CAPITULO 6

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Y el pitido del Iphone consigue que abra los ojos. Como las mañanas anteriores, me voy al baño a vestirme y arreglar un poco mi rostro y cabello. Hoy me he decidido por un vestido camisero verde militar, con un largo por encima de la rodilla. Unos salones en y un foulard del mismo tono que éstos. Me recojo el pelo con un clips nacarado y pongo mis pendientes Tous blancos nácar. Me maquillo pinto mis labios en un marrón oscuro "última tendencia", acabo y como la mayoría de las veces me digo a mi misma.

- Ali, estás divina. Que bellezón. – No me considero un pivonazo pero la verdad del montón, pues sí. No suelo ser creída, pero me gusta arreglarme y llamar la atención, para que negarlo.

Llamo a radio taxi. Me recogen en la puerta del bloque y en un abrir y cerrar de facebook estoy en la puerta del despacho. Entro, llamo a la puerta de Don Alejandro, con intención de darle los buenos días.

- Adelante. – Responde a mi toque de la puerta con esa rasgada voz. Abro la puerta y le veo junto a un archivador buscando algún documento. No puede ser, no me sale la voz del cuerpo. Estoy haciendo el ridículo más grande del mundo, pero este pedazo de bombón ha atrancado mis palabras. Lleva un traje negro, una camisa blanca y una corbata morada. Soy una estatua pero en todos los sentidos. No puedo moverme ni tampoco soltar palabra.

- Señorita Alison, buenos días. Sea educada por favor. – Sus palabras aún me ponen más nerviosa. Soy una mentecata. Seguro y se ha dado cuenta que me atrae muchísimo, la has cagado pero bien pedazo de estúpida, me digo.

- Per, per, perdone. Don Alejandro. Buenos días. Disculpe. – Soy una estúpida. ¿Porqué tartamudeo? ¿Esto es normal? definitivamente Alison estás haciendo el ridículo un poquito, ¿Qué digo un poquito? Mucho.

- No tengo nada que perdonarle señorita, sólo que una chica como usted debe mostrar ciertos modales. No creo que eso deba enseñárselo. Se rodea y me deja con cara de boba mirándole, sigue buscando los documentos como si yo no estuviera allí. ¿Será esto posible?, pues sí.

- Don Alejandro, sólo una pregunta ¿Puede atenderme?.

- Sí Alison dígame. Pero por favor no me entretenga mucho, estoy bastante liado, tengo un caso importante entre manos y mañana se celebra el juicio. Es decisivo y lo que menos necesito es perder tiempo.

- Creo que entonces mi pregunta sobra. – Le respondo con claridad.

- ¿De qué va la pregunta? , ¿A caso quiere invitarme a un café?. – Jolín esto no me lo esperaba. Dios mío. ¿Qué respondo si me muero de ganas de una situación así? El, yo juntos... No, Ali, estás loca de remate.

- Simplemente quería hablarle del caso del Señor Raul Guerra y su futura ex esposa, me dijo que le diera cita para mañana y así lo hice, pero por lo que veo tendré que llamarle para anularla. Ya tiene ocupado el día de mañana por completo con ese caso. – No quiero dejar las cosas así, por tanto sigo, siempre he sido echada para adelante no voy a quedar como una pava en esta situación ante este tremendísimo.

- D. Alejandro, pero que si le apetece un café en uno de sus descansos puede avisarme y queda más que invitado. Ahora le dejo que le veo bastante liado. – Sí , bien Ali, apúntate cien puntos. Qué bien he estado.

- Gracias señorita. Conforme avance la mañana veo si acepto su invitación. Además creo que merezco al menos unas disculpas por su descortesía de entrar en mi despacho sin ni siquiera darme los buenos días. – sonríe. Sonrío y salgo del despacho. Me siento en mi mesa y enciendo el PC, aunque suelo trabajar para D. Alejandro, los demás compañeros de este me desvían muchas llamadas y también tengo que tener las agendas de todos al día para avisarles de sus juicios, reuniones, citas... Es un caos pero ya poco a poco mis días allí van cogiendo forma, cojo confianza y me gusta. Mis días están asociados a mil tablas en Excel, calendarios, fechas, clientes... pero me siento bien me siento realizada y además el sueldo me dará para vivir dignamente.

Querido psicologo particular...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora