No... ¿Cierto?

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Jadeé.

Las manos de Rupert acariciaron mis pechos con más fuerza. Gemí.

-Emma.-Susurró en mi oído.-Eres hermosa.

Me besó con intensidad.

-Preciosa.

Su cuerpo desnudo se adueñó por completo de mí. Su mano derecha recorrió mi espalda, acercándome a sí aún más mientras me penetraba.

Su cabello rojizo rozó mi frente cuando lo besé.

-Emma.-Sonrió.-Te...

-¡Emma! ¡Despierta!

Abrí los ojos. No podía ser. Había estado soñando... Maldita sea. Había soñado que Rupert me... Me hacía el amor...

Abaniqué mi rostro con una mano.

-Oye, prometo que no te estaba observando.

Él rió.

-¿Cómo entraste?

-Dejaste abierta la puerta. Escucha, yo... Voy a revelar las fotografías y pensé que querrías acompañarme.

Suspiré y asentí, abanicando mi rostro otra vez.

-Bien. Entonces, vamos.

Me puse de pie. Llevaba aún la bata que usaba con Rupert en las sesiones de fotos.

Suspiré.

-Tengo que... Vestirme.

-¿Acaso duermes desnuda?-Volteó riendo.-Oh.-Dejó de reír.-Lo siento, no quise... Lo lamento.

Sonreí.

-No importa.

Rupert se acercó a la puerta del cuarto.

-Saldré para esperarte en la sala. ¿Cómo se abre desde adentro?

-Con una llave... Yo la tengo. No es necesario que salgas, me visto en sólo unos segundos.

Sus dedos temblaban. Dejé caer la bata soltando un suspiro. Estaba completamente desnuda. Y me bastó verme para saber que estaba excitada. Maldición. Un sueño caliente y...

-¿Ya?-Preguntó.

-Casi.

Comencé a vestirme. Por algún motivo, quería verme bien...

-Listo.-Dije.

Me acerqué a él y tomé su brazo.

Sonrió alzando una ceja.

-Te ves bien. Mucho.

Sonreí.

-Gracias.

Los dos salimos a la calle tomados del brazo.

Primero, él se dirigió a una casa de fotografía. Mientras hablaba con la dependienta, me acerqué a una de las paredes. Había una foto mía... Traté de no pensar en eso.

Rupert me sonrió.

-Ya está. Vamos. Pero está lloviendo, cuidado.

Tomó mi mano y corrió por la calle sin mucho rumbo.

Me hizo pararme bajo un alero.

-¿Quieres que te lleve otra vez a tu casa?

-No. Estoy aburrida. Llévame a cualquier sitio.

-¿A cualquiera? Fíjate que...

-Confío en ti.

Tomó mi mano y volvió a correr. Unos cuantos metros después, se detuvo delante de una casa pintada de verde.

El fotógrafo [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora