Demasiado cerca

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-Esta parte es muy buena.

Me encogí de miedo. Iban a asesinar al protagonista, era obvio.

Acerqué mis rodillas a mi pecho y las abracé, acurrucándome junto a Rupert.

Él rió.

-No me digas que tienes miedo.

-¡Claro que sí! ¡Lo van a matar!

Rió otra vez y besó mi frente suavemente.

-La próxima vez rentaré una comedia romántica para ti.

-Será mucho mejor.

Cerré los ojos mientras escuchaba los disparos. Algo caliente se sintió en mi cuello. Sus labios. No abrí los ojos mientras él me besaba el cuello suavemente.

-Emma...

Lo miré.

-¿Qué?

Sonrió. Estaba muy cerca. Realmente muy cerca.

Pero su teléfono nos interrumpió. Pausé lo que estábamos viendo y él atendió.

-¿Hola? Oh, señora... Sí. Sí, aquí estoy. Sí, ya acabamos. No, no estaba... No.

Me sentía mal por oír la conversación. Pero al parecer tenía que ver conmigo.

-Entiendo. Sí, lo sé. Sí... De acuerdo. Sí. Gracias.

Suspiró.

-¿En qué estábamos?-Pregunté acercándome a él.

-Tengo que irme. Lo siento.

Fruncí el ceño.

-¿Por qué? Ni siquiera acabó la película.

-Mírala tú... Mi jefa llamó. Tenemos una emergencia y el único idiota que va a cubrir la vacante soy yo.

Le acaricié la nuca. Lo cierto es que nos habíamos vuelto cercanos. Aquel día ni siquiera había ido a hacerme una sesión de fotos... Pero al parecer su jefa creía que sí.

-¿Tu jefa teme que nos acostemos o algo así?

-Sí.

Suspiró.

-La vida personal no se mezcla con el trabajo. Cree que voy a acostarme contigo y que comenzaremos a salir o algo así. Incluso cree que ya lo hicimos.

-Eso es una tontería.

-Lo sé. Pero es así. La odio, de verdad.

Lo abracé.

-Ella no tiene derecho a decidir sobre tu vida. Tú eres quien decide si quieres ir a cubrir una vacante de fotógrafo o quedarte con una amiga a ver una película.

Sonrió.

-Me estás chantajeando.

-Siempre puedes decir que decidimos hacer otra sesión de fotos.

Rupert aplaudió.

-¡Eso es! Eres brillante. Desvístete.

-¿Qué?

Sacó su cámara y el equipo de su mochila.

-Tengo el ángulo perfecto para fotografiarte viendo la película... Desnúdate, por favor.

Fruncí el ceño, pero obedecí. Le di la espalda y me quité la ropa.

Él no me estaba mirando. Tan respetuoso como siempre.

Me acosté en el sofá. Rupert se acercó a mí. Sus ojos estaban cubiertos con un pañuelo negro.

-Mira, así.

Tomó mi rodilla y la adelantó. Acto seguido, tomó mi cadera y la giró un poco. Me hizo apoyar mi cabeza en mi palma y me desató el cabello.

-Así. A ver...

Se paró detrás del sofá y disparó la cámara.

-Me encanta. A ver, mira hacia arriba. Ahora, tu barbilla a la izquierda. Genial, tus manos sobre el respaldo...

Yo me movía sin discutir, aunque realmente quería que me ayudara a acomodarme...

Me sonrojé ante la idea de que me tocara estando desnuda por completo.

-Vamos a subir, tengo un par de ideas para las fotos.

Me paré mientras notaba que él se cubría los ojos otra vez.

-Ay. El piso está helado.

Sonrió.

-Si quieres, puedo cargarte hasta arriba, pero...

-Sí.

Se acercó a mí. Pasó su brazo por mi espalda y por mis rodillas y me levantó contra su pecho.

-Tienes que guiarme porque no veo por dónde voy.

Sonreí.

-Vienen las escaleras.

Al subir, casi resbalamos. Eso lo hizo sujetarme con más fuerza, cerca de mi trasero... Pero fue extremadamente delicioso.

Me sonrojé.

Sus manos trataban de no apretar mi cuerpo y de no tocarme demasiado, pero mi piel ardía en deseos de ser acariciada...

-También tengo una idea brillante.

Él me dejó sobre la cama y sonrió.

-Dime.

-Quiero sacar unas fotografías.

-Mmm... ¿De qué cosa?

-De ti. Acariciando mi piel. Seguro a tu jefa le gustará el erotismo...

Sonrió.

-Me suena a una idea genial.

Me acomodé en la cama y estiré mis piernas. Él se quitó la camiseta para dar la impresión de que estaba desnudo, y me acarició una rodilla. Fotografié ese momento.

Luego me puse boca abajo y usé el disparador automático para enfocar sus manos detrás de mis muslos.

Sus manos me estaban matando. Quería que siguieran explorando, que ya no dudaran en acercarse a los lugares más íntimos... Incluso si quería tocarme entre las piernas o en el pecho...

Él no me veía, así que yo lo guiaba con mis manos y pies. Cada vez se sentía más calor en la habitación.

Me acosté boca abajo. Él se acostó sobre mí y besó mi espalda.

Esa fue la fotografía que mejor quedó, y fue el momento más erótico de mi vida hasta ese momento.

Sus piernas junto a las mías, sus labios en mi piel templada...

-Creo que...-Se separó de mi piel.-...Eso fue... Lo último. Pero ha sido una idea genial.

Temblando de placer, busqué mi bata y me la puse. Él se estaba poniendo su camiseta cuando volteé.

-Cielos.-Dijo mirando una foto.-Esta es... Parece que...

Se sonrojó.

Me acerqué. La fotografía en cuestión era confusa porque estaba en blanco y negro intencionalmente, pero parecía que él tuviera su boca entre mis piernas.

Por un segundo, pensé en él realmente haciéndolo, y ya no pude verlo cuando le regresé la cámara.

-Esta mejor no la envío. Prefiero que quede entre nosotros.

Asentí, aliviada.

-De acuerdo. Entonces, me marcho. Nos vemos muy pronto. Gracias por la maravillosa tarde. Y no olvides ver esas películas.

Le sonreí con timidez, y besé su mejilla.

-Nos vemos.

Sonrió.

-Nos vemos.

El fotógrafo [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora