Gustavo
No podía respirar, al menos no correctamente.
Mi mente corría con pensamientos y mil imágenes chocando entre ellos. Sin pedirse disculpa, y volviendo a chocar.Seguía viendo a Vanessa a los ojos, no podía moverme, me estaba costando mantener el control sobre mi cuerpo.
Tampoco podía mirar aún hacia su pancita.Junto a mis pensamientos mi corazón también enfrentaba un carrera de varios kilómetros sin poder detenerse.
Ahora lo que ese Oficial había dicho tenía más sentido.
-No se preocupe, y una cosa- bajó la voz- le recomiendo mudarse y empezar de nuevo.
Él sabía. Era obvio.
Vamos Grier, concéntrate. La has buscado y amado por años, además era su única opción y su bebé no tiene la culpa. Piensa bien las cosas.
-¿Gustavo?- interrumpió Vanessa mi mente. Y enfocando de verdad mi mirada en su cara, logré ver esa carita llena de lágrimas y mordiendo su labio.
-Disculpa amor- besé su frente, a la vez que me levantaba del sillón que compartíamos.
-¿A dónde vas?- secó sus lágrimas. Y por más que quisiera abrazarla, ahora mismo necesitaba hablarlo con alguien. No me alejaría de ella pero necesitaba pensar.
-Iré con Drew, no te preocupes- tomé mi abrigo del perchero- acuéstate en mi habitación, no tardo de acuerdo.
Y sin poder evitarlo tomé su cara entre mis manos y la besé de la manera más tierna que pude.
-Duerme y descansa- apoyé mi frente en la suya y besando su nariz- no llegaré tarde.
Alejándome de ella, salí directamente hacía mi auto a la vez que sacaba el celular del bolsillo de mi pantalón.
-¿Drew?- hablé.
- Hermano, ¿cómo va todo?- respondió feliz, pero no pude responder - ¿Gus? ¿Está todo bien?
-Sí, pero necesito conversar con alguien, estoy agobiado.
-Claro, ven. Los chicos recién de fueron.
-Gracias- sonreí agradeciendo del buen amigo que la vida me dió.
No tardé más de treinta minutos en llegar a su casa, después de haber hablado.
****
-Es duro hermano- de rascó la nuca Drew.
-Bastante Drew.
-¿Pero piensas ayudarla?
-Por supuesto, la amo, no lo pensaré dos veces.
-¿Entonces qué haces acá?-se paro poniendo sus manos en jarra.
-¿Por qué lo dices?- lo miré extrañado.
-Deberías estar diciéndole todo esto, idiota.
-¿Tu crees?- estaba inseguro de qué decir y no enpeorar la situación.
-¡Claro! Años la esperaste- exclama- y sabías que algo tendía que haber cambiado, tu y Vanessa se merecen.
-Tienes razón - froté ni rostro con las manos.
-Lo sé- dijo tomando mis cosas- ahora toma y vete a tu casa a decirle eso y a abrazarla, idiota.
-Sí-me levanté- espero sepa entenderme- le hice una mueca de nervios- ya sabes, deseame suerte.
Nos abrazamos como hermanos que nos sentíamos y me fui directo con mi chica.
Vanessa
Apenas salió Gus no aguanté y rompí a llorar. Él no aceptaría a este bebé, solo era de ver cómo salió corriendo.
Comencé a secar mis lágrimas para dirigirme a una de las habitaciones de invitados del segundo piso. La casa de Gus tenía muy pocos cambios después de dos años, y aún podía recordar.
Nada más entré me acosté bajo las mantas, seguí llorando mientras abrazaba mi pequeñisimo vientre.
-No te preocupes amor, mamá siempre te amará- sonreí levemente aún con lágrimas.
Poco a poco comencé a sentir cansancio.
Gustavo
Todo estaba apagado en la casa, al parecer todos dormían. No pensé dos veces y corrí por las escaleras hacia mi habitación esperando ver a mi hermosa chica.
Pero no estaba.
Y entré en tensión.-¿Vanessa?- me asomé al pasillo.
Comencé a buscarla en el primer piso, quizás no la había escuchado pero no había rastro. Volví a subir a buscar por baños y habitantes incluyendo la de los chicos pero nada y sólo me quedaba una última puerta, y era mi opción final.
Dios por favor tenla ahí.
Abrí la puerta y pude después de varios minutos de tensión botar el aire y relajarme.
Ahí en la pequeña cama se encontraba ella tapada, acostada de lado. No dudé en acercarme, sacarme los zapatos, pantalones y acomodarme a su lado.
Acercándome lentamente a ella, la abracé por su espalda a lo que ella respondió únicamente acercándose más.
"Te amo" susurré en su oído.
Seguí abrazándola, acariciando lentamente hasta llegar a su pancita.Los iba a apoyar, sin duda.
Si tenía que ser su papá, lo sería.
Los amaba mucho.
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Inferno [En edición]
RomanceCuando las cuentas se acumulan y tienes personas a tu cargo, pero no hay trabajo aceptas la única salida que te queda y Vanessa Fuster no tuvo más opción que quedarse en Inferno. No hay momentos para pasar de página ni ser mejor, ya que en su vida n...