Sentía como la piel de todo el cuerpo se me erizaba con cada roce de su mano, sentía un calor especial cada vez que él pasaba el cepillo por mi cabello. Era una sensación hermosa.
Un silencio total reinaba en la habitación, lo único que lo interrumpía eran mis latidos y la respiración de Harold. Estaba tan sumida en mis pensamientos y enfocada en sentir cada sensación en mi cuerpo que él provocaba al cepillarme el cabello, que no me había dado cuenta que ya había parado.
-Bueno, no conozco del todo este ritual femenino tuyo para vanamente intentar superar tu belleza natural, así que... creo que a partir de ahora sólo observaré. -dijo con un elegante tono de voz-
Me dió mucha gracia la manera en la que dijo esto, y me halagó el cumplido; reí, deposité un beso en su mejilla y me dirigí hacia mi bolso, en el cuál, afortunadamente siempre traía mi bolsa de maquillaje.
Comencé a rizar mis pestañas, difuminar sombra en mis párpados, y a empolvarme la cara. Estaba totalmente concentrada, pero aún así, con mi vista periférica, lograba darme cuenta de la manera tan curiosa en la que me veía Harry.
-¿Qué pasa? -pregunté volteando a verlo-
-Nada -sonrió- es sólo que me gusta verte.
Me sonrojé y continué con lo mío. Me deliné los ojos con un lápiz marrón y me puse varias capas de rimel, un poco de blush y mi labial carmín de siempre. Me miré al espejo y comencé a arreglar pequeños detalles en mi cabello y cejas. Saqué perfume de mi bolso, y lo rocié en mi cuello. Ya estaba lista.
-Bien, ahora sí, ¿puedo saber a dónde iremos, y porqué tanto misterio?
-Lo sabrás hasta que lleguemos -dijo Harry en tono de burla-
Hice un puchero en mi vano intento de hacer un berrinche que lo convenciera de soltarme la sopa, y sólo logré hacerlo reir.
Salimos de su hogar tomados de la mano, nos dirigimos al garage y subimos al coche. Él lo encendió y arrancó; yo estaba muy anciosa, no entendía porqué él no quería decirme hacia donde íbamos, y porqué tanto misterio. Estaba segura de que debía ser muy importante, porque incluso me compró un vestido específicamente para esta ocasión. Supuse que debía ser algo sumamente especial.
Ya había pasado media hora de camino; le pregunté a Harold si ya casi llegábamos y él me sonrió pícaramente y negó con la cabeza. Yo encendí el estéreo y conecté mi iPod; elegí canciones en español apropósito y me puse a cantar.
-Sabes que no entiendo nada de lo que dice la letra.
-Y tú sabes lo mucho que me encantaría que aprendieras español. Es justo, yo sé inglés, tú deberías de aprender español. -levanté una ceja-
-De acuerdo, lo haré. -dijo sonriendo y entrelazando su mano libre con la mía-
Pasaron casi dos horas, pero con él, el tiempo pasaba muy rápido. Nos estacionamos enfrente de una casa, en un vecindario muy lindo. Salimos del auto y nos dirigimos hacia la puerta, y Harold tocó el timbre.
-¿En dónde estamos amor? -pregunté-
-En mi casa, linda -dijo sonriendo- quiero que conozcas a mi madre.
Por un momento, me aterré completamente. Un pavor inmenso invadió mi cuerpo; en menos de dos segundos ví una escena en la cual, yo no le agradaba a Anne. Creo que nunca antes había sentido tanta necesidad de agradarle a alguien, y tanto miedo porque no fuera así.
El tiempo en que ella tardó en abrir la puerta me pareció eterno, y cuando lo hizo, nos recibió con una amplia sonrisa. Lo primero que hizo fue abrazar calurosamente a su hijo, acto seguido, me miró a mí, y luego a él, como pidiéndole que me presentara.
-Mamá, ella es (tn)____, mi novia. -dijo Harry sonriendo ampliamente y dirigiéndose a su madre-
-Mucho gusto -dije sonriendo nerviosa-
-Mucho gusto (tn)____, yo soy Anne -dijo extendiendo la mano para saludarme- Vaya, no me habías comentado lo bonita que es, hijo. -dijo en un tono muy dulce-.
Me sonrojé y sentí un alivio dentro mío.
-Muchas gracias -dije sonrojada-
-Pasen chicos, que les prepararé un poco de té.
La tarde se me pasó rápido. Estuvimos un par de horas en casa de Harry, y también conocí a su hermana Gemma, un amor de chica. Tomamos el té y yo le hablé a su madre de mí, de porqué estaba aquí en Londres, y un millón de cosas más.
El que Harry me hubiese presentado a su familia, realmente significaba mucho para mí. Me complacía saber que, almenos, no les desagradé a su madre y a su hermana.
Era casi media noche cuando abandonamos la casa de Anne; estábamos en Holmes Chapel, bastante lejos de Londres, así que Harry rentó una cabaña, no muy lejana de allí. Insistí en pagar al menos la mitad de la renta de la cabaña, pero él no me lo permitió.
La cabaña era muy acogedora; y de un solo nivel. Al llegar, lo primero que hice fué encender la chimenea y sentarme frente a ella; mientras tanto, Harry estaba en la cocina preparando café.
Bebíamos café frente al fuego, sin decir una sola palabra, permanecimos sentados en el sillón, tomados de la mano. Depositamos nuestras tazas vacías sobre una mesita que estaba junto al sillón, y yo recargué mi cabeza en su hombro. Estuvimos así un rato, y luego él colocó su mano en mi barbilla, y delicadamente giró mi rostro, para besarme. De nuevo esas inexplicables y descontroladas mariposas revoloteando dentro de mi estómago, esos fuegos artificiales dentro de mi cabeza, ese hormigueo en todo mi cuerpo, ese enorme placer recorriéndome. La intensidad del beso fué aumentando cada vez más; nuestros labios se fundían y cuando sentí su lengua abrirse paso dentro de mi boca, yo cedí. Aún no logro describir con exactitud el millón de emociones que me recorrieron en ese momento.
Harry colocó su mano en mi cuello, y me atrajo hacia él, de tal manera que nuestros rostros se juntaran todavia más de lo que ya estaban. De mi cuello, pasó a acariciar mi cintura, y de ahí, bajó a mis muslos. De ahí, todo pasó muy rápido; en un segundo, ya estaba acostada en el sillón, y él estaba sobre mí. Mis piernas rodeaban su cuerpo y mis brazos su cuello. Él me cargó y me llevó hacia la cama. Me recostó y se separó de mí. Comencé a desabotonarle la camisa, y él a besarme el cuello. Caí en la cuenta de que estaba apunto de acostarme con él y reaccioné. Me separé y él notó que algo andaba mal.
-¿Qué pasa? -dijo con la respiración, aún acelerada-
-No puedo, no estoy lista... -dije susurrando-
-Te voy a cuidar -dijo, besándome el cuello-
-Es que tú no entiendes... -cerré los ojos mientras él seguía besandome el cuello- Nunca he estado con nadie.
Al pronunciar estas palabras, sentí como Harry se alejó de mí, arrepintiéndose de lo que estaba a punto de hacer.
-Discúlpame (tn)___, no tenia idea... -dijo con un hilo de voz-
-No te preocupes -dije y deposité un beso en su mejilla-
Él se sentó sobre la cama y respiró profundo, yo me senté junto a él y acaricié su mano. Él me dedicó una sonrisa comprensiva.
-Nunca te obligaría a nada, te quiero, y quiero lo mejor para tí, quiero que seas feliz -dijo con su ronca voz-
No supe que decir, así que solo le sonreí también y lo besé en los labios.
Después de eso, reinó el silencio, ambos nos metimos en la cama y nos acurrucamos. Harry besaba mi frente y con sus manos, acariciaba mi cabello, yo hundí mi rostro en su pecho.
Después de 10 minutos, no supe nada más del mundo, caí en un profundo sueño.