Richard Vendetta

Capítulo 2

Seguí escuchando como Richard me contaba todo a detalle. Era espeluznante. Escuchar que tu amigo era masacrado en el colegio y que tú, no puedas hacer algo, ya que eres al primero que molestan, es muy nefasto, y dan una impotencia tremenda. Sin embargo, Richard lo contaba con una sencillez, con una calma. Lo tomaba demasiado bien para creerlo.

— No busco venganza, solo justicia — dijo.

Esa pequeña frase que dijo, me quedó grabada en la mente en las próximas horas. Él sabía perfectamente que yo estaba harto de tanta mierda que me hacían a mí. Yo si buscaba la venganza, pero necesitaba un aliado. Richard... él me sorprendía. ¿Cómo carajos tomaba todo tan bien? ¿Acaso no le molesta? ¿No se siente humillado? Supongo que es así, por su forma de ser y forma de tomar las cosas. No se complicaba en nada. Tomaba la manera más sencilla, pero más larga. Su plan, era poder distraerlos con algún señuelo, con alguna otra persona que pudiesen molestar, y así, lo dejarían en paz.
Creo que esto no lo había mencionado, pero Richard tiene una hermana menor, para ser exactos, dos años menor. Se llama Sara. Una chica atractiva, e inteligente, al menos para su edad. Richard la ama como a nadie más, la cuida, la aleja de todo mal. Es como un ángel guardián para ella. No hay momento en el que la deje de ver. Si alguien es la debilidad de Richard, es su hermana Sara. Toda la escuela lo sabía. Todos sabían que Richard no se dejaría que humillaran a su hermana, o que la tocaran de algún modo. Eso era completamente seguro.
         Continuando con la charla mediante Richard y yo, no hubo mucho preámbulo o tema de discusión. Se encontraba seguro de lo que quería, de lo que anhelaba y no era la venganza que yo buscaba meses atrás. Sin embargo, Richard no tenía idea de quién sería el señuelo, o próxima víctima de los "abusadores", pues ellos seleccionaban su próxima presa. Con ningún preámbulo más, Richard me pidió amablemente que me retirará de su casa. Su invitación fue nada más ni nada menos, para darme a conocer su situación actual. Me retiré y me dirigí a mi casa.
Llegué a casa. No había nadie. Por lo que tuve que entrar por el balcón de mi habitación. Ya me era costumbre, de hecho. Nunca se encontraba nadie en mi casa. Siempre era solitario. Creo que es una de las razones por las que soy muy flojo, y no soy el hijo que "mami" quiere. Nadie estaba nunca para mí, solo Richard. Él jamás me abandonaba. A pesar de que tuviese diez, veinte o treinta amigos más, siempre me extendía una mano cuando yo la necesitaba. Por ello, no pensaba dejarlo solo en esta situación tan horrible que está atravesando y digo "tan" porque yo pasé y sigo pasando por esa situación todos los malditos días. Debía hacer algo por él. Una broma, una pelea, algo que parara a los abusadores y se alejaran de él, pero no sabía qué.
Llegaron las veintidós horas, o más bien, las diez de la noche, y seguía estando solo. Nadie estaba en casa, ¿es eso sano para un chico de quince años? Estar tan solo, me volvía más depresivo, incluso, a veces buscaba maneras de matarme. Sin embargo, esa idea jamás la llevé a cabo.
Esa noche, no me pasó ni por la cabeza, matarme, drogarme o algo por el estilo. Llegó a mi mente el señuelo perfecto para el plan de Richard. Aunque, alteraría un poco ese plan, lo llevaría a cabo yo, no él; algo de lo que no debía enterarse, pues me había hecho prometerle que no me entrometería en su pelea o en su actual situación con los abusadores.
         Scott, un muchacho ingenuo, pero molestón, él era el señuelo perfecto. Quién pensaría qué... ¿un chico molestón se metería con un abusador? Básicamente realizaban lo mismo. La desventaja de Scott, es que es muy estúpido, y armaría una pelea entre él y Bill, el abusador mayor, por así llamarlo. Debía meter algo en el casillero de Bill, alguna cosa estúpida, podría ser mierda, pintura, o algo que le cagara todo su casillero, y dejar una nota con el nombre de Scott, así inculpándolo y Bill, iría a buscarlo para armar una pelea sumamente estúpida. Así Scott, sería el nuevo objetivo de Bill, obviamente, si Bill gana dicha pelea.
         Mi plan no era el perfecto. Era estúpido, pero debía de funcionar. No lo sabría hasta mañana. Cuando lo llevaría a cabo. Quizá funcionaría, quizá no, lo descubriría mañana. Richard no debía de saber nada, era mí secreto. Se me podía volver un lío a mí, podía salirme el tiro por la culata, pero lo hacía por un amigo, mi mejor amigo.