Capítulo 8

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      Mason ya era uno de los nuestros, así se podría decir. No hablaba. No le habíamos dicho nada de lo que se planeaba, de lo que teníamos en mente. Aunque... ahora que lo recuerdo, no teníamos nada en mente. Ningún plan, ningún ataque. Solo teníamos en mente, el comenzar atacar si se metían con Sara. Solamente eso.

       - Mason, ya debes de conocerme, de igual manera, me presento; soy Richard Larson, es un gusto conocerte, amigo - dijo Richard a Mason, mientras lo calmaba un poco por la golpiza que había recibido.
       - ¿Qué tal? Mucho gusto, ¿eh? Gracias a tu amigo, Nathan, estoy aquí. Me dijo que me buscaban por algo importante, ¿qué ocurre? - respondió.

Como ya les había mencionado anteriormente, Mason estaba en una bodega de utensilios de limpieza. Y lo saqué de ahí para poderle hablar y comentar lo que ocurría entre nosotros y la escoria de Bill. Sin duda, él aceptó.

- Sabemos que Bill y sus amigos te molestan, ¿no es así? - dijo Richard.
- Estás en lo correcto, amigo. ¿Por qué lo preguntas? - respondió.
- Como sabes, nosotros tres, Nathan, tú y yo, somos los más molestados de la escuela. Casualmente, hoy fuimos molestados los tres. Nathan y yo, encontramos notas luego de que nos molestaran, ellos las dejaron ahí, creo que puede ser un mensaje, pero necesito saber si tú tienes una nota - aclaró Richard.

Como comenté, Mason no quería cooperar con su nota, no sabía para que la queríamos. Sin embargo, Richard lo convenció al decir lo anterior.

- Tras negarme al dársela a tu amigo, tu historia es mucho más convincente. Toma - dijo, mientras le daba la nota.
- Nathan... - dijo Richard, muy preocupado y mostrando la nota.

Mierda... de nuevo era una amenaza. Como ya lo habían realizado antes, lo volvían a realizar.

- Sara - eso decía la nota de Mason.

Era la segunda amenaza que hacían contra ella. "Vamos por Sara". Un mensaje más claro era imposible. Ya nos habían atacado a nosotros, no había logrado nada, ahora era el turno de ella. Sin embargo, en ese caso, no nos quedaríamos de brazos cruzados como lo hacíamos con nosotros mismos.

- ¿Hace cuánto tienes la nota? Un aproximado - dijo Richard.
- No lo sé... quizá... una hora - dijo Mason - ¿Por qué? - agregó.
- Nathan, debemos de ir por Sara, YA - dijo. - Mason, cuando gustes algo, no dudes en buscarnos - agregó mientras se retiraba.

Richard estaba demasiado alterado. Lo logré entender, pues se trataba de su hermana. Alguien que jamás se había metido en problemas; mucho menos en que la molestaran de un modo que podría dañarla hasta mentalmente. Richard solo defendía a su hermana y eso era de admirar.
       Sara, no sabíamos dónde estaba. Richard buscó en los pasillos, en los salones, de hecho, hasta en el gimnasio, y... nada. No había más opciones, optó por enviarle un mensaje de texto.

       - Sara, ¿dónde estás? Llevó mucho tiempo buscándote, es urgente, llámame - decía el mensaje.

A pesar de enviar un mensaje de texto, ella no aparecía, ni por un lado, ni por el otro. No vio ni el mensaje. Mucho menos respondió a el. La situación se salió un poco de control, hasta el punto en el que nos podríamos ver como unos desquiciados. No había más opción que llamarla y esperar que respondiera, o al menos, que alguien respondiera.
El timbre sonó, al menos, unas diez veces y nadie contestaba. Richard ya estaba fuera de quicio. Su límite pacifista estaba llegando hasta ahí. Era evidente, que si Bill y sus amigos habían dejado esas notas, ellos la tenían, o la estaban vigilando. Debía de ser Bill, no había otra opción.

- Iré por Bill, no puedo dejarlo con mi hermana, es momento de enfrentarlo - dijo.

Ya se encontraba yendo hacía Bill, iba demasiado decidido para enfrentarlo. Imaginé que enfrentarlo a golpes, pero nunca sabía que podría hacer Richard. Como ya dije, mantenía su "as" bajo la manga. Bill se encontraba en el campo, y Richard ya iba hacía allí. Justo antes de llegar, quizá unos quince metros antes, el celular de Richard sonó. Era su hermana. Al fin se comunicaba con nosotros, bueno, con Richard. Estaba bien. En casa. Sin embargo, Bill notó que Richard se dirigía hacía él, y se levantó.

      - Oye, marica. ¿Qué putas? - dijo Bill, mientras Richard se retiraba. - Te estoy hablando, pedazo de mierda - agregó, cuando empujó a Richard.

Richard ya se iba, pero Bill no lo permitía. Lo empujó y empujó, una, dos, hasta tres veces. Lo quería sacar de quicio. Sin embargo, Richard seguía siendo un chico demasiado tranquilo, hasta que...

       - Voltea, o me cojo a tu hermana, mierda - dijo Bill.
       - ¿Qué dijiste? - dijo Richard - Con mi hermana no te vas a meter - agregó.

Fue lo único que dijo Richard y trató de retirarse, pero Bill seguía atrás de él. Richard se volteó y Bill le dio un golpe en toda la mejilla.

      - Como te dolió ese golpe, le dolerá a tu hermana la cogida que le daré - dijo.

Richard no soportó más, y le lanzó múltiples golpes a la cara. Era demasiado. Mason llegó y los separó. Bill estaba sangrando, de la boca, nariz, inclusive, le partió una ceja.

       - No... te... metas... con... mi... hermana - decía Richard mientras le partía la madre.

Todos se asustaron. Nadie sabía como reaccionaría Richard, incluyéndome a mí. Fue impresionante la tremenda golpiza que le dio. Richard parecía un arma viviente; muy mortal para ser verdad.

      - Me las pagaras, Larson. O tú, o tu hermana, como sea - dijo Bill.
      - Vuelve a meterte con ella, y veremos si respiras al siguiente día, Bill - respondió.

Richard VendettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora