Querido psicólogo particular:
Buenas tardes, estoy agotadísima. Mis pies no son pies, y mi cuerpo no puede más. La duchita que he tomado me acaba de sentar muchísimo mejor que un buen polvo. El día ha sido agotador. Han destacado los nervios del primer día, dos taconazos todo el día pegados a mis pies, una falda de tubo demasiado ajustada para mi gusto, una chaqueta que me ha tenido todo el día entrajetada, cosa que no es de mi agrado, y la presencia de D. Alejandro Jerez, definitivamente creo que me va a ser difícil estar todo el día junto a éste pedazo de macho ibérico.
Es guapísimo, moreno, alto, fuerte y vuelvo a mencionarte las dos esmeraldas que tiene por ojos. Creo que es uno de los hombres más atractivos que me he cruzado en mi vida. Su carácter si es cierto que aún no lo tengo muy ubicado. Es bastante serio, sus ojos a pesar de lo bonitos que son transmiten tristeza. No tiene una relación muy cordial con los compañeros, al menos durante el día de hoy. Conmigo ha sido muy correcto y educado. Y esta situación aún me pone más. Si este hombre supiera... lo mismo no me habría admitido en su despacho de abogados, sí seguro que no me habría seleccionado. Por eso lo mejor es sufrir mis calentones en silencio. Cierto es que me gustaría saber más de él. Me gustaría saber por qué es tan joven y está al frente de este importante buffet, si está casado, o al menos si está comprometido, si tiene hijos, aunque esto último no lo creo. Además vuelvo a insistir, no creo que sea realmente feliz, no lo aparenta.
Entré a las 08:00 puntual, como me indicó Marta. Ella estaba esperándome para darme instrucciones sobre el trabajo e intentar que me adapte a la empresa lo mejor posible. Se lo agradezco de corazón varias veces a lo largo de la mañana y ella se muestra muy cariñosa conmigo como en las dos anteriores conversaciones que he tenido con ella. Después de pasar conmigo toda la mañana y de darme también algunos trucos para que el jefe principal esté contento con mi trabajo, me invita a almorzar con ella.
Bajamos a la Calle me indica un restaurante en el que me aconseja que almuerce, ella conoce a los trabajadores y tiene buena relación con los mismos. Dice que son muy "apañaos" como suelen decir aquí. Después del almuerzo y de tomarnos un té calentito se despide de mí. Me desea suerte me da dos besos y me da ánimos diciéndome "Mucha mierda Alison". La verdad, agradezco haberme topado con esta chica.
Cuando he regresado a mi oficina, he encontrado una nota en la pantalla de mi ordenador en la que D. Alejandro me decía:
- Señorita Alison. Ha terminado su jornada, para ser el primer día está bien por hoy.
Me he quedado sorprendida, ¿Por qué no me lo ha dicho a mí en persona? ¿Por qué no me ha dado el gusto de verlo pronunciar algunas palabras para mí?, aunque rápidamente respondo yo misma a mi pregunta. D. Alejandro no está en su despacho, se ha marchado. Sigo pensando lo que pensé en ese momento. Le habrá salido un plan con una churri o su mujercita le estará esperando ansiosa, como estaría yo si ese tío estuviera a mi disposición. En fin no logro averiguar donde se marchó. Lo cierto es ¿Y a mí qué leche me importa eso? Mientras estoy cerrando mi PC, sale otro de los abogados. Me saluda y se presenta. Alfonso Guerrero. Se encarga de temas relacionados con divorcios única y exclusivamente. Me dice que ya iré conociendo a todos los compañeros. Es un señor mayor, aparenta ser buena gente y campechano. Me da confianza. Me anima en mi nuevo trabajo y me da la enhorabuena diciendo: "Algo buenísimo tiene que tener señorita para que Alejandro la haya elegido a usted entre todas las candidatas". Me pasa unos cuantos recados para el día siguiente y se marcha, me informa además que el resto de compañeros no se encuentran ya que han tenido una reunión importante y después se fueron a almorzar todos. Él no ha podido acudir, además de que la reunión no era competencia suya, no disponía de mucho tiempo libre. Alfonso agobiado me confiesa. Según él los divorcios se multiplican todos los días. Se despide cordialmente. Unos minutos después salgo del despacho y cierro la puerta con la llave que Marta me ha proporcionado. Cada componente del bufet cuenta con una para acceder a las oficinas en cualquier momento. Al parecer soy la única que tiene horario fijo. Los abogados trabajan según exigencias.
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Querido psicologo particular...
RomanceNunca podemos saber en un determinado momento de nuestra vida lo que el destino nos depara. Y en esta historia podemos darnos cuenta de ello, desde inicio a fin. Este es el caso de Alison Jones Smith. Una chica madrileña, hija de Ingleses, recién gr...