En problemas

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Desperté en el hospital. Rupert estaba dormido en una silla a mi lado, sosteniendo mi mano.

Traté de avisarle que estaba despierta, pero no pude hablar. Así que usé mis pocas fuerzas para apretar su mano.

Él bostezó y abrió los ojos.

-Emma. ¡Em! ¡Gracias al cielo!

Se inclinó sobre mí, sin saber cómo no hacerme daño, y me besó suavemente.

-¿Cómo te encuentras?

Sentía la boca seca y con sabor a sangre. No podía hablar.

Él comprendió y acarició mi mejilla.

-Esa tonta. Como vuelva a acercarse a nosotros, la mataré.

El bebé. No podría haber sobrevivido a tanta violencia... ¿Cierto?

Miré mi vientre y luego a Rupert con preocupación. Él besó mi frente.

-Los dos están bien.-Dijo sonriendo y besando mi frente.-No te preocupes por ellos.

Fruncí el ceño. ¿Ellos?

Rupert acarició mi mejilla y se inclinó sobre una mesita que había junto a la camilla para tomar algodón y alcohol, junto con agua.

-Rebecca me explicó cómo hacer.-Dijo sonriendo.-Seré tu enfermero.

Sonreí y cerré los ojos.

El ardor del alcohol en mis heridas casi me hizo gritar de dolor.

Él se disculpaba varias veces, pero seguía doliendo.

Tomó mi espalda y con la delicadeza más absoluta me ayudó a sentarme para beber agua. Al principio tuve que hacer gárgaras para sacarme la sangre y luego escupir en un recipiente. Él esperó pacientemente.

Mi voz parecía querer volver, así que traté de hablar.

-Rupert... ¿A qué te referías con 'ellos'?

Sonrió y apretó mi mano. Sostuvo mi nuca para ayudarme a estar mejor sentada.

-Son mellizos.-Sonrió.-Los niños. Son mellizos.

¡¿Mellizos?!

-Yo...

-Y están bien, no te preocupes, aunque haré pagar a esa sucia perra lo que te hizo.

Lo abracé con toda la fuerza que tenía, que no era mucha. Estaba débil y necesitaba comer algo.

-Tengo hambre.-Murmuré.-¿Puedes...?

-Claro.-Rió.-Aquí mismo tengo comida. No quería dejar tu cuarto ni por un segundo.

Acarició mi antebrazo y me besó antes de levantarse para calentar agua. Se asomó al pasillo para avisar que yo estaba despierta.

-Rebecca llegará en unos minutos, está atendiendo una urgencia.

Asentí, mareada, y acaricié mi vientre.

-Rupert, sobre... Sobre lo que ella dijo, yo... Yo no... Nunca fue mi intención buscar tu dinero...

Sonrió.

-¿Te parece que le creo a esa idiota? No te preocupes. Sé que es tan falso como que yo pensaba dejarte por otra. Tú eres la única que me importa, Em.

Ese apodo. Cada vez que él lo decía, yo moría por besarlo hasta que me hiciera el amor cálidamente.

Tomé su brazo y lo acerqué a la camilla.

-¿Qué día es hoy? ¿Hace cuánto que estoy desmayada? ¿Has comido algo? Te ves demacrado. Y...

-Oye, oye. Tranquila, FBI. Estoy bien, he comido bastante por los nervios. Y ha sido sólo hoy que he comido mal. Llevas inconsciente tres días.

-¿Tres días?

-Sí. Aunque si te hace sentir mejor, Katrina está en prisión preventiva por haberte golpeado. Las cámaras de seguridad de su estudio lo filmaron. Y no puede acercarse a nosotros... Y el contrato tiene nulidad.-Sonrió.-Eres libre. Era ilegal hacer tratos de ese tipo, para su beneficio, y fue un acto de mala fe, además.

Suspiré aliviada.

-¿Cómo te sientes? ¿Duele algo? ¿Quieres un calmante? ¿Necesitas algo? ¿Quieres...?

-Que te calles y me beses.

Sonreí y él también. Esta vez sí se atrevió a abrazarme.

-Por el cielo. ¡Me tenías tan preocupado! Lo siento. Prometí que nadie te haría daño y no pude cumplirlo. Lo lamento. Esto es mi culpa, yo...

-No sigas hablando. Nada de esto fue tu culpa.

-Pero... Yo te prometí que te mantendría a salvo y...

-Estoy a salvo. Estoy contigo.

Suspiró y me acarició el rostro.

-Yo...

Pero no acabó su frase porque Rebecca entró, preocupada.

-Bueno, bueno. A ver. ¿Dónde está esa embarazada que siempre se mete en problemas?

El fotógrafo [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora