Capítulo XII: JAMES HASTINGS

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(James)

Me duele haberme quedado plantado. Ya lo tenía todo preparado. Estaba más que hecho. Hasta le pedí a Janeth que no viniera esta vez. Todo por una niñata insegura.

Me gusta Danna. Dios mío me encanta Danna. Desde el momento que la vi bajarse del taxi con su mirada melancólica, supe que la tenía que hacer mía. Se la veía bastante joven e inocente. Seguro que podría enseñarla a vivir.

Desde un principio, me pudo la curiosidad. Verla bajar sola, pedir una habitación individual, y no esperar a nadie para dormir, la curiosidad me invadió. Cuando le pregunté a Juan por ella, éste me suplicó no herirla, no era el tipo de mujer con la que acostumbraba a jugar. Le prometí un pequeño incentivo, que aceptó a regañadientes. De hecho ni siquiera lo aceptó, sólo lo hizo para conservar su trabajo. Pero le conozco, y se de sobra que habría intentado persuadirla para no aceptar.

Mi fantasía del masajista y el paciente, era de las pocas que me quedaba por realizar. Si las paredes de este hotel hablaran... Gritarían como las chicas a las que me tiré. Pero vi algo diferente en Danna. Aceptó muy rápido, como si estuviera desesperada. Pero no esa desesperación, carnal. Si no de huir. Huía de algo. O de alguien.

En parte me alegré de no conseguir mi objetivo a la primera, teniendo en cuenta que con un poco de resistencia se consigue más placer. Pero 3 semanas es mucho tiempo para un primer polvo. Por dios soy James Hastings. Tengo una fila de mujeres detrás, ¿por qué le doy tantas vueltas a una simple chica? Es guapa, sí, hay que reconocerlo. Pero también las hay mejores. Incluso mi Janeth está mejor. Está mucho mejor. Es eso, debería pensar en Janeth.

Janeth entiende lo que tenemos. Tenemos una relación de amistad con derechos. Es la amiga que todo hombre desea. Y siempre está ahí, para mí. Nunca me abandonaría. La distancia también ayuda. Es la amante perfecta, no hace muchas preguntas, y sabe lo que me gusta en la cama. Se convierte en la persona que yo quiera, cuando lo necesite. Es eso, la voy a llamar.

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James se mentía a sí mismo. Sabía que Dan le gustaba más de lo que podía reconocer. Le gustaba su sencillez, su frescura. Su inocencia y valentía. Y sabía que a ella le gustaba por cómo era y no por quién. Eso fue lo otro que le sorprendió, que ella no le reconoció. No conocía a James Hastings. Ni siquiera conocía a James. Le llamó simplemente "su semental". Ella le veía realmente. El resto conocía su apellido, y por ello se le tiraban a los brazos. Esas 3 semanas se le pasaron como 3 días. La quería. Pero pronto lo iba a descubrir.

MI SEMENTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora