Aparco la moto y como tengo buena educación le invito a subir. Alex asiente, al parecer está deseando.
Entramos en el apartamento, pongo a tope la calefacción para caldearlo todo, odio abrigarme en casa y en este instante tendré que hacerlo si no sube la temperatura. Aunque es cierto que seguramente Alex hará que me sienta lo suficientemente caliente.
Se sienta en el sofá le pido que espere allí, voy a darme una ducha y voy a ponerme mi pijama, quiero estar cómoda. El asiente.
Cuando ya he cerrado la mampara del jacuzzi y el agua que sale por la alcachofa inunda mi cuerpo, escucho el ruido que hace la mampara al abrirse y siento como no solo el agua toca mi cuerpo.
Esas manos, son inconfundibles, me recorren, se detienen en mis pechos y yo aún sigo con los ojos cerrados ya que el agua me impide abrirlos. Una de sus manos ya ha descendido, se ha detenido en mi clítoris y sus dedos índice y medio están en mi interior.
El movimiento de sus dedos hace que me empape más por dentro que por fuera, mis pezones son agujas y Alex está bajo la ducha con el sexy traje empapado. Me dejo llevar, no puedo evitarlo.
Su castaño pelo está empapado y yo me cojo de él para estírame de placer. Mi cuerpo es todo suyo, y Alex lo sabe. Sus labios devoran los míos y hace que me derrita. No puedo sentir más gusto. He de reconocer que Tony, al que debo mil respetos, no tiene nada que ver con este macho ibérico Andaluz.
Una vez está desnudo, que trabajo me ha costado deshacerme del traje y camisa mojados. Alex ya está ante mí como Macarena lo trajo al mundo. El agua sigue cayendo y hace que la escena arda. Agua caliente y calentura humana inundan el jacuzzi.
Me pega a la pared, menos mal que el alicatado ya está calentito, sino habría chillado y no de placer precisamente. Ya no puedo pensar en nada, este pedazo de tío me cubre totalmente, me pide penetración sin protección y yo asiento. Le pido que el clímax lo alcance fuera. No quiero tomar más píldoras por su culpa. Asiente como siempre que le pido algo.
Me penetra y como para no notarlo. Sus manos sujetan mi trasero con fuerza. Tanto me aprieta que noto como me duele, pero el placer es mucho mayor que ese dolor que me provocan sus dedos en mis cachetes.
Mis manos recorren sus pectorales y Alex sigue entrando y saliendo en mí. Por momentos siento tanto placer con sus estacadas que creo que me hago pis. Pero no, menos mal.
Tras un largo rato de juego, tocamientos y excitación alcanzamos un Orgasmo del tamaño de la bola mundial.
Alex me retira el pelo de la cara y como prometió su semen ya está conducción abajo. Nos duchamos. Alex coge la esponja y la empapa de gel. Me sujeta por los hombros y me limpia la espalda con delicadeza, me sigue enjabonando y noto como empieza a enjabonar más abajo de lo normal. Lava mi trasero de una manera muy sexy. Me giro y sigue llenando mi cuerpo de espuma. Me devuelve la esponja y yo repito lo que él acaba de hacer conmigo.
Cuando estamos los dos llenos de espuma rosa. Ambos reímos y yo empujo el pulsador y el agua nos envuelve como al principio. Acabamos liados él en una toalla y yo en mi albornoz.
- Voy a terminar por comprar otra bata de baño para tí si esto se sigue repitiendo. – Le digo.
- Pues claro que seguirá repitiéndose. ¿Acaso no lo deseas? – Me pregunta con una mirada tan sexy como profunda.
- Alex no sé lo que deseo contigo sinceramente. No debiéramos seguir. Aunque me muero por hacerlo. – Reconozco un poco avergonzada.
- ¿Ali porque no debemos? – Quiere saber.
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Querido psicologo particular...
RomanceNunca podemos saber en un determinado momento de nuestra vida lo que el destino nos depara. Y en esta historia podemos darnos cuenta de ello, desde inicio a fin. Este es el caso de Alison Jones Smith. Una chica madrileña, hija de Ingleses, recién gr...