Mierda

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-Mierda. MIERDA. NO PUEDE SER.

-¿Qué? ¿Qué pasa?-Pregunté.

-Las fotos... Las... Las que envié... Mierda.

-Cálmate.-Dije.-¿Qué ocurre?

-Una de las fotos de la última sesión que le envié a Katrina...

Rupert se sentó en la cama y se tomó la cabeza.

-Van a despedirme.

Acaricié su nuca, sentándome a su lado.

-¿Qué pasa?

-Envié las fotos equivocadas. Envié las de los dos desnudos.

Parpadeé.

-Oh, no. ¿Estás seguro que...?

-Sí.

Reí.

-Entonces también estoy despedida.

Rupert me miró.

-No podrás actuar ni modelar por quince años.

-Lo sé. ¡Será el paraíso! Estoy harta de estas cosas.

Rupert me sonrió.

-¿En serio?

Asentí y lo abracé.

-¿Por qué no trabajas en el estudio con tu hermana?-Pregunté.

Rupert frunció el ceño.

-Ni de chiste, sabes cómo es.

-¿Y? Es mucho mejor que Katrina.

Suspiró.

-Lo sé. Pero no quería sentirme acomodado en su estudio. Quería ganar mi propio trabajo. Aunque supongo que tienes razón. Como siempre.

El teléfono de Rupert sonó con un mensaje.

-Katrina nos quiere en su oficina en media hora.

Suspiré.

-Bien. Pero que ella recuerde que yo tengo las demandas legales.

El fotógrafo [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora