CAPITULO 2

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Estoy en casa, tumbada en mi cama con mi Iphone 5 acostado junto a mí. Espero alguna llamada de ese dichoso despacho de abogados, aún sabiendo que hay un 99% de posibilidades de que no contacten conmigo. Desde la semana pasada, paso las mañanas con mamá en la oficina de su taller de costura y las tardes o las paso en mi cuarto haciendo cursos online o con Jack. Jack ama los video juegos, no son mi delirio pero lo pasamos bien juntos, el super mario original es el que más nos pica, podemos pasar horas y horas corriendo pantallas.

Suena mi iphone, pero no es la llamada que espero. Es Tony. Un madrileño que conocí en la facultad, con el que estoy congeniando muy bien últimamente. Me refiero con conectar a pasarlo bien en la cama y nada más. Es uno de los tíos con los que lo he pasado mejor y no estoy dispuesta a acabar con nuestra "relación". Como amigo no me vale, como pareja nunca me plantearía tenerla y lo dicho es únicamente un amiguito con derecho a roce. A papá le encanta que salga con él, dice que es de muy buena familia y que el chico se ve aplicado que en breve tendrá un futuro labrado en la empresa familiar y que sería un muy buen partido. Si papá supiera los partidos que acabamos jugando cada vez que quedamos se echaría las manos a la cabeza. ¿Su niña recibiendo de Tony ese tipo de goles y penaltis? No definitivamente mejor que siga inocente y no sospeche de mis quedadas con él.

- ¿Si, Tony? –Quiero cerciorarme que es él, antes de soltar ninguna barbaridad de las mías.

- Sí loca. Soy yo. – Contesta animado.

- Uiiii. Con que tonito has soltado eso de loca. ¿Te gustaría quitarme el estrés de la mejor manera y cómo únicamente solo tú sabes hacerlo? – Le pregunto, cruzando los dedos para que me diga que sí. Me estoy volviendo loca con este chico, no estoy enamorada de él, pero lo cierto es que cada día lo paso mejor en su cama. No lo entiendo.

- Pues claro loquita. ¿Estás en casa? Te recojo. – Casi me lo ordena.

- Ok. En cinco minutos estoy abajo. Espero que vengas descansado y que tu padre no te haya explotado demasiado en la oficina. Lo pasarás muy mal si es así. – Tras decirle la última palabra me lanza un "lo veremos" y me cuelga.

Compruebo mi ropa interior. Necesito corroborar que le pondrá a 500 por hora cuando la vea. Sí llevo mi conjunto de encaje negro con fondo granate. Me pongo mi vaquero favorito Lois, una camisa apretada negra y mis botas de plataforma. Me suelto el moño y pinto mis labios rojos mate. Sí. Ahora sí estoy lista. Miro mi Iphone lo cojo y le digo mirando la pantalla.

- Chiquitín, la llamada que esperamos tendrá que esperar. Quizás para siempre. – Lo meto en mi bolso. Me despido de Jack que hace los deberes en su cuarto y le digo que he quedado con una amiga. Mejor no dar tantas explicaciones. Cojo las llaves y bajo hasta la calle.

Una vez salgo, veo como Tony esta esperándome en su BMW rojo descapotable. Lo veo como me mira. Sé que le pongo, me pone y deseamos pasar estos ratos juntos. Subo al coche y le saludo con un simple "buenas tardes". Estamos en un lugar donde las persianas tienen ojos. Es mejor no arriesgarse. Ambos sabemos que es mejor que nadie sepa de nuestra "extraña" relación. Sabemos que ninguno queremos que llegue a más. Arranca el motor. Sale. Ya puedo hablar a mis anchas.

- ¿Vamos a tu casa? –Con su casa me refiero a un pequeño apartamento que le regalo su padre cuando finalizó la carrera. Donde hemos pasado momentos de pura lujuria. Estoy segura que no sólo he sido la protagonista de las películas de ese escenario. Tony es demasiado potente, de hecho he de reconocer que alguna vez me he saltado yo también las reglas. Cuando la primera vez hicimos una quedada de este tipo, pusimos unas reglas. Cada uno tendría siempre que contar al otro si iniciaba una relación de cualquier tipo. Éramos amigos y a pesar de todo eso no debería de cambiar por que apareciera alguien a cambiar el ritmo de nuestros "polvos". Ese primer reencuentro nuestro fue el primer año de carrera y durante los cuatro años no hemos podido parar. Esto se ha convertido en una costumbre para nosotros y lo mejor de todo sin compromiso alguno.

Querido psicologo particular...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora