abrió dejando ver un equipo de música. Sabía que no me iba a fallar. Por lo visto ya tenía la música preparada y sólo le dió al play. Se fue con los platos y ajustó la puerta.

Por si la tensión no fuera ya lo suficientemente alta empezó a sonar "you can't always get what you want", interpretada por Ituana, lo que hizo que se caldeara un poco más el ambiente.

Escuchamos las primeras cuatro notas antes que la voz empezara a cantar, mirándonos fíjamente, pero Sandra no tardó en levantarse y dirigirse lentamente hacia mí. Parecía que mi corazón daba un latido a cada paso que daba. Se sentó de lado encima de mí y me susurró al oído.

Sandra: Te vas a quedar sentada mucho más rato?

No dije nada y sólo me quedé mirándola un poco más. Estaba pensando en lanzarme yo y besarla ya, pero se levantó antes de que pudiera hacer cualquier movimiento.

Me levanté también, casi por acto reflejo, y me acerqué a ella. Estábamos frente a frente, las dos sentíamos nuestra respiración, y poco faltaba para que nuestros labios se rozaran. Pero parecía que ella quería jugar un poco más. Puso sus manos por detrás de mi cintura y yo aproveché la ocasión para reposar mis brazos sobre sus hombros y dejar las manos por detrás de su cuello. Fuimos caminando al lento ritmo de la música hacia dónde ella quería, yo sólo iba hacia atrás dejando que me guiara, hasta que dejó que chocara suavemente contra la pared. Lo que provocó que se me escapara una sonrisa, que Sandra tardó poco en arrebatarme con un intenso beso inesperado. Yo lo seguí con ganas, sin dejar que su lengua fuera la única que se apoderara del beso. Y así seguimos varias canciones más, dejando que nuestras manos también fueran al ritmo de la musica y fueran bajando por nuestra espalda, depositando nuestras manos en los bolsillos traseros del pantalón, dejándo surgir algunos momentos fogosos de algún agarrón y algún que otro gemido de placer y picardía, y no tengo ni la menor idea de cuales fueron esas canciones, porqué yo estaba muy alejada de esa sala.

A medida que nos íbamos relajando, nos fuimos separando de esa pared que se había fundido con nosotras y acabamos abrazadas un buen rato andando entre románticas melodias, y aunque no estubiéramos bailando, la música ya cumplía su papel. Ser una buena excusa para tener nuestros cuerpos pegados.

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Os dejo el enlace de la canción para l@s que no la conozcáis y os queráis hacer un poco más a la idea de la escena. Gracias a l@s que seguís leyendo la historia. Siempre es un placer para mí que me contéis que os parece. Hasta la próxima 😉😘!

Quiéreme, así de bienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora